A-Poesía de Francisco Díaz Céspedes, Edic. del Centro Cultural Paulo Freire, Stgo., 2017; Poemario de 86 pp. en que el autor desborda emociones e ideas que van tomando vida en los versos. Versos que emergen fluidamente de la psiquis del autor, como una lluvia constante sobre la hierba verde. De partida llama la atención el breve título del texto: A-Poesía, es directo, esencial, pero contestatario, pues toda persona culta sabe que la ‘a’ es la alfa, y que antecediendo a cualquier otra palabra en nuestro idioma indica una carencia, una privación, como en apátrida o acéfalo o tantas otras. Pero es curioso pues ¿cómo puede ser Poesía sin poesía entonces? Al parecer Díaz Céspedes no pretende negar la poesía sino más bien trabajarla dialécticamente agudizando sus contradicciones. Y en este sentido, nuestra hipótesis se ve confirmada decenas de veces al leer cuidadosamente los poemas. Así por ejemplo en la p. 11 se lee:
“Respetar, respetar y respetar./
El que respeta, respeta al que lo respetó./
Y el respetado, respeta al que lo respetó./
Respetar, respetar y respetar”.
Tales versos van indicando claramente el juego dialéctico que comentamos. Lo mismo ocurre por ejemplo en la p. 12, donde señala:
“Escuché a alguien escuchar lo que otros han escuchado/
y cada oído, escuchó el susurro de lo que jamás ha oído./
Y ese escuchar, se volvió olvido en el oído,/
pero cuando dejaste de escuchar, tu oído se ha perdido./
Oí, lo que jamás escuchaste,/
y también escuché, lo realmente oído”.
Es claro, por tanto, que el autor no quiere borrar la poesía, sino más bien, filosofar la poesía y llevarla al límite del verbo, para emocionar o generarle algo al lector. En efecto, muchos de sus poemas son un golpe a la comprensión del otro, de la amada, del amigo o del ser humano, para que reaccione, para que se percate de la existencia humana del que tiene a su lado y le confecciona los versos. En rigor, los versos son dardos para llegar a la psiquis del otro y provocarle una reacción, una reacción preñada de dudas, de interdicción, de asombro, pero reacción. Eso es la vida, contemplar, reaccionar, pensar, sentir algo y no languidecer y esto es justamente lo que Díaz Céspedes, logra con sus lectores. Le deseamos suerte con este nuevo texto ahora de poesía novedosa y contestataria.
Zenobio Saldivia M. Stgo., junio/2017.