Zenobio Saldivia M. y Maryorie Maya G.
El hombre, su familia y su formación
Tomás Cipriano de Mosquera nació en Popayán el día miércoles 26 de septiembre de 1798. Fue el sexto de diez hermanos, muchos de los cuales se han destacado en la historia de Colombia: Joaquín María por ejemplo, llegó a ser presidente de la Gran Colombia, sucesor de Bolívar; a su vez, Manuel María fue un ilustre diplomático; también Manuel José, que fue arzobispo de Santafé de Bogotá. Tomás Cipriano era el segundo hijo varón de José Joaquín María Mosquera Figueroa y Arboleda y de María Manuela Arboleda y Arrechea.[1] La familia Mosquera era de raigambre aristocrática, pues entre sus antepasados figuraban hombres públicos y destacados militares; entre éstos el capitán Cristóbal de Mosquera y Figueroa. Y su primo Francisco de Mosquera que había sido gobernador de Popayán en 1564 y casado con una hija de Belalcázar. También Francisco Arboleda Salazar y su hijo Francisco Antonio Arboleda Hurtado; Cristóbal de Mosquera y Figueroa IV y sus tíos paternos, Marcelino y el doctor Joaquín Mosquera Figueroa, oidor de la Real Audiencia de Santa Fe y Regente de España. Así pues, por su estirpe, esta familia ocupaba una posición privilegiada en la comunidad popayanesa del siglo XVIII; no solo por la prestancia de las personalidades citadas, sino también por su añejo origen español particularmente por la línea Figueroa, Suero Fernández y Teresa, y cuyo linaje a su vez se remontaba hasta los años en que los pueblos cristianos del Mediterráneo -ya asentados en España- se convirtieron al catolicismo y enfrentaron a los moros.[2]
De Tomás Cipriano en sus primeros años, se sabe que era parte de una gran familia aristocrática, como ya se ha señalado. Su hermano mayor fue enviado a Santafé de Bogotá a los 18 años a estudiar derecho, dejando a Tomás Cipriano a los cinco o seis años de edad como hijo interino en una familia de tres mujeres y dos infantes.[3]
Su primera formación académica la recibió de sus progenitores, continuándola luego en la Escuela pública de Joaquín Basto, de donde regresó al hogar a raíz de un incidente disciplinario. En este contexto, sus padres decidieron retirar a Tomás Cipriano y lo dejaron bajo la tutela del maestro Luna. En las postrimerías del coloniaje, tutores privados enseñaban a los niños de élite payanesa las primeras letras, nociones de aritmética, grandes dosis de religión y algo de idiomas extranjeros. Tomás Cipriano, se destacó por ser un alumno inquieto, petulante, incorregible, indisciplinado y díscolo. No está claro el número de años de instrucción formal que tuvo Tomás Cipriano, pero si sabemos que su formación intelectual fue interrumpida a fines de 1813 y a principios de 1814 por la epopeya de la independencia. La formación académica fue interrumpida por la emigración forzada de don José Joaquín María Mosquera y su familia al norte, con motivo de los disturbios entre las fuerzas españolas y los republicanos durante la insurrección contra el virrey Amar y Borbón en Santafé de Bogotá; Tomás Cipriano cursó después latinidades en el Real Colegio Seminario, pero no terminó sus estudios superiores. El joven estudiante se rodeaba de republicanos ardientes guiados por el rector del seminario, José Félix de Restrepo, quien reunía a todos los que se mostraban con una animadversión al régimen colonial. Aunque Tomás Cipriano nunca volvió a estudiar formalmente, había aprendido a leer y a escribir, y de joven su padre le insistió mucho en que tratara de mejorar su ortografía y caligrafía. No se sabe con certeza cuales fueron los textos que marcaron a fuego su formación intelectual, pero sí sabemos que la familia Mosquera-Arboleda apreciaba mucho los libros. Su cuñada y prima hermana María Josefa Mosquera y Hurtado, tenía una biblioteca que Hamilton admiró mucho y sus hermanos menores le encargaron libros cuando estuvo en Cartagena. El acopio de textos de la biblioteca personal que Tomás Cipriano de Mosquera logró formar a lo largo de su vida, al parecer, correspondió a una de las más completas existentes en Colombia en las primeras décadas del siglo XIX; por tanto, podemos colegir que Mosquera era un hombre con muchas inquietudes intelectuales. Además, dominaba medianamente el inglés, francés e italiano.[4]
Tomás Cipriano de Mosquera se casó en primeras nupcias con su prima hermana Mariana Arboleda y Arroyo, y en segundas, con María Ignacia Arboleda. A causa de las secuelas que le dejó un tiro en la mandíbula sufrido en la defensa de Barbacoas en 1824, se ganó el apelativo de "Mascachochas", por la cantidad de muecas y los ruidos que hacía al hablar.
