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Albert o la tolerancia cero a las dunas (Ensayo)

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Artículo publicado el 02/01/2008

La cuestión de la erosión
El acumulamiento de arenas movedizas ocasionadas por el viento, estaba asociado tradicionalmente al Desierto del Sahara, al de Libia, o al de Kalahari en África, o al de Gobi en Asia, y a algunos lugares de Estados Unidos y de México, como el Desierto de Sonora, por ejemplo. Chile, al igual que algunos otros países se ha visto muy afectado por el avance de las arenas desde sus costas hacia el interior, así como por el avance relativo de sus zonas áridas, tales como el Desierto de Atacama, por ejemplo. La erosión es el desmoronamiento progresivo que se produce en la superficie terrestre por agentes externos, en especial por las aguas o el viento. Y justamente este último agente se ha ensañado con muchos sectores de la costa chilena; v. gr.; Reñaca, Concón, Playa Amarilla, Coquimbo y otros. Y en otros períodos con la Región de Chanco, sus alrededores y casi con el pueblo mismo. Y justamente aquí entre estas chapas de tierra, nace una leyenda y un modelo ecológico defensivo: La obra de Federico Albert. Por cierto que no es el primero en observar y llamar la atención sobre el avance de la erosión en Chile, pues eso lo avizora ya en el Siglo XIX el naturalista Claudio Gay, durante su recorrido por el territorio nacional. Empero, quien consigue logros significativos y plantea su mensaje en un contexto político y cultural en el que sí logra enfrentar y combatir las dunas en el plano normativo y práctico, en Chile es Federico Albert en los inicios del Siglo XX.

Federico Albert: El Hombre
Federico Albert Faupp, nace el 8 de noviembre de 1867 en Berlín, en el seno de una familia de músicos, donde transcurre su infancia sin mayores problemas económicos. Realiza sus primeros estudios en el Real Gimnasio de Dorotea de Berlín, destacándose en las áreas de Historia Natural, Física y Matemáticas. Estudia en las universidades de Berlín y Munich, obteniendo en primera instancia, el grado de Bachiller en Botánica, para dedicarse durante los dos años siguientes, a estudiar microscopía e histología; así como también, se dedica a investigar sobre diversos métodos científicos, en especial los que corresponden a la taxidermia.

A los veinte años, ya está en posesión del grado de Doctor en Ciencias Naturales y se desempeña en el Jardín Botánico de Berlín, donde ocupaba un alto cargo. Es en este momento en que es contactado por Domingo Gana, embajador de Chile en Alemania; quien le plantea que considere la posibilidad de venir a trabajar a Chile. Finalmente Albert acepta y arriba a este país de América Meridional, en 1889, comenzando sus trabajos en el Museo de Historia Natural. Aquí se destaca prontamente por su iniciativa y persistencia. La muestra más significativa de su labor realizada en esta entidad, es el esqueleto de la ballena azul que aún podemos observar en el Museo, el cual Albert trasladó desde Valparaíso.

El paisaje variopinto que le ofrece el país, lo induce a conocerlo en profundidad, lo que se refleja en la gran cantidad de obras legadas, las cuales cubren un amplio espectro referente a los recursos naturales, entre las que destacan las relacionadas con especímenes que pueden ser de interés para la silvicultura, la piscicultura, y el manejo del suelo y de las aguas.

En 1910, y como parte de la conmemoración del centenario de la Independencia Nacional , el gobierno le reconoce a Albert Faupp su destacada labor y le hace entrega la carta de ciudadanía chilena. Cuatro años después, debido al estallido de la Primera Guerra Mundial, Albert viaja a Alemania, preocupado por el destino de sus familiares; desde donde regresa enfermo.

En 1916 se retira de las funciones públicas, al parecer, muy sentido y dolido, por las dificultades y trabas administrativas de aquellos exponentes de los grupos económicos que veían comprometidos sus intereses. Esto, debido a las fuertes críticas que éste alemán había realizado a quienes destruían los recursos naturales del país sin pensar en el porvenir. Así, pasa sus últimos años de vida, escribiendo acerca de los bosques y acerca de la conveniencia de proteger la flora y faunachilensis. Muere el 9 de noviembre de 1928, a los 61 años, de un ataque al corazón que lo sorprende en una calle del centro de Santiago.

Su aporte científico
Federico Albert Faupp, es un adelantado visionario con respecto al tema de los recursos naturales: logra comprender la riqueza que proporcionan los diversos ambientes naturales, reconoce los problemas que los afectan, y por ende, entiende la importancia de proteger estos recursos naturales para su conservación y aprovechamiento de las nuevas generaciones. Su obra comprende una serie de exploraciones en terreno, el acopio de más de 1.200 fósiles, incluido un ictiosaurio y los restos de un mastodonte y numerosos textos y artículos relativos la piscicultura, la paleontología, la ornitología, la taxidermia, y la erosión y forestación de los suelos. Por ello no es extraño que haya recorrido El Valle de Elqui, Ovalle, Santiago, Valparaíso, Los Andes, Rio Blanco, Catapilco, Curicó, Cauquenes, Corral, Constitución, Llanquihue, Chiloé y el Archipiélago de Juan Fernández, entre otros.

Albert como ya hemos señalado, publica numerosos artículos y libros. Entre los artículos, muchos de éstos aparecen en los Anales de la Universidad de Chile, en la Revista Chilena de Historia Natural y en las Actas de la Société Scientifique du Chili, Boletín de Bosques, Pesca y Caza, entre otras fuentes. Y entre sus textos, recuérdese por ejemplo: Los Estudios sobre Ornitología chilena (1898), Las Dunas o sea las arenas volantes, voladeros, arenas muertas, invasión de las arenas, playas y médanos del centro de Chile (1900), Estudios sobre la Chinchilla (1901), La Introducción de los Salmones (1902), Cartilla Forestal Dedicada a los agricultores del País (1905), El Aromo de Australia (1908), Los 7 árboles más recomendables para el país (1909), La necesidad urgente de crear una Inspección General de Bosques, pesca y Caza , (1911), entre tantos otros.

En rigor, en nuestra época, al pensar en su obra, generalmente se enfatiza en la tarea de reforestación, en su interés por desarrollar la salmonicultura y en sus labores como taxidermista, pero en verdad su preocupación forestal era mucho más global, aludía también a una cuestión de salubridad pública, y a lo que hoy llamaríamos “una mejor calidad de vida”. En efecto, el mismo Albert lo expresa así en una de sus obras: “En la salubridad pública los bosques ejercen una influencia benéfica, así por ejemplo, en la vecindad de los pueblos son ellos los que ponen una barrera infranqueable a la propagación de las epidemias, saneando el aire que rodea a los terrenos que, por un exceso de humedad estancada, pueden ser foco de miasmas pestilentes”. (1)

La lucha contra la erosión
En 1900, Albert se traslada hasta Chanco con el fin de controlar el avance de las dunas o “arenas volantes”, que amenazaban con cubrir los extensos terrenos agrícolas del sector e incluso el mismo pueblo. Y por ello principia a desarrollar un vasto plan de reforestación y a crear viveros para repoblar de floresta en dichas regiones. Para lograr detener el avance de las arenas, trabaja en distintas fases y con distintos procedimientos; uno de ellos consiste en plantar rábanos, romaza, o plantas forrajeras, y luego repoblar con árboles para afirmar el suelo. Quince años más tarde, gracias al plan de plantaciones forestales iniciado por el científico, había logrado recuperar más de 300 hectáreas de superficie fértil. Allí se cultivaron aproximadamente dos millones de árboles, los que, debido a su altura -algunos con más de 20 metros- han logrado detener hasta hoy el avance de las “arenas volantes”. (2) Justamente entre los bosques artificiales que planta para detener las dunas figuran: los aromos australianos ( acacia melanoxylon ) y un tipo de eucaliptos ( eucaliptos resinífera ), los cuales tienen un crecimiento relativamente rápido y la caída de sus hojas favorece mejor la reconstitución de la capa vegetal de los suelos arenosos. (3) Y también porque los mismos tienen una mayor resistencia a las aguas salobres y a la brisa marina, tal como lo destaca en su obraLos 7 árboles más recomendables para el país. (4)

Actualmente el lugar está convertido en una reserva nacional y está a cargo de la Corporación Nacional Forestal, y lleva el nombre del profesional alemán. La misma cuenta con una superficie de 145 hectáreas de bosque, conformado esencialmente por pinos, eucaliptos, aromos y cipreses. Los habitantes del pueblo de Chanco y los agricultores de la zona, que vivieron a mediados del siglo XX le deben mucho a Albert, porque pudieron volver a sus tierras y retomar sus labores agrícolas, ganaderas y pesqueras; pero los jóvenes no tienen idea de este benefactor, y en este sentido, los estudiosos de la historia de la ciencia en Chile, tienen la oportunidad de difundir su labor, y saldar la deuda a su memoria.

La Forestación
Debido a los reclamos públicos por la destrucción de los bosques en las provincias de Malleco, Cautín y Valdivia; Albert viaja en 1903 a dichas regiones, donde constata los graves daños a la flora y fauna regionales, ocasionados por la quema de los bosques. Ese mismo año viaja a Alemania y se contacta con distintos ingenieros forestales, de quines aprende sus métodos de trabajo; muchos de los cuales los aplicará más tarde en nuestro país, convirtiéndose en el organizador y articulador de la normativa y de la administración forestal, logrando así, asentar las bases para una política de conservación de los bosques en Chile. En su trabajo, Albert insiste en que la conservación no es olvidarse de los bosques, como recursos explotables; sino que es una racionalización de los procesos de explotación de los mismos, el cual debe ir a la par con una normativa eficaz para cautelar la replantación de bosques y la restauración de los suelos. (5)

Por otra parte, Albert se da cuenta que la erosión que afecta gran parte del territorio costero, se debe a la desaparición de la cobertura forestal que es la que entrega los componentes orgánicos necesarios para mantener fértiles los suelos. A raíz de este estudio, establece una campaña urgente de reforestación, para poder detener el proceso erosivo. Indica además que los terrenos que se deben destinar a la forestación son aquellos no aptos para otro tipo de cultivo, como por ejemplo terrenos pedregosos, arenosos, secos, calcáreos, o aquellos con pasto insuficiente para la alimentación de los animales. De esta forma, es posible sacar el máximo provecho de los suelos y no se pierden áreas de cultivo agrícola en forestación.

Con respecto a la conservación del medio ambiente, Albert enfatiza la importancia del rol del Estado en la misma, en estos términos: “El Estado debe velar i supervisar la conservación i construcción de los bosques”. (6) Insiste en que el Estado debe otorgar libertad de acción a los ciudadanos en cuanto a las iniciativas para la plantación y protección de los bosques; sin embargo, recomienda que el mismo pueda establecer un control para evitar el devastamiento de los territorios, por ejemplo, a través de la creación de reglamentos sobre bosques, y diseñando políticas gubernamentales para el repoblamiento forestal y la conservación de reservas forestales. Esto, a su juicio, actuaría como un ejemplo e incentivaría a los particulares en cuanto al cuidado de los bosques.

La primera piscicultura
El año 1902, Federico Albert Faupp, elabora un documento indicando las posibles especies de salmonídeos que sería factible introducir en Chile. Tiempo después, plantea establecer una Estación de Ensayos de Piscicultura, para lo cual, no sólo estudia el hábitat de las especies que considera más apropiadas para el proyecto; sino también, las variaciones de temperatura de algunas regiones que le parecen adecuadas para implementar dicho proyecto, así como también, el impacto económico de su propuesta. Al respecto, Albert estima que la introducción de salmones sería exitosa en ríos que nazcan en las cordilleras a cierta altura y que tengan agua aireada y con pequeñas vertientes de aguas cristalinas con fondeos pedregosos y arenosos. (7) Luego, al año siguiente, y muy de acuerdo con sus ideas previas, Albert emprende la construcción de la primera piscicultura en nuestro país. La misma se ubica, cerca de la ciudad de Los Andes, en Río Blanco; esto es, en los inicios de la cordillera.

Con el apoyo de gobierno, y luego de superar un mar de dificultades administrativas y de transporte, logra traer desde Alemania, cuatrocientas mil ovas, las cuales son transportadas en barco a vapor desde Pallice, Francia, hasta Valparaíso. De esta forma, Federico Albert Faupp, inicia el cultivo de la primera piscicultura de salmonídeos en Chile, en 1905 y cuyo auspicioso resultado, le ayuda a obtener el apoyo de empresarios, que más tarde abrirán nuevos criaderos en La Dehesa, Lautaro y Aysén.

Hacia una conclusión
El legado de Albert va más allá de la ciencia chilena y no se agota en ella. Alude a un incremento del conocimiento en zoología marina, en paleontología, en técnicas forestales y en técnicas y procedimientos de cultivos de peces salmonídeos. Es un aporte múltiple que logra sacar la ciencia a regiones al igual que el naturalista porteño Carlos Porter, y logra unir el conocimiento científico, las técnicas específicas de tal o cual cultivo, con la industria nacional. Además de dejar asentado definitivamente la preocupación ecológica por la renovación y protección de los bosques nativos. Pero además es uno de los pocos hombres de ciencia que se preocupa de dejar instituida una política científica para la protección de especimenes de la flora y de la fauna chilenas. De esta convicción es justamente la tozudez con que presenta una y otra vez, proyectos de protección de los recursos forestales. En este sentido, Albert es un antecesor de las preocupaciones ecológicas y ambientalistas en Chile.

