USACH, Stgo., Chile.
La presente obra del Dr. Zenobio Saldivia M., escrito en colaboración con la nieta del preclaro político y científico que se indica en el epígrafe, consta de diez secciones y 104 pp. No obstante, en el análisis pueden advertirse dos partes: la primera de ellas relata aspectos personales y familiares de Guillermo Bañados, vinculándolos siempre con su vida pública; la segunda, en cambio, aborda otra dimensión del personaje: su trayectoria intelectual. Procederé analizando ambas partes y finalizaré ofreciendo una mirada global al personaje, primero, y a la obra después.
Guillermo Bañados Honorato, tal como lo han enfatizado los autores, vivió el clima del convulsionado Chile finisecular. Ese país que enfrentó la cuestión social y las crisis políticas que acabaron en conflictos como la guerra civil de 1891 y el golpe de estado de 1925, ya en el Chile del siglo XX. En su juventud, Guillermo Bañados expuso ante la sociedad su personalidad orientada al terreno de lo público, tal como lo indican los autores, gracias a las “emociones encontradas que templaron su carácter, y al mismo tiempo lo hicieron más sensible y abierto para comprender las necesidades de los otros” (pp. 11 y 12).
Así, en 1886, cuando contaba apenas 16 años, y mientras realizaba sus estudios secundarios en el Liceo de Hombres de San Felipe, comenzó a exponer sus ideas en el periódico “El Censor” de San Felipe y, aparentemente, no dejó de disfrutar de esa libertad que conceden las convicciones, porque continuó con este tipo de expresiones, juntamente con su producción literaria, hasta sus último años. También como joven se hizo parte del Círculo de Obreros Arturo Prat y con 18 años se unió al Partido Demócrata de San Felipe, influenciado por su fundador. Su apego a los principios democráticos y liberales le llevó al punto de dejar de lado su trabajo en el periódico “El Ferrocarril” y sus estudios en el Instituto Pedagógico de Santiago, para sumarse al Regimiento de Carabineros de Yungay y combatir por la causa balmacedista. Luego de ello, sin embargo, se incorporó a Marina de Guerra en la que, entre otras cosas, pudo desarrollar su veta científica y de estudioso polígrafo.
En cuanto a la vida familiar y política de Guillermo Bañados, el libro es muy generoso y completo, enfatizando en el rol de un padre que, no obstante sus largos viajes con la Armada, o quizás por eso, “fue muy amante de sus hijos, de su esposa y de su hogar” (p. 30). La dulzura con que parece haber desplegado su vida familiar tampoco fue aguada por la carrera política que inició con 48 años, como diputado, y que luego prosiguió como ministro y como senador. De hecho, parece muy coherente con su vocación pública, razón por la cual en el libro se resalta “su preocupación por mejorar la vida del obrero” (p. 32) que lo llevó a proponer una serie de proyectos progresistas, como “la limitación de las horas de trabajo diario, la prohibición de emplear a los menores de edad en tareas impropias a sus años…”, así como el cumplimiento “de la instrucción laica y obligatoria” (ibídem).
Pero, como es esperable, su decisión y su posición política tuvieron repercusiones en su vida familiar. Tal como se relata en esta obra, su oposición al gobierno de Carlos Ibáñez del Campo detonó su persecución política y, en 1929, en plena noche, la autoridad irrumpió en el hogar de la familia de Bañados para su captura, cuando él viajaba desde el sur del país. Ya en el atardecer de su vida, como entrañablemente lo expone el título de la sexta sección del libro, Guillermo Bañados pudo disfrutar del cariño prodigado por sus nietos y el respeto y la admiración de sus colegas en política.
La segunda parte de la obra es más breve pero no menos interesante, pues pone en relieve el hecho que su producción intelectual no se agotó en la redacción periodística y literaria, la cual, como ya se adelantó, germinó en su adolescencia. Más bien, su empresa intelectual se desbordó hacia el espacio científico y esto es justamente lo que muy bien logra dejar de manifiesto Saldivia, al dar cuenta de toda la actividad científica de Bañados.
En este sentido, parece muy pertinente que los autores hayan recalcado que a partir de 1891 su escritura periodística sufrió un cambio, coherente con la circunstancia política y con su realidad, pues con su incorporación a la Armada de Chile comenzó a elaborar notas técnicas acerca de cuestiones propias de la Marina Nacional que fueron publicadas en distintos medios de prensa e, incluso, en la propia Revista de Marina. Pero, conviene resaltarlo: ello no parece haber mermado su producción periodística, ensayística ni literaria.
Dentro de esta segunda parte es indispensable destacar la exposición efectuada en la octava sección, como parte de una conferencia presentada por el Dr. Saldivia, en torno a una pregunta que se deduce de la producción intelectual de Bañados, esta es: a juzgar por algunas de sus obras, ¿fue Guillermo Bañados un cientista social? El autor, en consonancia con los planteamientos de Thomas Kuhn, parte señalando que podemos considerar “científico” a un autor “cuando está inserto en una comunidad de especialistas o cuando participa de una vinculación con una o más entidades que están en la labor de la aprehensión cognoscitiva, ejercitando y practicando un paradigma característico de estos autores”[que componen la comunidad científica]; también porque logra fundar entidades que se interesan por el desarrollo del conocimiento; domina un área del saber con propiedad; y es reconocido por pares de la especialidad (p. 81).
Así, se afirma que Guillermo Bañados cumplió con esas condiciones: participó en colectividades de especialistas, fue reconocido por pares, tenía dominio de áreas del saber científico, lo que demostró con su participación en congresos científicos nacionales e internacionales; también contribuyó intelectualmente a la creación de la Universidad Técnica Federico Santa María; y, además, produjo obras de corte científico, que Saldivia se encarga de presentar sumariamente. En suma, se trataría, afirma Saldivia, de un cientista social que produjo conocimiento guiado por la rigurosidad del método científico, según lo exigía el marco de sus tiempos: el positivismo.
Se trata de un texto a todas luces interesante y que deja de manifiesto el esfuerzo del político y difusor científico aconcagüino Guillermo Bañados Honorato, relativamente olvidado en su comuna, región y país, y que los autores han reivindicado para hacer justicia a la trayectoria de tan distinguido cientista social.
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