Sus contribución científica
En rigor, su tributo científico a nuestro juicio tiene dos vías relevantes. Por un lado están las contribuciones indirectas que en virtud de su condición de Presidente de la República -en sus distintos períodos- incidieron en la marcha técnica, educacional y científica del país, y por otro lado, están las obras que escribió como autor en disciplinas tales como: matemática, geografía, cartografía, cosmografía e historia por ejemplo. Y justamente estos dos carriles de contribuciones, serán los ejes de nuestro acopio para respaldar la contribución científica que ha legado a Colombia y a América toda.
Su contribución desde la presidencia
En relación a los aportes técnico-científicos propiciados por Mosquera para la joven República de Colombia, se destacaron varias obras de importancia que en su tiempo, a mediados del Siglo XIX, impactaron en la educación, la industria y la ciencia nacional; entre éstas:
En educación durante su primer período gubernativo (1844-1849), implementó diversas mejoras en los niveles básico, medio y de la enseñanza universitaria. Así por ejemplo en relación a la enseñanza elemental, recordemos que formuló la Ley de Márquez del 9 de mayo de 1846, que eximió de los servicios local y militar a los maestros de escuela primaria como un estímulo para la formación de un universo de profesores instructores. Y por otra parte, ya en 1849, el gobierno de Mosquera había instaurado escuelas normales en gran parte de las provincias de Nueva Granada y las había dotado de libros, mapamundis y otros implementos. [5]
El sistema de educación secundaria, si bien no tuvo grandes cambios curriculares recibió a un par de profesores franceses contratados por el gobierno (1846), para enseñar matemática y física. Y al final del gobierno de Mosquera, los alumnos de enseñanza media que en 1845 eran 742, se habían incrementado a 1809 para 1849.[6] Pero los mayores logros en este ámbito acontecieron en los niveles de la enseñanza media y universitaria. En efecto, recuérdese en este plano que en 1846 la Universidad de Santafé de Bogotá logró construir un anfiteatro anatómico con ayuda gubernativa y además importó de Europa todo el equipo médico necesario para los estudios de medicina.[7]
En el plano de las ciencias aplicadas, contrató al arquitecto Thomas Reed para que proyectara y dirigiera la construcción del edificio para la sede del Congreso Nacional (El Capitolio). También tomó las medidas necesarias para darle forma al proyecto de navegación a vapor por el río Magdalena, para lo cual se crearon dos compañías, La Nacional de Santa Marta para la navegación del Magdalena y la Compañía de Cartagena, para la navegación por vapor del Magdalena y Dique, ambas con capital granadino reforzado con capital extranjero. También, Tomás Cipriano de Mosquera durante su primer gobierno (1844-1849), instruyó a su ministro Lino de Pombo para que instaurara el sistema métrico decimal en Colombia, y por ello este ministro se aprestó a introducir la decimalización en la reforma monetaria para corregir el desorden existente en las operaciones relacionadas con el mercado nacional y con las exportaciones,[8] pero no logró aplicarse masivamente y hubo una fuerte resistencia para extender el uso de este sistema entre los agentes económicos y políticos de las regiones. En rigor, la adopción oficial del sistema métrico decimal en Colombia acontecerá algunos años después, en 1853.[9]
Mosquera y Arboleda era un hombre culto y estudioso, preocupado por el conocimiento de la ciencia, la historia, la geografía, la cartografía y la cultura en general, materias a las que dedicó buena parte de su vida. Esta preocupación personal se tradujo en dos obras importantes sobre la geografía de Colombia y unos cuantos artículos científicos, que analizaremos en su momento, en el marco de su condición de autor. Volviendo a sus aportes como Presidente, recuérdese además que en enero de 1848 instaló el Instituto Caldas, en Santafé de Bogotá, con la asistencia y participación de las personas más destacadas de la cultura, la industria, la política y la Iglesia; la finalidad de este instituto era fomentar la cultura, la administración pública, los trabajos científicos, las comunicaciones y el desarrollo del país en general. De esta entidad surgió la iniciativa de los trabajos corográficos encomendados más tarde al coronel Agustín Codazzi. Mosquera también se preocupó de organizar la nomenclatura urbana de Bogotá, impulsó el estudio cartográfico de Nueva Granada.