Por Zenobio Saldivia y Cherie Flores

Bibliografía
1. Albert, Federico: Cartilla Forestal dedicada a los Agricultores del país , Imprenta, Litografía i Encuadernación Barcelona, Stgo., p.4.
2. Camus, Pablo: “Federico Albert: Artífice de la gestión de los bosques de Chile” [en línea]. Revista de Geografía Norte Grande , Nº 30: p. 55-63 (2003). [Consulta: noviembre 16 de 2007]. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/300/30003005.pdf
3. Cf. Albert, Federico: El Aromo de Australia o Acacia Melanoxylon , Impr. Cervantes, Stgo., 1908. Y también del mismo autor en: Plan General para el Cultivo de Bosques , Ministerio Industria y Obras Públicas, Stgo., 1907.
4. Albert, Federico: Los 7 árboles más recomendables para el país , Stgo., 1909.
5. “Conservación de los recursos naturales” [en línea]. [Consulta: noviembre 16 de 2007]. Disponible en: http://www.sitiosculturales.cl/ mchilena01/ temas/ dest. asp ?id=albertconservacion .
6. Hartwig, Fernando: Federico Albert: pionero del desarrollo forestal en Chile . Talca, Ed. Universidad de Talca, 1999.
7. Albert, Federico: La Introducción de los salmones , Impr. Cervantes, Stgo., 1902., p. 13.
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Zenobio Saldivia Maldonado

 

 

Con el presente encabezado, el autor de esta nota desea analizar y reseñar el libro: Profesores Normalistas de Chiloé. Maestros legendarios de la educación, de Dante Montiel Vera y Nelson Torres Muñoz, Dimar Ediciones, Castro, 2014. El epígrafe pretende hacer justicia a un dúo de autores de Chiloé: el primero un historiador y el segundo un poeta, quienes unieron sus voluntades y esfuerzos para dar a luz el ensayo que a continuación analizamos. 

Es un texto de carácter histórico-sociológico acerca de la educación en Chiloé, que aborda las peculiaridades de la formación que recibieron los antiguos maestros y profesoras oriundos de la gran Isla; así como también  se da cuenta del universo axiológico que fomentaba dichos maestros y profesoras a sus alumnos y que lamentablemente hemos perdido. Es un encomiable esfuerzo de compilación y de análisis, que nos permite apreciar claramente un sesgo regional de la educación chilena y el aporte de los profesores normalistas chilotes en beneficio de los jóvenes del país. Llama la atención la enorme cantidad de profesores y profesoras entrevistadas para cubrir un amplio espectro ilustrativo de todo aquél universo de docentes que participaron en la educación chilena desde Chiloé. Es una de las fortalezas del ensayo.

La estructura del texto está organizada en  cuatro grandes secciones: Profesores Normalistas de Chiloé: Los Maestros legendarios, Testimonio de Profesores Normalistas de Chiloé, Testimonios de las últimas generaciones de Profesores Normalistas de Chiloé y Las Escuelas Normales en la Coyuntura Nacional. Así entonces los autores parten abordando  todo el estado de la cuestión, en relación a los orígenes de la idea misma de “profesor normalista” desde sus primeras expresiones durante el siglo decimonono en Europa, hasta la réplica institucional en la joven República de Chile en 1842, con la erección de la Escuela Normal de Preceptores de Santiago, y luego la consolidación de nuevas entidades de esta naturaleza en muchas provincias de Chile, para llegar a la creación de la Escuela Normal de Profesores de Ancud en 1930. 

Luego, en relación a los testimonio de los profesores normalistas, los autores logran compilar más de cuarenta entrevistas de profesores y profesoras de la gran isla de Chiloé, que ilustran muy bien el sentimiento de estos docentes por la educación chilena en general y por la educación regional en especial, y que dejan de manifiesto además la riqueza humana y la impronta generosa y humanista de estos colegas. Además por supuesto, en estas entrevistas se percibe el cariño y el respeto por el chilote en su condición de educando, que trasuntan estos héroes del proceso de enseñanza-aprendizaje, centrados la mayoría más en el alumno que en el contenido cognitivo específico. Así, por ejemplo en un momento de la prosa de estos autores se lee: “… lo importante es el respeto que tengo a ellos, entregarles cariño, ser amable dentro de los márgenes. Yo noto esa diferencia con los profesores actuales, nosotras las normalistas teníamos gran dominio del curso, una formación distinta y mejor, un mayor compromiso con el alumno, incluso la presentación personal era diferente.” (p. 245).

Y en otra entrevista, la profesora señala: “Las comidas eran muy buenas, nadie se podía quejar, todo era gratuito, sólo pagábamos el lavado y el planchado de ropa que realizaban personas de la comunidad. La Normal le daba oportunidades de estudiar a  las familias pobres, aunque llegaba gente que se educaba fácilmente, aunque de clase media todas” (p. 111).

Esto es muy significativo pues deja acotado que el proceso educativo era gratis, esto es como parte del ideario del Estado-docente de la época y que hemos perdido. Y además deja de manifiesto que las Escuelas Normales eran entidades que generaban algunos recursos monetarios a los lugareños; algo así como el provecho económico que hoy pueden obtener los negocios y tiendas pequeñas de las compras de los turistas y visitantes que entran a la isla de Chiloé. También entonces, las Escuelas Normales además de ser focos del conocimiento y de la cultura, eran parte de un modesto entramado económico regional. 

De fondo, en toda la obra, tanto por los autores cuanto por los entrevistados, se puede percibir también el imaginario cultural, los usos y costumbres de los chilotes, sus dificultades para la conectividad entre los distintos puntos geográficos de la isla y del archipiélago y mucho más aún con el continente. En suma, el eterno aislamiento de la isla y de todo el archipiélago. Amén de las fiestas locales  y las tradiciones que se entrecruzan con la labor pedagógica, por lo menos es esta región del país y del mundo.

No cabe duda que la dupla de autores logró cumplir cabalmente su cometido: Dejar asentado en el derrotero de la historia de la educación chilena, la memoria estos hombres y mujeres que desde la región chilota, se entregaron a la formación estudiantil, con todo su ser y su sello personal y humano. Además de la prosa utilizaron el recurso complementario de la fotografía, con lo cual se abre a nuevas apreciaciones estéticas del Chiloé de antaño y de la educación chilena toda. Es de esperar que este acopio histórico, sociológico, fotográfico y literario sea justamente reconocido por las autoridades educacionales, como un referente importante y que sirva como un acicate para alcanzar la gran memoria colectiva de los profesores normalistas de otras regiones del país.

Julio 2016.

 

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Salvajismo en el recreo

Salvajismo en el Recreo. Una mirada desde las Ciencias Sociales, Stgo., 2012, 95 pp.; de Francisco Díaz C. et al.

Breve ensayo sobre la conducta violenta de los estudiantes en el sistema educacional y en el marco social en general. Los autores analizan las conductas actuales de los jóvenes educandos a partir de algunas ideas esenciales de autores como Aristóteles, Piaget, Habermas, Bourdieu, Moulian y Arendt, entre otros. Destacan el desinterés de los jóvenes por la lectura como un fenómeno social contemporáneo ocasionado por el laissez faire de los padres, y por la penetración de las redes sociales virtuales en el universo socio-cognitivo de los jóvenes sumado a la pérdida del hábito de leer como forma clásica de acercamiento al saber.

Para esto parten de las nociones esenciales de la epistemología como estudio de la ciencia para luego observar el comportamiento de los jóvenes sin normas internalizadas (salvajes) frente al conocimiento en general y frente a los sujetos productores del saber con normas estandarizadas y dominantes en la sociedad (hombres no-salvajes). Se incluye un glosario epistémico y las conclusiones de un set de sesiones tipo taller en que se analizan las conductas y los hábitos de los jóvenes en proceso de abandonar su estado de 'salvaje'.

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Ernest Sosa: A Virtue Epistemology / Reseña

Ernest Sosa: A Virtue Epistemology. Apt Belief and reflective knowledge, Vol. 1, Oxford University Press, 2007, 149 pp.

En seis interesantes capítulos, el autor analiza distintas posturas para entender el conocimiento; para ello parte comentando el escepticismo, especialmente a partir de la idea de que los sueños ponen en peligro o engañan las capacidades cognitivas. En el capítulo dos, Sosa distingue entre conocimiento animal (animal knowledge) y conocimiento reflexivo (reflective knowledge), dejando de manifiesto el conocimiento reflexivo es aquel que requiere del sujeto no sólo una creencia apta, sino que una creencia apta que pueda ser lógicamente defendible y en este sentido, este conocimiento pasa a ser una especie de meta conocimiento; esto es, un conocimiento de que conocemos, o de que estamos conociendo y cuando se alcanza este nivel, entonces pasa a ser conocimiento reflexivo. Así, con este conjunto de nociones va construyendo el cuerpo de su epistemología de la virtud. En cuanto al conocimiento por intuición, parte confrontando el modelo cartesiano, el de las competencias o de la virtud y llama la atención sobre el hecho de que generalmente la base para la justificación de las intuiciones, corresponde a otras intuiciones. Enseguida, en otro capítulo, el autor destaca como ciertas creencias vinculadas a una fuente epistémica le dan a dichas creencias un valor adicional al que se suma a su valor de verdad. Con ello deja de manifiesto que la cuestión de la búsqueda de certezas, es el objetivo central de la epistemología, y justamente, enmarcándose en este derrotero, Sosa propone su concepción de una epistemología de la virtud, como aptitud de las creencias y su relación con los aspectos sociales en los que se sustenta, como alternativa a las interrogantes propias de los estudios epistemológicos contemporáneos.
Reseña: Zenobio Saldivia

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Estancia y Sociedad en la pampa / Reseña

Estancia y Sociedad en la Pampa. 1740-1820, por Carlos A. Mayo, Ed. Biblos, Bs. Aires, 1995; 202 pp.

En once significativos capítulos, el destacado investigador de la Historia Colonial Argentina, Carlos Mayo, da cuenta de la interacción social de los lugareños de la pampa argentina durante el Siglo XVIII y hasta la segunda década del Siglo del Progreso, matizando en las características de la estancia como eje de la producción económica de la pampa argentina. Para ello, el autor parte analizando desde los movimientos de los pobladores, lugareños y los estancieros en dicho medio rural, hasta la cuidadosa descripción de los animales que se desplazan por las pampas bonaerenses, y el paisaje en general. En la pampa bonaerense de la era mencionada, se alternaban los especímenes como los avestruces, las perdices, los zorros y los zorrinos, los cisnes de cuello negro, los flamencos, pavos salvajes y las vizcachas, con los animales alzados, los caballos, las mulas y ganado bovino. Todos los cuales se asustaban con la presencia de los pumas y las serpientes que interrumpían aleatoriamente el derrotero de los primeros. Es un trabajo minucioso, donde no falta el apoyo estadístico y el dato duro; ora para dar cuenta de la cantidad de ganado, de la infraestructura, o del número de esclavos que poseían los estancieros del período y del rol de los gauchos en estos avatares vinculados a la producción agrícola y ganadera. El análisis del Dr. Mayo cubre prácticamente todas las formas de interacción entre el pampeano bonaerense del período mencionado en el epígrafe y es a todas luces, uno de los trabajos más completos sobre este tema de la historiografía argentina. Es impresionante como analiza las formas usuales de generación de riqueza centradas en la venta de ganado, charqui, cuero, y otras, de los estancieros, con los agentes del mundo urbano; el número de estancias existentes durante el lapso de tiempo mencionado y la comparación de la extensión de la superficie de las mismas, que generaba distintos tipos de estancieros con características sociales y vínculos distintos con las autoridades del período. Es una obra imperdible para los estudiosos de la pampa argentina y para los latinoamericanistas en general.
Reseña: Zenobio Saldivia

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Self-Expression / Reseña

Self-Expression, de Green, Mitchel S., Oxford, Clarendon Press, 2007, 228 pp.

Se trata de un riguroso ensayo académico y filosófico sobre la libre expresión en tanto fenómeno generalizado de la vida cotidiana de los seres humanos y otras especies, el cual ha recibido muy escasa atención en los medios intelectuales tradicionales universitarios y de comunicación masiva. Justamente, llama notoriamente la atención en el texto, el hecho de incluir un capítulo sobre las expresiones faciales en los humanos y en los animales, desde la mirada de Darwin, asentando así una comparación de la conducta ecológica. Concluye el texto con algunos enfoques muy recientes sobre la génesis de la empatía entre los seres humanos y otras teorías sobre la persona y la expresividad.
Reseña: Zenobio Saldivia

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Nunca llueve sobre el Sáhara / Reseña

Nunca llueve sobre el Sáhara, Pedro M. Martínez, cuentos, 145 páginas, Mandala & lápizCero y Círculo independiente Ñ de escritores, España, 2008.

