Breve ensayo de análisis histórico y documental sobre la desconocida infancia de Jesús, donde el autor tras explicar porque es relevante investigar sobre la vida de Jesús, especialmente sobre este período que no se observa en el Nuevo Testamento, salvo escasas menciones. Por ello Briones presenta y analiza cuidadosamente diversos evangelios apócrifos, en los cuales se relatan situaciones y eventos en los cuales aparece Jesús niño y Jesús adolescente como personaje central. Entre estos textos apócrifos por ejemplo el autor nos muestra trozos del Evangelio del Pseudo Mateo y del Evangelio árabe entre otros; donde luego de presentar dicha prosa se comenta su factibilidad lógica y la visión que de tales escritos tiene la Iglesia cristiana tradicional o la historia de las religiones en general.
Es interesante destacar que el autor deja de manifiesto la pobreza explicativa que el Nuevo Testamento ofrece sobre este período de la vida de Jesús, y que salvo alusiones de Mateo y Lucas, no parece haber interés por mostrar un desarrollo biográfico de Jesús, cronológicamente más completo.
Así, llama la atención que en este texto, la prosa apócrifa seleccionada representa al Dios hecho hombre pero con algunas características propias de los niños de su tiempo pero al mismo tiempo, con algunas diferencias que muestran un individuo conectado a un universo o deidad que le permite tener superioridad en el medio infantil. En uno de estos textos, por ejemplo se percibe un Jesús niño desde los 5 a los 12 años que realiza actividades propias de sus edades y de su tiempo histórico, pero que realiza travesuras y verbalización de pequeños rencores pero también con algunos poderes divinos (cf. p.30). Por ejemplo cuando juega con otros niños con barro y modela unos pajarillos, hasta que es sorprendido por adultos y ante ellos, les ordena a estas figuras de barro que vuelen lo cual acontece asombrando a todos. O bien cuando cura a un niño endemoniado por la simple implantación de sus pañales lavados por María, y saliendo de inmediato serpientes y demonios de la cabeza del niño endemoniado. (p.38). O cuando el autor nos presenta otro texto apócrifo en el que aparece Jesús niño frente a un árbol jugando con sus compañeros, donde Jesús ordena al árbol bajar y subir sus ramas para que se encaramen sus compañeros.(p.46). y así sucesivamente.
Finalmente Briones concluye que estos textos si bien no pueden garantizar la verdad de lo sucedido con el Jesús niño, aportan luces para comprender que lo más probable es que Jesús haya interactuado como un niño, pero con un delta especial que lo diferencia y que daría para pensar que se está ante un niño conectado a una fuerza o divinidad superior. Todo lo cual encajaría perfectamente con la etapa de sus milagros durante la adultez, pues entonces estos pueden verse simplemente como la continuación de un ser especial con poderes que vendrían desde su infancia.
Zenobio Saldivia M. // Diciembre 2016