También, motivado por su política de libre comercio y su precoz afán de independizar el Estado de la iglesia, o al menos del gobierno, Mosqueda y Arboleda decretó en septiembre de 1845, algunas reformas a la ley orgánica de universidades, posibilitando una cierta liberalización mínima de la enseñanza universitaria; lo que implicó a su vez, por ejemplo, que se aborden las ideas de Jeremy Bentham, vinculadas como se sabe al ideal filosófico, moral y arquitectónico del panóptico en las cárceles, lo que era para su tiempo, una notoria expresión de progreso arquitectónico y moral.
Además recordemos también que propició el primer censo del período republicano. El 31 de marzo de 1849 Mosquera entregó la presidencia a José Hilario López, y se separó de la vida pública por algunos años. (Tomás Cipriano de Mosquera en http://web.presidencia.gov.co/asiescolombia/presidentes/09.htm)
En relación a la educación nuevamente, recordemos que en 1867 durante su cuarto mandato, Mosquera y Arboleda funda el Instituto Nacional de Artes y Oficios integrados por el colegio Militar y la Escuela Politécnica. Mosquera y Arboleda se propuso crear la Universidad de los Estados Unidos de Colombia, pero no lo logró porque fue depuesto en mayo de 1867 (SÁNCHEZ Y SALAZAR, 2002) por su propio comandante del ejército, general Santos Acosta. Se exilió en Lima por los siguientes tres años, durante los cuales escribió un libro titulado Cosmogonía (1868). Esto es, un estudio sobre los diversos sistemas de la creación del universo, que comentaremos en su momento.
Sus aportes como científico individual
Tras aquellos avatares políticos de su primera etapa como Presidente de la República, viajó a Nueva York para dedicarse a los negocios de la familia y creó allí una casa comercial llamada Mosquera Herrán Ltda., con oficinas en Panamá, Nueva York y Washington. La casa comercial quebró. De esta época es la redacción y primera publicación (traducida al inglés) de su Memoria sobre geografía física y política de Nueva Granada, dedicada a la Sociedad Geográfica de Nueva York.
Carta de la República de la Nueva Granada, conforme a su última división política. Tomás Cipriano de Mosquera. (1852) New York, Theodor Dwight. 42 x 59 cm. Archivo General de la Nación. Bogotá.
Basándose en el mapa que comprendía Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, realizado por Agustín Codazzi e incluido en el Atlas físico y político de la República de Venezuela (1840), Tomás Cipriano de Mosquera se centró en la corrección de varios aspectos de esta carta como el dibujo de la Costa Pacífica, la dirección de las cordilleras, el curso de algunos ríos y los límites del territorio granadino. El área del Pacífico y en particular la zona sur-occidental del país, era una de las más conocidas por el autor. En efecto, ella era prácticamente su área natural de movimientos pues aquí se ubica Popayán, su ciudad natal. Específicamente sobre la Costa del área del Pacífico, es indispensable recordar que cuando era su gobernador, Tomás Cipriano de Mosquera elaboró en 1825 el Mapa geográfico de la Provincia de Buenaventura en el Departamento del Cauca. Este mapa cubre el sur-occidente del país entre el río Cauca y el Pacífico y entre la desembocadura el Río Baudó al norte y el puerto de Tumaco al sur. (DUQUE, 2008)
Mapa geográfico de la Provincia de Buenaventura en el Departamento del Cauca.