Leer, ya lo sabemos, se ha transformado en otra actividad limitada por el tiempo, por nuestro escaso tiempo. Como ocurre con el escribir por lo demás. Ya no tenemos tiempo para nada. Supongo que los ancianos, retirados de la actividad, y los pocos niños que aun gozan del privilegio de tener madres que les lean antes de ir a la cama, son de los pocos que pueden darse el lujo de disfrutar un cuento. Y esta es la frecuencia mental requerida para leer Nunca llueve sobre el Sáhara, un libro de cuentos delicado, sutil, lleno de amor por las letras, por la fantasía y por la vida. Dieciocho relatos cual de todos más bello, donde el último presta su nombre al libro.

Narrador y fotógrafo, Pedro M. Martínez llegó a la escritura de la mano del Taller Literario de El Comercial, del que es uno de sus miembros fundadores, en cuyo trabajo participa desde el año 2000. Varios de sus relatos se encuentran publicados en los libros Los cuentos de El Comercial (Taller de El Comercial, Madrid, 2002) y Vampiros, ángeles, viajeros y suicidas (Kokoro Libros, Madrid, 2005). Es cofundador del colectivo de cultura Margen Cero y director de la Revista Digital de Arte y Cultura Almiar
(www.margencero.com), socio fundador de la Asociación de Revistas Digitales de España (ARDE) y miembro de CiÑe (Círculo independiente Ñ de escritores).
Varios de sus relatos han sido publicados en revistas digitales de distintos países: Heterogénesis (Suecia); Proyecto Patrimonio (Chile); El Escribidor (España); Revista El Interpretador (Argentina); Narrativas (España) y en la hostería literaria del escritor Norberto Luis Romero.

En el año 2005 fue elegido finalista en los Certámenes Literarios de la Universidad Popular de Alcorcón (Madrid). En 2006, resultó finalista, asimismo, en el II Concurso de Relatos «Inmigración, emigración e interculturalidad», convocado por la Unión General de Trabajadores y el Ayuntamiento de Alcobendas y en ese mismo año recibió el Primer Premio del I Certamen de Relato de la Asociación de Amigos del Foro Cultural de Madrid. Disponible en: El León Ensimismado
Reseña: Zenobio Saldivia

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Mujeres y prensa anarquista en Chile / Reseña

Compiladoras: Adriana Palomera y Alejandra Pinto. MUJERES Y PRENSA ANARQUISTA EN CHILE, 1897-1933, Ediciones Espíritu Libertario, Santiago, 2006.

El proyecto consistió en una búsqueda de textos escritos por mujeres en la prensa anarquista chilena de fines del siglo XIX y principios del XX. Se trabajó con material microfilmado al cual aún se puede acceder sin mayores inconvenientes en la Biblioteca Nacional. Este emprendimiento fue totalmente autogestionado, sin el auspicio o financiamiento de ningún tipo de institución. Fue un trabajo arduo que duró aproximadamente dos años y luego dos años más en publicarlo.

Dice Alejandra Pinto: casi sin proponérnoslo directamente, encontramos eco en Ediciones Espíritu Libertario, quienes acogieron nuestro proyecto y finalmente lo publicaron. Todo ha sido fluido, aunque muy lento, pero las cosas hechas a mano son así.

El libro, propiamente tal, es la compilación de textos escritos por mujeres en prensa anarquista. De dichas mujeres, algunos académicos muy bien posicionados y con mucho poder, han dudado de que fueran las verdaderas autoras, debido a que muchos ácratas varones firmaban con seudónimo. Nos hicimos cargo de dicha acusación, que para nosotras es más un prejuicio sexista que una posición fundadamente metodológica, desde la historiografía. (Cabría la duda inversa ¿por qué los textos firmados por hombres no pueden haber sido escritos por mujeres?)… en fin, más allá de lo peligrosa que pudiera ser dicha duda, nuestros textos, escritos o no por mujeres, dan cuenta de una subjetividad femenina latente y manifiesta en el mundo anarquista de comienzos del siglo XX. Dan cuenta de una preocupación explícita por darles, en aquél tiempo, un espacio a las mujeres, por ejemplo, en el periódico de Valparaíso, VERBA ROJA, existió una “tribuna femenina”, en donde se daba la palabra a las mujeres, al menos esa era la intención y, creemos nosotras, también la realidad.
Reseña: Zenobio Saldivia

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Marco López / 'Mis historias de Rock' / Reseña

López Aballay, Marco: Historias de Rock, Ediciones Inubicalistas, Valparaíso, 2012, 189 pp., con hermosas ilustración de Sebastián Moncada Román.

Compilación de catorce cuentos juveniles, en los cuales el autor escudriña los sentimientos de jóvenes de ficción que hablan de una riqueza interior muy vasta, sobrecargada de recuerdos y fantasías que van atravesando la rutina y las costumbres de estos personajes, casi como mundos paralelos que se entrecruzan. Por supuesto, tal como indica el título la mayoría de estos cuentos aluden a temas vinculados al rock, a ratos acerca de cantantes, en otros momentos se alude insistentemente en los instrumentos que ellos utilizan, y a ratos también , a la forma de vida que esos ídolos super estrellas dan a conocer o muestran en los medios. Sorprende como el autor penetra en la psiquis de estos personajes de fantasía, dejando tras las historias la influencia del azar como sucede en el cuento “Reencuentro”, o en “Boys don’t cry” . También llama la atención la soledad de muchos de estos personajes como en el caso del cuento “Travesía”, o “Thriller”, o “Thela Hun Ginjeet”, entre otros. Tras la lectura del texto queda la sensación de que estos jóvenes de ficción están al límite de lo normal y de lo social y que la mayoría de ellos mediante las canciones que escuchan y las que llegan componer, se esfuerzan por aferrarse al rock como una vía de escape, o como un proyecto de vida que hay que insertar en el imaginario urbano como una forma de aceptación. Como una manera de decir: yo también estoy presente, consumo lo que me ofrece el mercado y la televisión y sueño con el éxito… que no llega.

Reseña: Zenobio Saldivia M.

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El Puente de los Suspiros, de Boris Briones, Montañas de papel Ediciones, Madrid, 2015; 133 pp.

Es un selecto acopio narrativo que incluye diez cuentos breves caracterizados por una prosa ágil, amena, donde lo humano es lo más relevante de las historias de ficción. Llama la atención la adecuada estructura narrativa de los mismos, en los cuales la sorpresa, la frescura de la bondad y del sacrificio por los otros, es la nota principal. Así por ejemplo, en su más extenso relato y que lleva el nombre del libro: “El Puente de los suspiros”, se percibe la adaptabilidad del ser humano para seguir sus metas personales, sean factibles o imposibles, así como también el dolor del amor perdido y la lucha interna del personaje para olvidar lo inolvidable de los afectos de las parejas y la riqueza de las situaciones compartidas. Otros cuentos tales como: “Demasiado Tarde”, “Lisboa”, “El lugar que imaginaba” o “Es increíble lo rápido que viajan las balas”, van dando cuerpo al texto que no deja un respiro al lector para seguir incursionando en los valores que trasuntan los personajes y en su manifiesta generosidad, para con sus congéneres; una generosidad que va más allá del límite físico y que llega al sacrificio. En otro plano, dichos cuentos dejan de manifiesto también como va cambiando la sociedad, los pueblos y ciudades donde los personajes van gastando sus vidas; lo que a ratos nos recuerda nuestro propio derrotero desde un universo de paz y tranquilidad a un mundo violento y cambiante. En efecto, el cuento “El lugar que imaginaba”, nos hace ver como la ilusión y la esperanza humana choca con el dinamismo organizado de la violencia. En suma, estamos ante un narrador joven pero poseedor de una pluma madura que sabe mirar lo humano.

Reseña: Zenobio Saldivia M. / Octubre/2015. /

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Ernesto de Blasis: Augusta y otros Cuentos, Ed. Ril, Santiago, 2014, 116 pp.

Se trata de una selección de doce nuevos cuentos del destacado escritor aconcagüino ya mencionado. En dicha obra, el autor aborda las temáticas de la admiración, el juego de la seducción, la sorpresa, las relaciones sociales, la crítica social y la interacción entre los muertos y los vivos, entre tantos otros ejes temáticos.

Así por ejemplo, en el cuento “Transferencia”, el autor relata la admiración entre una mujer escritora y uno de sus lectores que frecuentaba un café y en el cual se va articulando una amistad y una admiración que corre a la par con el éxito que va alcanzando la escritora. En el relato “Sonrisas de Terror”, un hombre en su casa de veraneo recibe la visita de una misteriosa mujer que trasunta belleza a borbotones y el hálito de la muerte que los atraviesa a ambos y genera una atmósfera que se desplaza entre la atracción, la ayuda y una suave bocanada de suspenso que irá percibiendo el lector.

Luego, solo siguen relatos que se enmarcan en los ejes ya indicados. Así, en relación a la crítica social, recordemos que el cuento “Sociedad de consumo”, alude a las frecuentes kermés que se realizan en los colegios y que muchas veces, en vez de lograr la anhelada integración entre padres y apoderados y en torno a sus hijos, sucede todo lo contrario, se alejan y se dedican a la compra de productos y al consumo de alimentos por el simple hecho de consumir.

Este relato refleja descarnadamente este tipo de eventos muy frecuentes en nuestros tiempos. Pero nuestro autor no se queda únicamente en la crítica social, también aborda la fina ironía erótica como por ejemplo en el cuento “Picao de la Araña”, que también refleja situaciones de nuestro tiempo, sucesos acaecidos en los moteles, en las carreteras y en las ciudades, donde se desplaza y suele salir nuestro erotismo aprisionado. Pero en este caso, tratado aquí sin vulgaridad, sino que con simpatía, y con una prosa amena y sorprendente.

En suma, estamos ante un acopio de cuentos livianos, agradables, en los que la mayoría relajan al lector y le dejan una agradable sensación de mirada analítica sociológica y un dejo de crítica social ante nuestras costumbres.

Reseña: Zenobio Saldivia M. / Agosto 2015

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Percepciones e impresiones más recurrentes
Conferencia presentada en la Trigésima Tercera Convención Nacional de Magistrados, Termas de Quinamávida, Nov. 2005.

Por Zenobio Saldivia

Para el ciudadano medio que se considera parcialmente informado, es muy frecuente considerar la tarea judicial chilena basándose en criterios prejuiciosos, por una parte, o en sentimientos o impresiones inmediatas, por otra. En cuanto a lo primero, por ejemplo, se tiende a realizar una reducción apresurada con vistas a un esquema de desempeño estigmatizado a priori; o bien, se recurre a una generalización galopante que no considera debidamente las diferencias relevantes de la casuística.

Ahora bien, la decantación de criterios prejuiciosos, parte de una actitud mental imbuida de una fuerte carga emocional que induce al sujeto a cerrar rápidamente la estructura o el esquema interpretativo. Y aunque de ordinario no se conocen todos los aspectos, o al menos los más significativos en relación a un caso, debido a que el lector o espectador a quedado impactado por una fase o una gestión judicial específica, decide asentar dicha situación referente a la justicia chilena, en una base teórica y axiológica personal que le da cierta confianza consigo mismo, y con ello se consolida un hito interpretativo personal, que muchas veces es más bien negativo. El mismo va tomando asidero y fuerza en el sujeto, para futuras interpretaciones sobre el desempeño judicial en nuestro país.

En el segundo caso, esto es, en lo referente al asentamiento en impresiones, el individuo cree que una actuación específica de un juez, o la determinación de un fallo específico, es simplemente la continuación de una política oficial de los jueces; que ora tácita u ora manifiesta, sigue un derrotero que a su juicio apunta al télos imaginado con antelación, y que corresponde supuestamente a una especie de “lugar natural de decantación” de dicha conducta o fallo judicial. Esto porque el lector está convencido de que ese es el horizonte al que apunta el desempeño del universo judicial chileno. Lamentablemente, también a menudo, es un juicio generalizado más bien negativo.

Ahora bien, dentro de los sentimientos e impresiones que más se observan en el imaginario nacional sobre la percepción de la aplicación de la justicia en Chile, está la indignación y el estupor. Esto, porque el ciudadano medio, desearía una justicia más punitiva y que eliminara a todas luces la sensación de indefensión por una parte y de falta de una efectiva reacción ejemplarizadora, por otra. Y sobre todo, porque el sujeto parcialmente informado, olvida que las leyes únicamente son aplicadas por los jueces, pero que ellos no las formulan. Por tanto, es el poder legislativo el que delimita los horizontes de los límites máximos en cuanto a los castigos por delitos específicos. V. gr., recientemente el legislativo obtuvo una nueva ley sobre violencia intrafamiliar, que sanciona más eficazmente las conductas que alteran la convivencia y el derecho de los cónyuges en cuanto a la familia en general, y por tanto, a partir de allí los jueces tienen otro marco teórico más amplio para su praxis.

El estupor, por ejemplo, queda de manifiesto en la ciudadanía cuando actos delictivos que han sido objeto de conmoción pública, tales como violaciones con consecuencia de muerte, o frente a la aprehensión de supuestos ejecutores que la sospecha popular considera de facto como culpables y que luego la justicia los deja en libertad porque no hay pruebas suficientes de culpabilidad, o bien también cuando sin existir pruebas suficientes se imputa como culpables a ciertos sujetos. Pero tal vez, para la mayoría de los individuos, uno de los actos de la justicia chilena, que causó mucha extrañeza y estupor, fue el reconocimiento tardío de la inocencia de un supuesto implicado en delitos tipificados, luego de una condena de varios años. Ilustra lo anterior, por ejemplo, el caso de José Chat y Valerio Bravo, acusados de incendiar el 27 de Marzo del 2003, la fábrica de helados El Rey, ubicada en pleno centro de Talca. La empresa era de propiedad del primero de los mencionados y el segundo, actuaba como administrador de la misma. El local era arrendado a los hermanos Carlos y Marcelo Zaror. Chat y Bravo estuvieron casi un año en prisión preventiva y luego fueron condenados a ocho años de presidio, hasta que en virtud de las gestiones del abogado de estos mismos empresarios imputados, se logra que la Corte Suprema anule el juicio anterior por carencia de pruebas.(1) Los talquinos que ya habían quedado conmocionados con el veredicto puesto que no percibían claramente la responsabilidad de estos empresarios, quedaron paradójicamente aún más molestos e insatisfechos; en especial, porque vieron en el desenvolvimiento de la justicia, notorias incongruencias y un apresuramiento para la determinación del primer fallo condenatorio. En rigor, para el lector crítico en general, lo más impactante fue el hecho de que no se hubiera considerado debidamente el derecho a presumir la inocencia de los imputados, ante la carencia de pruebas. Esto es, que el lector analítico se pregunta porque en una instancia no se considera adecuadamente el derecho mencionado y en la otra si. Ello provoca desconcierto y denota una descoordinación normativa o un apresuramiento manifiesto que se presta para ser pensado, como si hubiera algo interesado a priori, en el ejercicio de la justicia.

Algo similar aconteció este mismo año en Concepción y la prensa abordó el caso como es su deber; pero con énfasis distintos; por ejemplo en un diario de Santiago del 24 de Junio del presente año se lee: “Nueva Justicia: mujer pasó año y medio en prisión y era inocente. Nayadet Pereira ayer fue absuelta de una acusación de narcotráfico”(2) Hasta ahí el titular, enseguida el diario continúa con un dejo levemente irónico al referirse a la amplia difusión que ha estado haciendo el poder judicial sobre sus nuevas virtudes. Y lo manifiesta en estos términos: “La propaganda del nuevo sistema procesal penal asegura que una de las bondades más claras de la reforma es la rapidez de los juicios. Pero ese bombardeo publicitario en los últimos días, recibió un duro desmentido desde la octava región. Ayer, el tribunal oral de Concepción determinó absolver a Nayadet Pereira (24 años) quien pasó un año y medio en prisión sin que se pudieran probar los cargos de narcotráfico que le levantó la fiscalía.” (3)

Luego, es cierto que la prensa debe hacer su tarea pues ello contribuye a la búsqueda de transparencia y de una mayor democratización en el abordaje de la cosa pública en general, pero hay énfasis distintos que pueden inducir a formar juicios erróneos por la vía de las eventuales generalizaciones apresuradas en muchos lectores que no siempre tienen el tiempo para seguir el derrotero de los otros casos exitosos de la nueva reforma procesal penal.

Estos sentimientos de estupor o de indignación se pueden percibir también, en las peticiones para opinar que tienen muchos medios en su variante electrónica, y en estos casos, estos espacios actúan como verdaderos hitos de desahogo colectivo de una imagen de la justicia basada en impresiones inmediatas o en los sentimientos de asombro y de desconfianza, ya mencionados. En otras ocasiones estas impresiones son liderados o inducidos por destacados agentes públicos o exponentes de otros poderes del estado. V.gr. el caso de la jueza María Angélica Grimberg tipifica muy bien esa impresión. Ello porque en un momento se observa que un ministro confirma irregularidades de la jueza, luego se observa que una diputada de la república canaliza las acusaciones de una agrupación que se siente afectada por los fallos de la jueza, y finalmente el público recibe la noticia de que la misma presenta su renuncia. Para lo primero por ejemplo, el diario La Nación, señaló lo siguiente: “Investigación del magistrado determinó que María Angélica Grimberg falló al menos 737 causas en tiempo record, obtuvo “ventajas financieras” en sus intervenciones plásticas, tiene malos tratos y efectivamente condujo bajo efecto del alcohol”.(4) Para lo segundo, por ejemplo un diario expresa: “Más acusaciones a jueza Flash Gordon, la diputada Saa y el abogado Fernando Leal están ayudando a las mujeres afectadas por los fallos de la jueza Grimberg” (5) y el mismo medio unos días después acota: “La diputada Saa se convirtió en una de sus principales detractoras, canalizando las acusaciones de la agrupación “Madres denuncian”. (6) Y referente a la última etapa del caso, el mismo medio acota: “Con aplausos y nostalgia reciben renuncia de jueza Grimberg. Presi del máximo tribunal dijo que dejó como las huifas la imagen del poder judicial”. (7)

Empero, afortunadamente no son las únicas interpretaciones posibles, hay también un espectro de personas más cuidadosas en sus juicios, que esperan tener más antecedentes o bien que deciden “acotar” el fallo o hacer un corte en el fluir del quehacer judicial chileno. Las mismas por tanto, reflejan una percepción más positiva sobre el poder judicial como un todo y de la imagen del juez en particular. Estos lectores parecen ser los que leen o rescatan de la prensa lo relacionado con la información dura, con los hechos y los avances de tal o cual investigación más que centrarse en las interpretaciones o en los titulares.

La prensa y su articulación con la función judicial chilena

A menudo también, la prensa escrita sobredimensiona y difunde eventuales situaciones negativas que pudieran darse en el sistema judicial chileno, con lo cual va consolidando una imagen negativa o al menos, de una clara primacía de contravalores existentes en el pasado o que supuestamente se dan aun en el ejercicio actual de las tareas resolutorias del Poder Judicial. Por ejemplo, esto es muy frecuente en las entrevistas que realizan algunos periodistas y que parten indicando una situación de falta de probidad en la totalidad del sistema judicial. V. gr., en una revista de gran tiraje se observa el siguiente encabezado, con respecto a una entrevista a un destacado y exitoso abogado: “Nurieldin Hermosilla: Hay nepotismo en el poder judicial” (8) Luego se da cuenta de algunos antecedentes sobre la vida del profesional consultado y sus hitos profesionales; a continuación aparece la conversación sostenida con el profesional y la foto del mismo. Empero, si uno observa cuidadosamente los contenidos se percata que se le ha consultado sobre diversos tópicos de su vida personal, del caso Spiniak, de la reforma procesal, del caso Lavandero y muchos otros, y entre ellos, la consulta sobre el nepotismo.: “¿Cuánto nepotismo existe hoy en el poder judicial?” y la respuesta: “Lo hay y especialmente en el caso de algunas familias que tienen varios parientes en el poder judicial.” (9) Como se puede apreciar, el entrevistado simplemente da una impresión muy general, sin ninguna pretensión de acusar formalmente a nadie. Sin embargo esa respuesta que no alcanza a cubrir dos líneas del total de la entrevista, es considerada altamente relevante para titular la conversación. Y sabemos por las leyes de la psicología en general o de Escuela psicológica de la Gestalt, en especial, que esos epígrafes a grandes titulares van quedando en el inconsciente de los lectores e inciden en el imaginario colectivo nacional sobre la imagen global del poder judicial. Luego, este es uno de los aspectos que como un todo, afecta notoriamente la percepción social de la justicia nacional.

Los jueces y las necesidades de información de la población sobre la tarea judicial

Los medios de comunicación cumplen por otro lado, una interesante y constructiva tarea de información hacia la ciudadanía, en cuanto al desenvolvimiento y modernización del poder judicial chileno. Es el caso de periódicos, diarios y canales televisivos, que sintetizadamente entregan las innovaciones que viene realizando el aparato judicial chileno. V. gr., en un diario del 9 de Mayo del 2005, se lee: “Hombres que se nieguen a examen de ADN serán considerados padres. Un hombre demandado por paternidad que se niegue a someterse al examen de ADN en dos oportunidades, será considerado como padre biológico ante la justicia… Actualmente la legislación no contempla sanciones para quienes no cumplan con someterse al examen de ADN. Con la reforma, el negarse será prueba de paternidad.” (10)

Lo precedente ilustra un aspecto relevante de la nueva ley de filiación que actualmente considera las demandas de paternidad en los recién instaurados Tribunales de Familia, y la divulgación de esta y otras facetas de la ley, permite que las personas interesadas en este tipo de resoluciones, sepan con antelación a que atenerse y cometan menos errores; amén de que se agiliza el proceso considerablemente, tanto por los etapas operativas que contempla la nueva ley, como porque los que requieren de esa determinación puedan ir directamente a las instancias pertinentes. Tal vez por ello no resulta extraño, que unos meses después, los santiaguinos se hayan volcado prácticamente en este tipo de tribunales, para demandar soluciones sobre estos temas. Así, el 2 de Octubre de este año, en otro medio, se lee: “Explosiva demanda en tribunales de familia. Setenta y cuatro causas se presentaron ayer en Santiago, en las primeras cuatro horas de marcha de esta nueva forma de impartir justicia. Alimentos y divorcio fueron mayoritarias… era primera vez que los actores, como el caso de los jueces y demás funcionarios, debían enfrentarse a esta situación… En su primer día, los tribunales de familia de Santiago recibieron 74 ingresos. El 34% de ellos correspondió a alimentos. Un 31% fueron divorcios. Otro 12% se relacionó con reconocimiento de paternidad…” (11)

Lo anterior, es altamente relevante, pues deja de manifiesto que los medios en comento, no solamente se preocupan de enfatizar los aspectos débiles del sistema judicial, sino que también aluden oportunamente a las innovaciones del mismo en su afán de modernización y en su pretensión de satisfacer más adecuadamente los requerimientos y necesidades sociales; tales como las referidas en la cita (alimentación, divorcio, paternidad).

Otro aspecto que podemos seleccionar para ilustrar este rol, dentro de los innumerables casos que ofrece la prensa escrita en sus diversos formatos, es el seguimiento que manifestaron muchos periodistas por los avances del Ministro Muñoz, en relación al caso Spiniak. Al respecto, en Abril del año 2004, un semanario señaló: “Muñoz trabaja con funcionarios de carabineros e investigaciones de su entera confianza, quienes rinden personalmente cuenta a él, y sólo a él. Impregnado del espíritu del juez, ni siquiera una mueca arroja una pista de sus pesquisas. Tiempo atrás, el ministro había encargado al equipo de carabineros, encabezado por el teniente coronel Manuel Espinoza, jefe de inteligencia de drogas y prevención delictual, que realizara una completa revisión a la vida de Gema Bueno”. (12)

Ello es significativo y muy conveniente para la formación adecuada de una opinión pública analítica pero respetuosa, en especial dado el tenor de alarma pública que había generado el caso y por ende la designación del Ministro en visita para resolverlo.

La retroalimentación

También los medios de comunicación en su tarea de difundir oportunamente sucesos acaecidos en el universo de interacción del poder judicial, cumplen un rol de retroalimentación del sistema y estimulan a las autoridades del poder judicial, a una especie de reingeniería para cubrir falencias tanto en la infraestructura cuanto en lo referente a las fases operativas. Es el caso muy reciente de la fiscal J. P. que denunció el hecho de haber sido agredida en la pasarela del Centro de Justicia de Santiago, por parte de familiares de algunos imputados por delitos de narcotráfico.(13) Ello parece haber impactado a las autoridades del Poder Judicial pues muestra una faceta débil del proceso de la Reforma Judicial, tanto en su aspecto de infraestructura adecuada, cuanto en lo referente a la adecuada protección de los fiscales y funcionarios en general del sistema. Empero, esta situación no es nueva, toda vez que ya en el año 2004, el fiscal de Arica. Sr. Heriberto Reyes había denunciado en Octubre de ese mismo año haber recibido amenazas de muerte en su celular, mientras preparaba el juicio contra el narcotraficante Mikel Inunciaga. Dicha investigación fue sobreseída.(14) Ahora bien, independientemente de las razones por las cuales sólo recientemente se han tomado medidas por parte del Ministerio Público, tendientes a exigir a los funcionarios policiales un mayor celo en su desempeño, resulta conveniente una mayor vigilancia en los puntos de desplazamiento de los fiscales o de otros personeros del poder judicial, para velar por su integridad. También de lo anterior se desprende la conveniencia de una mayor coordinación entre la policía, los gendarmes o vigilantes privados. Es la conclusión que parece haber quedado de manifiesto en virtud de los antecedentes aportados por los medios.

También la prensa cumple este importante rol de retroalimentación para el sistema, cuando difunde oportunamente acusaciones específicas que dan cuenta de eventuales irregularidades o formas de corrupción en los procedimientos en los juzgados o en otras instancias del poder judicial. V. gr., la difusión del caso de José Fernando Yévenes, quien es conocido en los medios judiciales por sus amplios contactos en los tribunales, ilustra lo anterior. En efecto, Yévenes fue contactado en Mayo del 2004 por un periodista para aportar información sobre una supuesta agresión cometida por Marcelo Ríos en contra de una joven. Y al respecto, Yévenes poseía amplia información del caso y además fotocopias del estado del proceso. Luego, este mismo señor parece sentir temor y de informante se convierte en acusador del sistema. Afirma que habría corrupción en el poder judicial y que él habría entregado al ministro Ballesteros, los nombres de unos diez funcionarios del poder judicial que estarían involucrados en irregularidades, las cuales estarían vinculadas con el trabajo de los tribunales de primera instancia. (15)
Por tanto, la divulgación oportuna y cuidadosa de situaciones como las mencionadas, son una forma de contribución indirecta de la prensa, hacia el sistema judicial, el que en definitiva puede contar con dicha información, que va más allá del simple oficio que puedan enviar las autoridades locales y posibilita considerar mejor las variables de interacción entre el aparato de justicia, los funcionarios, los acusados y otros agentes del marco social.