Al contrastar ambos mapas: el de Agustín Codazzi como soporte principal y el firmado por Tomás Cipriano de Mosquera, es notoria la transformación en el dibujo de la Costa Pacífica en éste último. En él se observa mayor detenimiento en el dibujo de las islas e islotes de la región, lo que seguramente proviene del conocimiento directo de la zona por el autor; algo que a su vez, ha dejado plasmado en el mapa de 1825 que se acaba de mencionar. Las modificaciones en la dirección de las cordilleras -principalmente la central y la oriental- y en el curso de algunos ríos -ante todo el Magdalena-, las hace a partir de las medidas de latitud y longitud tomadas personalmente y cotejadas con los cálculos hechos previamente por Francisco José de Caldas y Alejandro de Humboldt. Un listado de las medidas tomadas por Mosquera en aproximadamente 159 lugares del país, aparece en el “Cuadro de la posición geográfica de muchos lugares de la República de Nueva Granada, su temperatura media, altura sobre el nivel del mar y nombre del que ha hecho las observaciones”.
De otra parte, al comparar los mapas de José Acosta (1847) y de Tomás Cipriano Mosquera (1852) referentes al territorio nacional, queda claro que el primero buscó mayor rigurosidad en el trazado de la geografía física al relacionar el mayor número de fuentes e incluir medidas astronómicas de autores como Fidalgo, Humbodlt, Boussingault y Roulin. Por su parte, Mosquera enfatizó los espacios desde una perspectiva ideológica y política, lo que se expresa en el hecho de que resalta de sobremanera los límites políticos de la Nueva Granada. La diferencia en las fuentes utilizadas y en los énfasis puestos por cada mapa, hace que los límites del sur y sur-oriente del país, principalmente con Ecuador, Perú y Brasil, resulten distintos en cada documento. Así, en la carta de Tomás Cipriano de Moraleda los límites se extienden hacia el sur del río Putumayo, hasta el Río Solimoes o Amazonas. Por su parte en el mapa de Acosta, el límite está puesto precisamente en el Río Putumayo, desde donde se traza una línea imaginaria hasta unirla con el Río Caquetá y, a partir de ese punto, se da una curva en dirección nor-oriental hasta el río Negro. Por tanto, tal como lo ha destacado Duque, queda claro que cada uno de los mapas propone una lectura diferente principalmente con respecto a los límites del territorio nacional en estas regiones.[10]
Las inquietudes científicas de Mosquera no sólo se reflejan en sus estudios históricos, geográficos y cartográficos, sino que también han quedado de manifiesto en los títulos y reconocimientos que le otorgaron distintas sociedades científicas latinoamericanas y europeas; v. gr.: miembro honorario de la Sociedad de Agronomía de París, corresponsal del Instituto Histórico y Geográfico del Brasil y miembro fundador de la Sociedad Real de Antigüedades del Norte de Dinamarca, entre otros. Su labor científica individual corresponde al acopio de sus numerosas observaciones y apuntes que hacía durante sus viajes y campañas militares. Y de los estudios comparativos que realizó a partir de las diversas lecturas de las obras de geógrafos, astrónomos, botánicos, naturalistas y mineralogistas en boga en su tiempo; fundamentalmente de los trabajos de la Expedición Botánica y de los escritos de algunos científicos europeos. (Tomás Cipriano de Mosquera en http://web.presidencia.gov.co/asiescolombia/presidentes/09.htm)
(https://sites.google.com/site/grancol1819/bio/mosquera-y-arboleda-tomas-cipriano-de)
Más tarde, una vez terminada la guerra civil de 1876-1877 con el triunfo del gobierno liberal sobre el alzamiento clerical-conservador, una vez consumado el triunfo el general y avezado estadista que ya llegaba a los 80 años, viajó a Honda y allí abordó uno de aquellos vapores que eran uno de sus más valiosas herencias. De Cartagena se trasladó a Panamá donde pasó varios meses de descanso; durante este período en agosto de 1877, su segunda esposa María Ignacia Arboleda, concibió un nuevo hijo del general de que naciera el dos de junio de 1878 en Popayán y recibiera el nombre de José Bolívar en homenaje al libertador. Era el mes de enero de 1878 cuando el General llegó junto con su señora a Buenaventura, de donde siguió a Cali para dirigirse a Popayán. Allí llegó en marzo y de inmediato se desplazó a su hacienda en Coconuco, su salud declinaba en cuerpo y alma. En el mes de octubre de 1878 ya su salud estaba muy precaria. El día 7 de octubre en la mañana, le sobrevino un derrame cerebral y falleció.[11]
Hacia una conclusión
Mosquera no siempre es visto como científico ni por los historiadores de la ciencia latinoamericana ni por los propios historiadores de la ciencia en Colombia. Sin embargo, ahí están sus aportes que fueron el resultado directo de las dos vías que hemos mencionado: su actividad como Presidente y como estudioso solitario. A nuestro juicio, sus trabajos si bien fueron asistemáticos y discontinuos, contribuyeron a estructurar y complementar adecuadamente el cuadro científico de la República de Colombia de las décadas del cuarenta al setenta del Siglo del Progreso; principalmente en las áreas de la geografía, la cartografía, la cosmografía y otras. También llama la atención el delta humano y las características en que se originaron los esfuerzos científicos de este político y científico, pues si bien no tuvo una preparación académica formal, logró insertarse por la consolidación de la comunidad científica colombiana, gracias a su propia constancia de autodidacta y por el estudio que realizó de los sabios de su tiempo. Y principalmente por estar imbuido del deseo de dejar una obra científica que marque la presencia geográfica de Colombia en América y en Europa.