Conclusión:
En general, de lo anterior, se puede colegir que la prensa escrita es una fuente importante que contribuye a formar un imaginario colectivo nacional sobre el desempeño del poder judicial como un todo. Dicha visión, a nuestro juicio, no es una especie de bloque monolítico erguido en si mismo, en un poder desafiante y abiertamente contestatario y obsesivo frente a los intereses del poder judicial y de la justicia, como pudiera verse en otros países centroamericanos o sudamericanos, por ejemplo.

Empero, tampoco la prensa nacional actúa como un brazo instrumental expansivo y de amplio apoyo de los magistrados para mostrar la efectividad y la racionalidad de sus actuaciones.

Mas bien, la imagen global que se desprende es el resultado de variables tales como: un pasado conservador y excesivamente lento del poder judicial, aires prejuiciosos y convicciones sobre una falta de transparencia y de autonomía existente en el marco social, una interacción actual más notoria entre el poder judicial y los agentes sociales, y las recientes expectativas fijadas en la reforma judicial. Si tuviéramos que reducirlo a una metáfora, la visión sería como la percepción de un camino, una especie de alameda que se desplaza entre las categorías de los íconos tradicionales asentados en los aspectos negativos que aluden a una falta de transparencia y eventual corrupción más o menos generalizada, hasta una mirada nueva y constructiva sobre el mismo y que busca el horizonte de la información seria, oportuna y veraz, dentro de los antecedentes que en cada período histórico se tienen a la mano. Y frente a este imaginario, la percepción de este servidor público es que nuestra prensa escrita, en general, no se muestra abiertamente confrontacional al poder judicial, sino que simplemente cree sentirse expresando el sentir popular al concentrarse más en las carencias y debilidades del proceso, o en las críticas, falencias y eventuales errores del sistema judicial chileno, que en sus méritos y en sus aciertos.

Y también nos parece que el desempeño de la prensa escrita aquí considerada, sugiere un enfoque más bien mediático que largoplacista, pensado en la obtención de un ideal de justicia que de a cada cual lo suyo según sus méritos y según sus necesidades. Ello seguramente por la premura de mostrar la contingencia y acercarse al sentir popular.

Y por cierto, junto a lo anterior, la prensa en la mayoría de los casos, cumple además un doble rol: tanto informativo, hacia la sociedad chilena, como de retroalimentación para el propio sistema de la justicia chilena.

Además, es posible colegir que la prensa actuaría como un poder social instituido, que en cierta manera ejerce presión o inducción sobre el poder judicial, para tomar resoluciones con una mayor prontitud, en el bien entendido de que el primero actuaría como vocero del imaginario colectivo nacional.

Finalmente, la prensa parece nuclear o conducir la evaluación en sus aspectos éticos, que sobre el desempeño de la justicia, percibe la sociedad chilena. Y en este aspecto lo más conveniente es considerarla debidamente, invitarla a trabajar de una manera más afiatada al poder judicial. Ella no es el enemigo, simplemente es un poder tácito de contrapeso y que cree ser el portavoz oficial de un sentir y de un imaginario colectivo que desea transmitir dentro de los avatares de la contingencia y del juego democrático, su luz y su verdad.

Notas y citas _________
1. Cf. Las Últimas Noticias, 15 de Mayo del 2005, Stgo.
2. Diario 7, 24 de Junio del 2005, Stgo., p.13.
3. Ibidem.
4. La Nación, 18 de Julio del 2005, Stgo.,
5. La Cuarta, 3 de Junio del 2005, Stgo.
6. La Cuarta. 8 de Julio del 2005, Stgo.
7. La Cuarta, 24 de Agosto del 2005, Stgo.
8. Rev. Cosas, N°760, 11 de Nov. del 2005.
9. Ibidem.
10. La Tercera de la Hora, 9 de Mayo del 2005, Stgo., p.13.
11. El Mercurio, 02 de Octubre del 2005, Stgo.; p.C1.
12. Rev. Ercilla N° 3238, 29 Marzo-11 de Abril del 2004, Stgo.; p. 26
13. Cf. El Mercurio, Stgo., 13 de Nov. del 2005
14. Ibidem.
15. Cf. Rev. Ercilla Nº 3242, 24 de Mayo-6 de Junio del 2004, p. 38.
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Conferencia presentada el 7 de Abril del 2005, en el Salón de la Ilustre Municipalidad de Sta. María, San Felipe, para conmemorar los cien años de la condición de maestra de la poetisa.

Por Zenobio Saldivia

Lucía Godoy Alcayaga, nace en Vicuña, en 1889 y es muy curioso y sorprendente que el azar haya hecho coincidir este nacimiento con distintos sucesos vinculados a la educación. Ella es hija de un profesor y de una modista y viene al mundo justo en el año de inauguración del Instituto Pedagógico, en Santiago; entidad que se hará cargo de la formación de los docentes en el país. Por otra parte, poco menos de un año antes, a su vez, se crea la Universidad Católica de Santiago. Por tanto, casi no resulta extraño que Gabriela escriba más tarde poemas como “La maestra rural” o “Decálogo de la maestra”. La infancia de la poetisa transcurre en el marco de un Chile orgulloso y emergente. Lo primero, puesto que en el país aún se percibe el sentimiento del orgullo nacional por el triunfo de la Guerra del Pacífico. Y lo segundo, puesto que el país, en este período, bajo la conducción de José Manuel Balmaceda continúa raudo su desarrollo y su progreso material, en el ámbito de las construcciones, de la creación de escuelas, de las comunicaciones y de la actividad científica. Por ejemplo, la continuación de la extensión de las vías férreas hacia el Sur, la construcción de locomotoras en las maestranzas de Valparaíso, y la preocupación por los caminos, son la tónica del período. Tal vez ilustre muy bien lo anterior, si recordamos que cuando Lucía Godoy tiene dos años, el Presidente Balmaceda inaugura el Viaducto del Malleco, orgullo de la ingeniería decimonónica y que aún está en pié. Chile a fines del Siglo XIX estaba empeñado en ingresar al concierto de las naciones civilizadas para emular a los países de Europa, y esta tónica nacional de apuntar al progreso, rodea la infancia de la futura poetisa.

Lucía Godoy Alcayaga, mas tarde Gabriela Mistral, es una exponente típica de la clase media chilena emergente de las primeras décadas del siglo XX. En efecto, ella principia a trabajar como ayudante de maestra en 1904, a los quince años, en una escuela cercana a La Serena. Esto es relevante, puesto que si lo comparamos con nuestros adolescentes contemporáneos de clase media, éstos a tal edad, ni siquiera saben lo que es el trabajo asalariado. Eran los tiempos en que en el país principian a aparecer las primeras publicaciones feministas, tales como el periódico La Alborada, que representa el sentir de las mujeres costureras y obreras de la época, o el periódico La Palanca, que sale a la luz pública en 1908, y representa el sentir de las diversas mujeres asalariadas. Son las décadas en que la mujer chilena y de otras partes de América, están luchando por la obtención del voto femenino. Y la efervescencia social no sólo afecta a las trabajadoras chilenas, sino que también, mucho más fuerte, por cierto, a los obreros. En efecto, recuérdese por ejemplo en 1907, la matanza obrera acaecida en la Escuela Sta. María de Iquique, bajo la responsabilidad del Presidente de la época: Pedro Montt.

Es también la época en que la idea de instruir a la mujer más allá de la enseñanza básica, que había eclosionado en Chile, en la década del setenta del Siglo XIX, gracias al esfuerzo de los positivistas, está cundiendo recién ahora en los estratos cultos y en la masa crítica del país. Por eso no es extraño que en el propio pueblo de Elqui, el diario local La voz de Elqui, presente artículos referentes a la instrucción de la mujer. Esta oleada cultural la percibe muy bien Gabriela, desde su condición de ayudante de maestra, y justamente por esta razón, participa escribiendo artículos en los periódicos de La Serena y de Vicuña. Así, por ejemplo, a sus diecinueve años, en 1908, el año que nace Salvador Allende, la encontramos escribiendo notas en las cuales aboga por la instrucción de la mujer, e incluso enfatiza que debe ser una educación centrada en los ejes del conocimiento científico, tal como ya lo ha destacado Maza. (1) Lo anterior, nos indica que Gabriela está muy bien informada de los acontecimientos sociales y culturales del país, puesto que desde su región y con la fuerza de su juventud, replica y se inserta en la discusión intelectual que atraviesa el país. ¿Cuantos jóvenes de hoy día escriben artículos en los diarios a los quince o dieciséis años? Ya con este sólo hecho, Gabriela ya nos deja un legado, un mensaje que alude a la importancia de la participación de los jóvenes en los diversos espacios público que existan en su tiempo.

Su temprana entrada al mundo de la discusión intelectual, acontece pues, en estos primeros años del siglo XX, en los cuales el país continúa su anhelo de progreso, con más y más obras relevantes de la ingeniería de su tiempo, como por ejemplo, en 1910, año en que se inaugura el Ferrocarril Trasandino que parte desde la altura de los 835 mts. en que se ubica la ciudad de Los Andes y llega a elevarse hasta los 3200 metros, para atravesar un túnel binacional de 3167 mts. y que fue un orgullo de la ingeniería y de la política de Chile y Argentina de su tiempo, y que lamentablemente hoy está totalmente abandonado.

En 1913, fallece la Sra. Juana Ross de Edwards, benefactora y mujer líder en cuanto al apoyo a los sectores marginados, principalmente de Valparaíso, pero todavía en esta época, dentro de un enfoque paternalista y caritativo. Gabriela, por su parte, ya está en la corriente práctica y más realista para ayudar a los menesterosos; está en la línea de la crítica social, del fomento de las nuevas organizaciones feministas, que aspiran a la inserción efectiva de la mujer en la vida política y pública en general. Justamente, los esfuerzos de esta naturaleza, empiezan a visualizarse en los años veinte.

En efecto, en la década del veinte las mujeres chilenas muestran visos de organizaciones sociales y políticas emergentes; por ejemplo en 1922, se crea el Partido Cívico Femenino. Es el mismo año en que Gabriela ve la publicación de su libro Desolación. Son los años en que el esfuerzo y la constancia de las mujeres chilenas y sus líderes, logran abrir nuevos espacios de representación y de participación en la esfera pública. Dos años más tarde aparece publicado un set de rondas infantiles con el epígrafe de Ternura. Gabriela, está justamente en medio de estas inquietudes de los locos años veinte, en una clara línea de acción que apunta a la inserción del sector femenino a la vida pública. Así, ella continúa en esta etapa, demostrando con su participación internacional en el mundo de las letras y de la res pública, que las mujeres tienen un cerebro inteligente tanto como los hombres, y que el planteamiento contrario, vigente hasta esta década y defendido a ultranza por algunos sectores conservadores y ultra machistas, no tiene sustento. Por eso seguramente, para aquellas personas, la designación de Gabriela como Presidente de una de las secciones de países de América, en la Liga de las Naciones, en 1926, debe haber sido un serio revés. Es una década de efervescencia en que la mujer siente que es una tarea moral y de justicia participar en política y en tareas sociales diversas. Por ello, aparecen más y más entidades que articulan los objetivos mencionados; v. gr.: el Partido Cívico Femenino, los Círculos de Lecturas para señoras, o la Unión Femenina de Chile, en 1928, entre tantas otras. En cuanto a lo económico, hay que recordar que en esta década principia a girar la economía en base a las exportaciones del cobre y con ello quedan atrás, los años de la bonanza del salitre.

Por otra parte, en el campo político nacional, en 1925, se establecen elecciones populares directas, por mayoría absoluta, y en el caso de que ello no fuere así, el Congreso estaba autorizado para elegir al Presidente de la República. Antiguamente las elecciones presidenciales eran indirectas. Y por tanto, esta nueva realidad política y normativa, es un estímulo más para la organización de las féminas chilenas por la obtención del voto femenino. Gabriela defiende esta postura abiertamente.

Una faceta poco conocida de Gabriela es su participación y/o eventual contacto con los exponentes de la Orden de los Maestros Misioneros, en México; ella viaja a este país en 1922, y al parecer, conoce a algunos personeros de la mencionada cofradía internacional, que se caracteriza por atribuir los males del mundo a la mediocridad profesional y a las debilidades de los sistemas de enseñanza, que no tienen los instrumentos ni los medios para atender a los estudiantes con los criterios de cortesía y de adultez. Ello no es un dato menor, pues en América toda, en la década del veinte del siglo pasado, la educación consideraba a los alumnos, como entes a los cuales hay que castigar duramente, y la cortesía y el respeto a la seriedad de una madurez interior del alumno, prácticamente no existía. Pues bien, Gabriela pensaba con otros autores vinculados a esta hermandad, que el camino correcto para el crecimiento individual, era la instrucción masiva, la cortesía y el trato amable y serio. (2) En el plano del desarrollo tecnológico nacional, es conveniente tener presente, por otra parte, que justo en este mismo año 1922, se realiza la primera transmisión radial, de corte experimental en la U. de Chile, en Santiago, la cual es recepcionada y mostrada al público curioso en general en las oficinas del diario El Mercurio.

Gabriela, como intelectual, es capaz de pensar la situación de las mujeres chilenas y su espíritu crítico se va enriqueciendo con sus numerosos viajes que le abren nuevos horizontes; esto, en una época en la cual el hecho de salir de las fronteras de la república, era primero algo muy poco usual para los chilenos y mucho menos frecuente para las mujeres. Pero ella además de viajar, dicta conferencias, interactúa con los intelectuales de América y algunos exponentes de la clase política chilena, como por ejemplo con Pedro Aguirre Cerda, con quien comparte una larga y hermosa amistad, probablemente a partir de 1918, cuando el político radical, en su condición de Ministro de Educación Pública, la nombra directora del Liceo de Niñas de Punta Arenas, y que continúa hasta el fallecimiento de Aguirre Cerda, en 1941. Por eso ambos se dedican mutuamente sus obras; v. gr. Gabriela Mistral, le dedica Desolación a los esposos Aguirre Cerda, y el destacado político le dedica el sesudo y voluminoso ensayo: El problema Agrario. También, en su condición de mujer intelectual, Gabriela, en los albores de la 2da Guerra Mundial expresa públicamente su posición política antifascista. Era una excepción, un modelo, un ícono viviente para las mujeres chilenas que tenían inquietudes intelectuales. Así, viaja a México, en 1922. A EE.UU. en 1924 y nuevamente en 1930. Más tarde a España, Brasil, Uruguay, Argentina, Suiza, Italia; en 1936 la encontramos en Guatemala y luego en Pto. Rico, en Cuba y por cierto, en Suecia en 1945. Tal vez, por esto, algunos autores, como por ejemplo José Piñera, la tildan de “poetisa errante”. (3) En efecto, es en parte una poetisa caminante, una poetisa lectora que observa la sociedad chilena y americana y detecta sus falencias sociales y sus debilidades. No en balde, sus poemas hablan con delicadeza de la pobreza y de las carencias de su tiempo; v. gr. versos tales como “piecesitos de niño, azulosos de frío, ¿cómo os ven y no os cubren, Dios mío?”, ilustran muy bien este aspecto. Por lo demás, debemos tener presente que el hábito de usar zapatos en Chile y en los países de América, en las primeras décadas del Siglo XX, era algo asociado a los días de fiesta y algo exclusivo de las élites y de la aristocracia, puesto que los campesinos y los obreros y sus hijos, sólo utilizaban el calzado en las grandes ocasiones, tales como casamientos, bautizos, fiestas y otros. El resto de los días o andaban descalzos o usaban ojotas.

Al parecer, durante su estadía en México, algunos intelectuales conservadores en Chile, empezaron a señalar que la poetisa no hacía nada en el país y que simplemente pasaba viajando con cargo al erario nacional. Ella, en una carta personal dirigida a su fiel amigo Pedro Aguirre Cerda, acota que al estar fuera del país, puede hacer mucho bien a la nación utilizando “los dos medios únicos de propaganda efectiva: las escuelas y la prensa”. (4) Con tal afirmación, deja en claro una verdad y expresa su convicción de que también es posible servir a la patria, como embajadora cultural, como intelectual crítico, desde el exterior.

Gabriela es una fiel exponente del sentir de su tiempo, de las percepciones e inquietudes sociales y humanitarias del siglo XX; en especial de la evolución política de las mujeres chilenas y de los extremismos y del dolor que nos van expresando las acciones de las dos Guerras Mundiales y la Guerra Civil Española. Estos agitados años treinta, la década en que en el país se escuchan tangos como “Volver”, “Cambalache”, “Caminito” y otros, corresponde a un hito histórico que ve emerger nuevas entidades de fortalecimiento de la organización de las féminas chilenas; tales como la Asociación de Mujeres Universitarias (1931) o el Comité Nacional pro Derechos de la Mujer (1933); (5) dicho período trae también novedades para Gabriela, como por ejemplo la publicación de su libro Tala, en 1938, en Buenos Aires; pero ella no está contenta, pues la muerte está a su alrededor, está en la época y en el sufrimiento de esos miles de seres humanos, y por lo tanto, la poetisa se siente acosa en su delicada sensibilidad. Son cuatro años de la Gran Guerra en Europa y seis de la 2da Guerra Mundial que le toca vivir. Ella recibe el impacto de las muertes y de las aberraciones ocasionadas por estas conflagraciones en Europa, y del dolor de una España que se debate entre el franquismo y los republicanos, desde 1936 a 1939. Otros tres años más de noticias de muerte y destrucción y de abusos del franquismo, que pesan en su psiquis de poetisa. Y esta última confrontación, debe haber sido más dolorosa para ella, puesto que había conoció en España a algunos republicanos, de la cual guarda recuerdos y sentimientos de amistad; justamente también allí en Madrid, había compartido con Neruda, aunque ya antes lo había conocido en Temuco, en 1920. Pero el acoso de la muerte y del dolor no termina allí, pues luego vendrán el suicidio en Brasil, de su amigo judío austríaco Stefan Zweig y de su señora. Y más tarde, en 1943, su sobrino e hijo adoptivo Yin Yin, hace lo propio. Cuanto dolor para una sola mujer.

En 1940, viaja a la ciudad de Niteroi en Brasil, para sumir como Cónsul chileno, y al mismo tiempo se encuentra realizando los preparativos para una antología suya que debe aparecer en Francia. En Chile, por su parte, el Gobierno está preocupado por cautelar la soberanía antártica y por ello, dicta el Decreto Supremo N° 1.747, que expresa: “Forman la Antártica Chilena o Territorio Chileno Antártico, todas las tierras, islas, islotes, arrecifes, glaciares (pack-Ice), y demás, conocidos y por conocerse, y el mar territorial respectivo, existentes dentro de los límites del casquete constituido por los meridianos 53° longitud Oeste de Greenwich y 90° longitud Oeste de Greenwich …” Dicho decreto tuvo sus repercusiones, tales como la nota de reserva de derechos que presentó el gobierno del Japón con fecha 13 de noviembre de 1940. Por tanto, Chile está en el centro de la mira de los países que concitan la atención mundial, por sus avatares bélicos, o por sus aprontes para ello. Es en este marco donde Gabriela se desenvuelve representando al Gobierno de la época.

En 1951, recibe el Premio Nacional de Literatura, en un marco cultural extraño, que se presta a interpretaciones dudosas, puesto que se está homenajeando a una mujer que ya seis años antes había sido reconocida por todo el mundo con el Premio Nóbel de Literatura. Pero, el Chile machista y conservador que se negaba a reconocer sus méritos ahora la recibe en otro plano. En efecto, dos años antes, en 1949 el entonces Presidente Gabriel González Videla había firmado la ley que concedía el voto político a la mujer. Esto, para Gabriela, era parte de un sueño acariciado largamente y obnubila en su conciencia libertaria y crítica, la maledicencia y los ribetes del tardío reconocimiento nacional. Son años de preocupación política y de reorganización del sistema de salud en el país, por eso no es extraño que 1952, se cree el Servicio Nacional de Salud, lo cual será muy significativo porque contribuye por tanto, a bajar las altas tasas de mortalidad infantil del período. Dos años después, aparece en Chile, su libro Lagar.

Y en 1957, nuevamente el dolor, esta vez el dolor físico, se ensaña con ella y padece una prolongada enfermedad que la conduce a la muerte en la ciudad de Nueva York. Ante el deceso, los representantes de las Naciones Unidas, al saber la noticia, interrumpen la sesión y le rinden un homenaje. Lo propio hace el gobierno chileno que decreta duelo nacional de tres días.

Notas ________
1. Cf. Maza S., Ana María: “Gabriela Mistral: a cien años como maestra rural”, Rev. de Educación, Stgo., Nov. 2004, p. 58.
2. Cf. Dante, Waldemar: Breve noticia de los maestros revolucionarios de México y Gabriela Mistral.: http://www.escritores.cl
3. Cf. http://www.josepinera.com/pag/pag_tex_pinerabernardino.htm
4. Tagle D., Matías: “Gabriela Mistral y Pedro Aguirre Cerda a través de su correspondencia privada. 1919-1941”, Rev. Historia, Stgo., Vol. 35, 2000.
5. Cf. Pardo, Adolfo: Historia de la mujer en Chile. La conquista de los derechos políticos. 1900.1952; Stgo., 1995; www.crítica.cl
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Pedro Aguirre Cerda y su visión de la mujer

Por Zenobio Saldivia

Pedro Aguirre Cerda, nace en el seno de una familia modesta y de numerosa prole, en Pocuro, cerca de la Villa Sta. Rosa de Los Andes, el 6 de febrero de 1879. Su padre es Juan Bautista Aguirre Campos, y su madre, Clarisa Cerda Escudero, quien prácticamente se dedica a criar sola a sus hijos. La infancia del malogrado presidente de Chile, por tanto, transcurre principalmente entre los distintos pueblos y ciudades aconcagüinas, tales como Pocuro, Calle Larga, Putaendo, Los Andes, San Felipe y otros lugares. Sus estudios primarios los realiza tanto en la Escuela de Pocuro como en la de Calle Larga. El trayecto a estas fuentes de educación sistemática, lo realiza generalmente a caballo. Por su parte, los estudios secundarios, los ejecuta en el Liceo de Hombres de San Felipe “Roberto Humeres Oyaneder”.

Luego de sus estudios secundarios, se traslada a Santiago para ingresar al Instituto Pedagógico, de la U. de Chile, obteniendo su título de Profesor de Estado en Castellano, en 1900. Empero, su espíritu inquieto no se siente satisfecho con eso e inicia nuevos estudios en la misma Corporación de Educación Superior, esta vez de Derecho, y en 1904 ya posee su título de Abogado. La tesis que confecciona para este cometido, lleva el epígrafe: “La Instrucción Secundaria en Chile”. Dicha temática no es casual, es el inicio de una preocupación por la educación en el país, que irá tomando cuerpo, articulándose con las opiniones de sus colegas y personeros de la vida pública, y con la experiencia en vivo que recoge en Europa, sobre estos tópicos y su importancia. No en balde su lema político era: “gobernar es educar”.

En 1916, contrae matrimonio con su prima Juana Rosa Aguirre Luco. Lamentablemente de estas nupcias no hay descendencia; su esposa cumple un doble papel en su vida: le acompaña como pareja en el ámbito afectivo y también como un referente complementario de sus propias ideas de beneficencia social. Por eso, no resulta extraño que luego de asumir la presidencia del país, su señora se preocupe de inmediato por las tareas sociales y de estímulo a los marginados, ora organizando fiestas de Navidad para los niños pobres, ora impulsando otras tareas sociales que le permiten contar con la simpatía popular. Muchos trabajadores, los pobres y los marginados chilenos, la denominaban cariñosamente: Misiá Juanita. Por ello, es altamente probable, que de no haber mediado la muerte del Presidente, su esposa, en cierta manera, y mutatis mutandis, habría cumplido un rol similar al de Evita Perón, en Argentina.

Entre las nuevas amistades con ciudadanos de la República, está la vinculación de afecto y simpatía con Gabriela Mistral, dedicándose mutuamente sus obras. V. gr. la poetisa le dedica Desolación a los esposos Aguirre Cerda, y el destacado político le dedica el sesudo y voluminoso ensayo: El problema Agrario. Lo anterior, está indicando una constante en la acción pública y política de Pedro Aguirre Cerda; esto es, que su percepción de la condición femenina, era muy avanzada para su tiempo y la veía plenamente como un sujeto poseedor de delicadeza, de ternura y como fuente nutricia de maternidad, pero al mismo tiempo, la percibía integrada en el orden tecnológico imperante de la sociedad chilena, como un ente tan productivo como los varones. Y estaba muy consciente del papel de la mujer en las labores productivas; por ello, este autor consideraba que la mujer debía participar también de los otros niveles sociales y políticos aún vedados para el género femenino, especialmente el derecho a voto, para incorporar así, definitivamente a las exponentes del género, a la vida política del país. Por ello, invita a Elena Caffarena y a otras destacadas mujeres de la vida pública, para elaborar el proyecto de derecho al voto femenino.

Luego, esta solicitud de Aguirre Cerda a las mujeres destacadas del Chile de los “locos años 30”, es un reconocimiento a la participación de la mujer en la historia republicana de nuestro país, que se remonta a la época de la Independencia con los esfuerzos de Javiera Carrera, Paula Jara Quemada, Luisa Recabarren y otras, las cuales desempeñaron un rol destacado en el proceso de la emancipación de nuestro país.

Por eso no es extraño, que esa actitud de valentía y decisión de la mujer chilena, emerja otra vez, luego de asentada la República de Chile en el concierto de las naciones progresistas; como por ejemplo en 1876, en las ciudades de la Serena y San Felipe, cuando algunas damas, se presentan a sufragar para ejercer su derecho constitucional, con una manifiesta intención de apoyar el voto liberal.(1) Ello provoca la ira de los conservadores de esa época; quienes, para evitar nuevos vacíos legales, sugerirán algunos años más tarde, en 1884, una reforma constitucional que concede este derecho solo a los hombres. Similar esfuerzo realiza también en el plano profesional y científico otra mujer del Chile decimonónico: Eloisa Díaz, quien logra ingresar a la universidad, titulándose de medico en 1883. Dicho evento es el inicio de la entrada a la universidad de las exponentes del genero femenino, aunque aún, no sin dificultad.