Bibliografía
- CASTRILLÓN ARBOLEDA, Diego. 1979. Tomás Cipriano de Mosquera. Litografía Arco, Bogotá. 327
- ----------------------------------------.1994. Tomás Cipriano de Mosquera. Biografía, Editorial Planeta, Colombia, p.723
- DUQUE, Lucía. Territorio Nacional, cartografía y poder en la Nueva Granada (Colombia) a mediados del siglo XIX. http://alhim.revues.org/2907#tocto1n2
- IRIARTE, Alfredo. 2003. Muertes legendarias. Editorial Intermedios Bogotá Colombia. Capitulo VII. El Gran General gana en Coconuco sus últimas batallas. Pág. 121-125.
- LOFSTROM, William. 1996. La vida íntima de Tomás Cipriano de Mosquera (1798-1830). ANCORA, EDITORES, BOGOTÁ, Pág. 253
- MELO, Jorge Orlando. Historia de la Ciencia en Colombia. en http://www.jorgeorlandomelo.com/hisciencia.htm
- Presidente de la nueva Granada. Tomás Cipriano de Mosquera en http://web.presidencia.gov.co/asiescolombia/presidentes/09.htm
- Tomás Cipriano de Mosquera y Arboleda.https://sites.google.com/site/grancol1819/bio/mosquera-y-arboleda-tomas-cipriano-de
- TORRES SÁNCHEZ, Jaime y SALAZAR, Luz Amanda. 2002. Introducción a la Historia de la Ingeniería y la educación en Colombia. Universidad Nacional de Colombia. Pág.225.
[1] Cf. Castrillón A., Diego: Tomás Cipriano de Mosquera, Litografía Arco, Bogotá, 1979. p.5.
[2] Ibídem.; pp. 13 y ss.
[3] Ibídem.; p.6.
[4] Cf. Lofstrom, William: La vida íntima de Tomás Cipriano de Mosquera (1798-1830), 1996, Ancora Editores, Bogotá; pp. 48-49.
[5] Cf. León Helguera, J.: “La Educación durante el Primer Gobierno de Mosquera: 1845-1849”; (Traducido por Enrique Hoyos Olier)
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Cf. Arboleda, Luis Carlos: “Introducción del Sistema Métrico Decimal en Colombia a mediados del Siglo XIX” en: I CEMAYC, Primer Congreso de Educación Matemática de América Central y del Caribe, 6 al 8 de Noviembre, 2013, Sto. Domingo, República Dominicana. En línea en: http://www.centroedumatematica.com/memorias-icemacyc/Conferencia_paralela,_Arboleda.pdf. [Fecha de consulta: 17-12-2014].
[9] Ibídem.
[10] Cf. Duque, Lucía: Territorio Nacional, cartografía y poder en la Nueva Granada (Colombia) a mediados del siglo XIX, 2008. En: http://alhim.revues.org/2907#tocto1n2. ;
[11] Cf. Iriarte, Alfredo: Muertes legendarias. Editorial Intermedios Bogotá, 2003; pp.121 y ss.