Por tanto, la petición de Aguirre Cerda a las mujeres mencionadas, para formular la ley del voto femenino, es un claro reconocimiento a la búsqueda del esfuerzo individual y colectivo de las exponentes del género en Chile, quienes, ya desde la década del treinta del siglo XX, manifiestan claramente una verdadera “emancipación femenina”en sus afanes de abrir espacios para nuevas fuentes de trabajo para la mujer, tanto en los estamentos de oficios, como en el ámbito profesional; o para participar más en la creación y difusión de la cultura, y de la política en general en nuestro país. (2) Y además, esta acción del Presidente, es un puente que tiende para unir fuerzas, para obtener otro estamento de apoyo político y social para su causa radical y para su programa matizado por el ideario de estimular la educación y la producción nacional. Y desde la perspectiva sociológica, es un gesto que denota la claridad interpretativa que tenía Aguirre Cerda, para percibir adecuadamente la fuerza de un fenómeno social emergente, cual es el movimiento liberador del género femenino en Chile, que ya había empezado a mostrar importantes logros en el plano organizativo, tales como la Asociación Nacional de Mujeres Universitarias, en 1931, o el Comité Nacional Pro Derechos de la Mujer, que ve la luz en 1933. (3)

Así, con su énfasis por acercarse al sector femenino, Aguirre Cerda, quiere posicionar a la mujer chilena en un sitial de vanguardia, en el ideario del progreso y en las tareas de fomento a la producción y a la industria; pero sobre todo, creemos que es una expresión de un anhelo secreto que lo obliga en conciencia a dejar atrás la difundida visión de la mujer dieciochesca, que aún estaba presente de manera tácita en las primeras décadas del Chile del Siglo XX. Visión que nos han legado magistralmente los hermanos Edmundo y Julio Goncourt, por ejemplo: “…la mujer no es acogida con jubilo en el hogar. Su llegada no constituye un día de fiesta; su nacimiento no exalta el ánimo de los padres con la embriaguez del triunfo: es una bendición que se acepta como un desengaño. No es el hijo a que aspiraban y las ilusiones de los padres y las madres en una sociedad gobernadas por leyes antifeministas; no es el heredero predestinado a la continuidad y persistencia del nombre de los cargos y la fortuna de una casa: el recién nacido no es mas que una niña.” (4)

Dejar atrás dicho estigma, es el propósito final de Aguirre Cerda, en su política de acercamiento al género femenino. Esto es, empezar a labrar políticas públicas, estamentos constitucionales y una práctica social efectiva, que permitan enterrar definitivamente la idea peyorativa de la mujer y que se remonta al Siglo de la Ilustración.

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1. Cf. Vitale, Luis: “Cronología del Movimiento de la Mujeres en Chile”, http://mazinger.sisb.uchile.cl
2. Pardo, Adolfo: “Historia de la Mujer en Chile. La Conquista de los Derechos Políticos. 1900-1952”., Stgo., 1995: www. critica.cl
3. Ibidem.
4. Goncourt, Edmundo y Julio: La mujer en el Siglo XVIII, Edic. Apolo, Bs. Aires, 1946, p. 21.
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Epistemología y diseño. Un maridaje necesario

Dedicado a Eduardo Campos K., Decano de la Fac. de Humanidades y Tecnologías de la Comunicación Social, Utem., Stgo., por su notorio interés de potenciar la epistemología en la Carrera de Diseño.

Por Zenobio Saldivia

Las raíces etimológicas de la noción “Epistemología” provienen del griego episteme, que significa “ciencia” o “conocimiento” y de la voz logía que significa “estudio”. Esto, desde un principio, nos da una idea del sentido y de los propósitos de la disciplina. La epistemología estudia la naturaleza y validez del conocimiento. También ha sido llamada Teoría del conocimiento (términos más comúnmente usados y difundido por los alemanes e italianos), o gnoseología (utilizado más frecuentemente por los franceses). En las últimas décadas también es asociada con la filosofía de la ciencia. Aquí es entendida en su acepción más moderna, esto es, como ciencia que estudia la génesis, el desarrollo y los resultados del conocimiento científico. El propósito de la epistemología es distinguir la ciencia auténtica de la pseudociencia, analizar la investigación científica para detectar el conocimiento válido del conocimiento superficial o la búsqueda de la verdad de sólo una aproximación vivencial a ella. También debe ser capaz de criticar programas de investigación y de sugerir nuevos enfoques promisorios para el desarrollo de las ciencias particulares.

Con el advenimiento de la época moderna, desde Descartes, hasta nuestros días, se ha estructurado en la cultura occidental un paradigma analítico, mecánico y racionalista que corresponde a una cosmovisión atomizadora de la realidad, donde los diferentes aspectos del universo1 son percibidos como compartimentos estancos. Imbuido de este paradigma y potenciado por las nociones del positivismo del siglo XIX y comienzos del XX, a su vez, se constituyen nuevas disciplinas que han venido dando cuenta de los hechos y de los fenómenos del mundo. Lamentablemente la mayoría de los sistemas educacionales, ha continuado esta tendencia separatista y ello ha contribuido a la difusión de la creencia errónea que sostiene que la ciencia es una instancia poseedora de una objetividad per se y que la misma, no se relaciona con el arte ni con la técnica.

Sin embargo, desde finales del Siglo del Progreso y aún con más fuerza desde la mitad del siglo veinte hacia delante, ha comenzado a manifestarse una creciente tendencia a percibir la realidad de una manera más integrada; se trata de un movimiento epistémico holístico que comienza a tener expresiones en diferentes entidades de la cultura: La ciencia ecológica, la medicina psicosomática, psiquiatrías alternativas y otras, son algunos ejemplos de esta tendencia epistémica y cultural. Inserto en este contexto sociocultural, especialmente en las últimas décadas del siglo XX, aparecen a su vez diversas tendencias epistemológicas que apuntan a presentar una visión de la ciencia mas crítica y más antropomorfizada, y que en suma, dejan de manifiesto las carencias de la ciencia, sus limitaciones y sus principales interacciones con otros constructos. Entre estas, recordemos el enfoque racionalista de Mario Bunge, el constructivista de Jean Piaget, el anarquismo cognitivo de Feyerabend, o los enfoques analíticos del discurso tales como los de Gastón Bachelard o los de Michel Foucault; o la perspectiva analítico-historicista de las revoluciones científicas, de Thomas Kuhn, entre tantos otros.

Por tanto, buscar explicaciones sistémicas que surjan desde la propia disciplina del diseño y que intenten superar la atomización cultural, es equivalente a reconocer una tarea nueva y que inevitablemente se articula con la epistemología, mediante un replanteamiento de los conceptos de arte, ciencia y técnica. Esto, porque justamente los exponentes del diseño, estiman que su quehacer involucra distintas disciplinas auxiliares o áreas del conocimiento pero que no se agota en ninguna de ellas.2 Entonces, cualquier acercamiento entre epistemología y diseño, debe partir de un reconocimiento de la interdisciplinariedad como modus operandis del diseño.

Ahora, si bien la epistemología está muy desarrollada en Europa y América, en los círculos académicos y científicos, aún parece no tener una conexión directa con la disciplina del diseño. Tal vez, lo más próximo a esto, sean las reflexiones de Mario Bunge sobre la tecnología en sus distintas expresiones, tal como lo señala el autor en su texto Epistemología y donde da cuenta que el trasfondo gnoseológico de la tecnología comparte con la ciencia algunos principios generales, entre estos el hecho de que “Todo conocimiento de la realidad puede incrementarse merced a la investigación científica”;3 y por cierto el diseño queda inevitablemente también incluido. Pero claro, de ahí a una aplicación epistémica específica sobre el diseño, falta mucho y está todo por hacerse. En la presente comunicación, se pretende al menos, dar cuenta de la conveniencia de repensar el conocimiento generado desde el diseño para aproximarnos hacia una reflexión acerca de los diversos elementos epistémicos que tienen ingerencia con el diseño; entre estos, las categorías más relevantes de la profesión, sus hitos más significativos, su objeto de estudio y los límites del mismo, entre otros.

Es en este marco de las relaciones entre ciencia y las humanidades en general, justamente donde podemos abordar la capacidad de interpretación y/ o de transformación de la realidad que puede presentar el diseño; independientemente de las distintas percepciones que sobre este quehacer se dan en la actualidad. Entre estas, por ejemplo, entenderlo como una “ciencia tecnológica”; percepción que justamente se mantuvo durante mucho tiempo, o bien, entenderlo como un acervo práctico y cognitivo que integra tecnología, humanidades, comunicación y necesidades sociales al mismo tiempo. Sin embargo, sea su énfasis en el aspecto tecnológico o en la mirada integradora y cohesionadora que mencionamos, el diseño siempre ha estado relacionado con el humanismo, pues esta tendencia considera en su esencia, las observaciones de orden social, los nuevos paradigmas, el nacimiento de nuevos estilos de vida y el origen de necesidades propias y evolutivas por parte del ser humano. En todo este proceso de desenvolvimiento del diseño, la visión crítica, ha estado presente como una constante, desde la propia praxis de la profesión.

Luego, la vieja perspectiva del humanismo implícito en el diseño, es todavía un desafío y un horizonte que no podemos desconocer, pues este quehacer no se agota en la simple materialización de un producto requerido por tal o cual agente social. Esto es, que los profesionales del diseño están conscientes del hecho de entregar un producto final “a pedido”, pragmático y funcional, pero también perciben que dicho quehacer cumple un determinado rol social que se perfila con claros visos humanistas. Así, los análisis provenientes de la epistemología contemporánea deben apuntar tanto a la búsqueda de la integración y del sentido último de esta profesión, cuanto a la revisión de sus categorías más relevantes y a los mecanismos teóricos y operativos de su quehacer: tales como los enfoques sociológicos, antropológicos, ergonómicos, teóricos, plásticos, tecnológicos, productivos, sociales, intuitivos o especulativos, y sobre todo, al análisis proyectual y de mercado y a los enfoques de investigación. Esto, para recordar a la comunidad de los diseñadores, que su quehacer no puede descansar simplemente en el mero ejercicio de un aparataje metodológico y de superposición de nociones teóricas específicas. En este contexto, la epistemología, se permite arribar al diseño para contribuir efectivamente a una especie de auto-orientación pragmática y de redefinición del télos de la profesión. Mirada así, la contribución proveniente de la epistemología, queda claro que el diseño puede situarse como disciplina y como profesión al mismo tiempo, ora satisfaciendo las reales necesidades del cliente, ora realizando un análisis amplio de los nuevos movimientos y tendencias sociales, o bien cautelando el leif motiv del diseño para no reducirse a una simple profesión con fines de lucro.

El diseño, como profesión, en la actualidad es capaz de constituir un cuerpo teórico propio, independientemente de las cosmovisiones que a éste campo disciplinario se vengan aproximando desde el resto de las expresiones de la cultura. De esta manera entonces, se hace necesario también al igual que cualesquiera otra disciplina, recibir las aportaciones y los fundamentos críticos de la epistemología, en el quehacer rutinario del diseñador, puesto que éste al igual que los científicos, necesita nutrirse de un marco teórico y filosófico peculiar, o si se quiere, de una cierta “filosofía de acción”, para lograr conformar su propio ser. Justamente algunos de los tópicos que requieren de una pronta reflexión proveniente de la filosofía de las ciencias, son la definición misma de “diseño”, puesto que esta noción per se es polisémica e induce a diversas interpretaciones, entre estas: a) a la acción de dibujar, o de esbozar futuros productos que están aún en ciernes, b) al campo de acción de un tipo de especialistas interdisciplinarios, c) al resultado final de un esbozo o delineamiento de algo. De manera que ya de partida, el diseño requiere de una colaboración de la epistemología, en especial, porque una de las tareas propias de esta disciplina es justamente el análisis de los conceptos, tal como nos lo recuerda Scriven.4 Y más acá de la definición, los problemas recién comienzan, v. gr.: los alcances y limitaciones propias del recurso de los programas computacionales o softwares, demanda también nuevas elucubraciones. Otro problema a dilucidar es el que hace referencia a los límites del diseño, en fin, entre tantos otros. Veamos por ejemplo algunos de éstos. Recuérdese que el diseño, desde sus orígenes se aleja de una clara concepción de “ciencia”, puesto que como hemos visto se vincula al arte y a las humanidades, entonces queda claro que uno de los límites de esta profesión ha sido la imposibilidad de contar con un solo parámetro disciplinario para profundizar en sus cometidos; realidad que ha intentado superarla en cambio, por su evolución hacia nuevas áreas de investigación y desarrollo, tales como el humanismo, el arte y la estética. Sin embargo, observamos una marcada intención por armar una mirada propia desde una génesis también propia, apartando de sí la fuerte influencia ejercida desde las ciencias duras que han generado una confusión en la concepción contemporánea del diseño.
4. Scriven, Michael John: “Filosofía dela Ciencia”, en: Percy Snow, Ch., Sagan, Carl et al.: Ensayos científicos, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México D.F., 1982, p. 89 y ss.

Hoy, si bien el diseño tiene una amplia proyección de modelos, prototipos y resultados finales aplicados a la industria, al comercio o al mundo de los servicios, no puede salirse de la escala humana; esto es, un límite biológico y ergonómico, que los diseñadores están obligados a tener en cuenta para la aceptación de sus propuestas. Este es un límite infranqueable de la naturaleza humana, puesto que no podemos interactuar con nuestros objetos si estos no responden a nuestras dimensiones físicas y/o anatómicas.

Otro límite frecuente en el trabajo de los diseñadores, es justamente la subjetividad en lo referente a la interpretación de la realidad, puesto que el diseñador debe responder a las necesidades reales del marco social y no a la mera interpretación subjetiva del objeto de estudio por parte del diseñador. En este caso, estamos frente a uno de los límites del observador en el proceso de investigación científica.

Paradójicamente también otro límite muy recurrente en el ejercicio profesional del diseñador es la utilización de nuevas tecnologías computacionales, como por ejemplo los softwares pertenecientes a la realidad virtual, modelo e instrumento fundamental en la actualidad, pero que en algunos casos, no logra dar cuenta correctamente de los observables, en lo referente al comportamiento real de los materiales que serán partes esenciales del objeto final. Esto, puesto que, los objetos existen dentro de una realidad que es tangible, es decir, que se toca, se palpa y que en el caso de la realidad virtual, no nos permite el contacto directo con el observable, tan sólo una aproximación que estimamos relativamente aceptable. La posibilidad de retratar un proyecto de diseño en lo virtual, entonces no nos da una garantía absoluta para saber como será la interacción final de los objetos con el medio social y natural. Con esto queremos decir, sin desconocer su gran utilidad, que las tecnologías de este tipo, no han logrado satisfacer la pre-visualización total dentro del trabajo del diseñador.

Podemos decir también que el diseño, curiosamente participa de otra limitación, en tanto, ella misma como disciplina aplicada no ha podido definir sus parámetros de extensión y/o de inserción dentro de la sociedad; más bien, necesita abrirse a disciplinas vecinas, para recibir nuevos conocimientos que el diseño por si mismo no ha podido generar. Por esto, hoy es frecuente escuchar la propuesta de los diseñadores jóvenes de una apertura hacia las ciencias vinculadas a la filosofía, a las ciencias sociales y al Humanismo en general. Por tanto, la idea de interdisciplinaridad que se visualiza actualmente en el diseño, sería conveniente que se transforme en una oportunidad para fortalecer su corpus teórico, y no en una constante carencia de identidad cognitiva.

Lo anterior, deja de manifiesto, la conveniencia de un acercamiento entre la epistemología y el diseño, tal como ya lo adelantáramos en el epígrafe. En efecto, un maridaje entre la epistemología y el diseño, no es que un camino teórico para el futuro, es una necesidad de sobrevivencia de la disciplina y un camino para perfilar el estatuto del diseño dentro del universo del acervo cognitivo contemporáneo.

Por Zenobio Saldivia y Cecilia Silva C.

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Notas
1. Suárez Trujillo, Manuel: http://www.monografias.com/trabajos/epistemologia/epistemologia.shtml
2. Valdivia, Hugo: “Epistemología del Diseño”. Apuntes de la Cátedra: “Filosofía del Diseño”. U. Tecnológica Metropolitana, Stgo., 1995.
3 Bunge, Mario: “Epistemología”. Editorial Ariel, Madrid, 1990, p. 212.
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El Positivismo y su impacto en Chile

Por Zenobio Saldivia

Si bien la noción “positivismo” es un concepto polisémico que encierra una connotación histórica, epistemológica y filosófica, es posible entenderlo como una corriente filosófica, científica y cultural que se desarrolla en la Europa decimonónica a partir de las ideas de Augusto Comte y que se caracteriza por enfatizar la importancia del método y de la ciencia como fenómeno social que posibilita un ascenso inevitable hacia el progreso social y moral. Encierra, por tanto, las ideas propias de dicha cosmovisión que se difundieron principalmente a partir de la obra de Comte: Cours de philosophie positive (1830-1842), más las de autores como J. Stuart Mill y otros, las cuales se desarrollan con una extraña fuerza tanto en Europa como en los países recién independizados de América. Es probable que la enorme simpatía que despertó el positivismo en muchos países latinoamericanos tales como México, Brasil, Chile y otros, se haya debido a su percepción de la marcha fundamental de la historia, que se caracteriza en este enfoque, por el inevitable desenvolvimiento de estadios que deben terminar necesariamente con el estado positivo o científico. Y claro, para los países que están dejando atrás todo un pasado cultural foráneo y saturado de metafísica, las tesis comtianas que aluden a una concentración exclusiva en la experiencia y en la actividad de las comunidades científicas emergentes, resulta un excelente asidero para encontrar una adecuada explicación de una naturaleza amenazante que los rodea y de una sociedad que hay que reconstruir con parámetros más modernos y más aproximados a un ideario de “lo americano”.

En Chile, el positivismo se difunde con una clara impronta francesa, esto es, que prima la tendencia de Comte. Dicha corriente principia a difundirse desde 1873 con la fundación en Santiago, de la Academia de Bellas Letras, organizada por un grupo de entusiastas intelectuales dirigidos por José Victorino Lastarria, quienes persiguen cultivar la literatura no solo como un arte sino además como un medio para la expresión de la verdad, según las reglas y exigencias de las obras científicas de Comte y en conformidad con los hechos demostrados de un modo positivo. Entre estos hombres públicos que asisten a las discusiones están Manuel Antonio Matta, B. Vicuña Mackenna, Diego Barros Arana, José Manuel Balmaceda, Miguel Luis Amunategui, los Hnos. Lagarrigue, Valentín Letelier, y por cierto, el líder: José Victorino Lastarria, quien ya se había declarado positivista en 1868; luego de leer por 1ra vez la obra de Comte: Cours de Philosophie positive. Por tanto, en rigor de la cronología, este sería el momento histórico que corresponde a la génesis del positivismo en Chile. Años más tarde, en 1874, Lastarria publica su trabajo: Lecciones de Política positiva, donde emplea el método positivo para el análisis de los estudios sociológicos, políticos y administrativos.

Las décadas del setenta y ochenta del Chile decimonónico se nos presentan como un hito de consolidación y de arraigo de las ideas comtianas en el país, tanto por la fundación de entidades que tienen entre sus objetivos la difusión de las nociones comtianas y el estudio y aplicación o “adaptación” de muchas de ellas a la realidad social, cultural y política chilenas. En los años setenta, además de la Academia de Bellas Letras, recuérdese el envío de la Carta de Jorge Lagarrigue, en 1876, al francés Emile Littré, seguidor de la doctrina positivista. Esta es publicada por la Revista de Philosophie positive, ese mismo año y constituye para los intelectuales europeos una especie de acuso de recibo del hecho de que las nociones comtianas ya están en la vida pública chilena e identifica a Jorge Lagarrigue como uno de los exponentes de la corriente positivista chilena ante la comunidad internacional. Ello no es extraño, pues este autor ya en 1875 había traducido y publicado los Principios de Filosofía Positiva, dando cuenta de una selección de las ideas de Comte, y más tarde, a principios de los ochenta viaja a Paris y continúa con el estudio y lectura de las tesis comtianas. A su regreso al país en 1882, se presenta como un férreo impulsor y difusor de esta doctrina aunque enfatizando más el aspecto religioso de la misma; esto es, difundirla como religión para toda la humanidad. En esta tarea se desempeñan como fieles colaboradores sus propios hermanos Luis y Juan Enrique.

En los años ochenta del siglo XIX chileno, continúa la labor de divulgación del positivismo, ahora con nuevos simpatizantes entre estos, el educador Eugenio María de Hostos (portorriqueño 1839-1903), quien permanece en el país en dos períodos; primero entre los años 1872 y 1873 y luego entre 1888 y 1898. Este autor escribe frecuentemente en la Revista de Chile, difundiendo algunas nociones comtianas, en especial en lo referente a la educación a favor de la mujer y acerca de la conveniencia de incorporarlas a las carreras de las distintas ciencias aplicadas. También en esta década, aparecen entidades destinadas a la misma tarea de difusión del positivismo, en otras regiones del país, v. gr. en Copiapó, Juan Serapio Lois funda la Sociedad Escuela Augusto Comte, en 1882,orientada al análisis, a la lectura, a la difusión y a la discusión de las obras de los positivistas europeos. Incluso llega a sacar un medio comunicacional denominado: Revista El positivista (periódico filosófico, literario, científico y moral). Serapio además logra publicar una obra titulada Elementos de filosofía positiva que aparece en dos tomos, entre los años 1887 y 1889.

Al parecer, en Chile los positivistas se bifurcan en dos grandes tendencias. Por una parte están los Positivistas intelectuales que persiguen adoptar el positivismo para aplicarlo cuidadosamente a la realidad del país, con cierta flexibilidad, a las ideas originales de Comte en lo referente a la noción de libertad. Comparten más las ideas de Littré, que las de Comte. Aquí se ubicarían J. V. Lastarria y Valentín Letelier, quienes se preocupan además del ideario del progreso, por la política y por el tema de libertad.

La otra tendencia que podemos denominar como Positivistas con doctrina religiosa; Tratan de utilizar el positivismo más que para los temas sociales y políticos, principalmente para desplazar al catolicismo y la religión y poder así, instaurar la Religión de la Humanidad, al estilo de los planteamientos del Comte de su última etapa. Aquí se ubican los Hnos. Lagarrigue, quienes siguen las ideas comtianas y las de Pedro Lafitte (Director de la Escuela Positivista en Francia). Los temas que interesan a estos intelectuales se orientan además del progreso, que los une a todos, el énfasis por la religión, la filantropía comtiana: el amor a la humanidad.

A manera de conclusión
Los positivistas de los distintos centros del país, independientemente de sus tendencias y orientaciones, coinciden todos en lo referente a lograr en el país, tanto la implantación del método experimental, cuanto en el reconocimiento de la importancia del desarrollo de la ciencia y del espíritu positivista en Chile. También coinciden en cuanto al trabajo de las elites por el bienestar material de la población y por el progreso colectivo, así como por el desarrollo de los conocimientos científicos y por el aumento de las libertades personales. La mayoría de los seguidores del positivismo aspiran a la expansión de la instrucción pública y de la educación en general, y en especial, los mejores esfuerzos de los seguidores de esta doctrina, apuntan a inculcar el conocimiento del método experimental y de las leyes de la naturaleza en la curricula del sistema educacional chileno. Es notorio además, el hecho de que estos autores participan dentro del universo de la masa crítica que más se destaca en la vida pública nacional y manifiestan una producción intelectual que se desplaza en una seguidilla de esfuerzos tendientes a inculcar el método positivo en la enseñanza de la filosofía, en el plano de la acción y de la teoría políticas, en el marco de la literatura y también en la esfera de las ciencias decimonónicas, principalmente por el hecho de privilegiar el pragmatismo y el télos del progreso en estas comunidades. En rigor, podría decirse que en esta época, los miembros de la clase política y los intelectuales del país, han comprendido la conveniencia de fomentar tanto el conocimiento científico, como el desarrollo tecnológico y la educación en todos los niveles; y al mismo tiempo, se muestran imbuidos de un espíritu racionalista y pragmático que los conduce hacia la obtención del progreso. Ello es plenamente factible de concebir en esta era, toda vez que ya se cuenta con la información científica sobre el cuerpo físico del territorio nacional, como consecuencia de los trabajos teóricos y de exploración in situ de científicos como Gay, Domeyko, Philippi, Pissis y otros; sólo que dicha vinculación entre conocimiento del medio natural y el progreso, ya la percibían antes, en plena ejecución de sus tareas científicas: Gay, Domeyko y Philippi.

Esta tendencia de difundir el conocimiento científico, de acercarse a la tecnología, y de llevar la actividad productiva nacional a un sitial superlativo para su época, es claramente el resultado de una interacción entre los exponentes de la esfera pública y los autores imbuidos del ideario del progreso y de la regeneración moral de la sociedad. Tales ideas por cierto, son difundidas por Comte y sus seguidores en los distintos países de Europa y de las jóvenes repúblicas de América.

Y en cuanto a la noción de progreso, casi todos estos exponentes del positivismo chileno lo asocian con un proceso de adquisición de información especializada de las distintas disciplinas vigentes en Europa, para que dichos conocimientos se apliquen en Chile, con vistas a una posterior explotación, cultivo o industrialización de muchos referentes del cuerpo físico del país o del universo biótico, como un puente hacia la industria y al capitalismo. En este sentido, la idea de progreso de estos autores, lleva implícita un a priori que es justamente un cierto desplazamiento de la naturaleza vernácula por la civilización europea, representado por los inmigrantes y sus valores culturales, políticos y sociales que irradian nuevos posibles de acción y desarrollo laboral. Ideas que defienden muchos positivistas chilenos. Por eso no es raro que algunos autores entiendan el progreso como un recurso material y social para sacar a la joven República de Chile y a otras naciones, fuera de la barbarie, de la vastedad de las pampas y de las selvas y lograr así, la civilización; entendida esta como poblamiento de tales regiones. El progreso es para ellos poblar y poblar con europeos es alcanzar la civilización.

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