Publicaciones de Zenobio Saldivia Maldonado (235)

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Zenobio Saldivia M

U. Tecnológica Metropolitana, Stgo., Chile.

Resumen

Se analiza la noción de “juego lingüístico” utilizada frecuentemente por Wittgenstein en sus obras vinculadas tanto a la primera etapa de su filosofía, denominada Primer Wittgenstein, como a la segunda o “Segundo Wittgenstein”. A partir de las propiedades y características de la categoría mencionada, se proyecta su estilo de reflexión en la sociedad contemporánea como un nuevo campo de objeto de estudio de la filosofía que atraviesa la lingüística, la filosofía de la ciencia y las tecnologías de la comunicación.

¿Para qué usa Wittgenstein la noción de juego lingüístico?

En los círculos de la filosofía de la ciencia, Ludwing Joseph Johann Wittgenstein (1889-1951), es conocido como un filósofo críptico, hermético y apasionado de sus ideas; las mismas aluden a temas que interesan a la lingüística y a la filosofía del lenguaje y han llamado la atención por su originalidad, aunque no siempre se han difundido e interpretado adecuadamente. Sólo recientemente se están conociendo nuevos aspectos de su vida, así como de su obra y su pensamiento en general. (Kranenber, 1999; p.8)

Entre las obras de este autor que han llegado a nuestro idioma, se ubican el Tratado lógico filosófico (Tractatus lógico philosophicus), el ensayo: Investigaciones filosóficas y los Cuadernos azul y marrón. En ellos plantean audaces y enigmáticas tesis, alusivas al sentido de las frases, a la correlación entre imágenes lenguaje y mundo, a la significación del lenguaje, al uso de las reglas en el mismo y temas afines. Con razón Gellner sostiene que el pensamiento de Wittgenstein, oscila entre una prosa que da cuenta al mismo tiempo de los límites del mundo y de una prédica de silencio sobre tales deslindes. (Gellner, 1998; p.195) Su estilo de discurso se parece mucho –mutatis mutandis– a los aforismos que formulaba Heráclito; toda vez que ambos son como estructuraciones o formulaciones que dejan pensando sostenidamente al lector, por las aparentes paradojas o categorías conceptuales que en ellas se emplean.

La idea de filosofía en este autor austriaco, es equivalente al desarrollo de un juego intelectual, que focaliza la atención en los argumentos que se transmiten por el lenguaje; así, conocer la filosofía es entrar a un universo de “juegos de lenguaje”, en el cual hay que desplazarse entre conceptos, entre la semántica y la sintaxis de las palabras, entre un marco público y privado del uso de las mismas. Ello no es extraño, toda vez que su filosofía es esencialmente filosofía del lenguaje.

Justamente, en el plano de las inquietudes lingüísticas, uno de los temas de interés de Wittgenstein, corresponde a la noción “juego lingüístico”. Tópico que es observable dentro del conjunto de trabajos que se ha dado en llamar su Segunda Filosofía . Continúa así con su reflexión previa a 1930, sobre el significado de las palabras. Pero, esta vez, utiliza dicha noción, para sostener nuevos argumentos relativos al significado como algo público; por tanto, no circunscrito solamente al ámbito proposicional, su primera aproximación al tema.

Los argumentos tendientes a explicar el significado lingüístico como algo público, como resultado del uso de una comunidad determinada critican tanto a las tesis de los empiristas, que sostienen que el significado lingüístico es una imagen mental, como a la propia tesis correspondiente a su primer periodo: “Sólo se puede preguntar por el significado de una palabra en el contexto de la proposición”.

Sin embargo, para analizar con detención las diversas instancias en que el filósofo vienés utiliza la noción que comentamos, es conveniente distinguir previamente sus dos períodos de trabajo analítico; esto es, los períodos que los biógrafos identifican con los rótulos de “Primer Wittgenstein” y “Segundo Wittgenstein” respectivamente.

Primera filosofía o 'primer Wittgenstein'

Se designa así al conjunto de investigaciones que tratan de obtener una construcción lógica del mundo, partiendo de las funciones de verdad; tal como lo expresa en su Tractatus lógico-philosophicus. Obra que también está ligada al eje central de su filosofía: la reflexión sobre el significado de las proposiciones.

En está primera etapa Wittgenstein sostiene que las proposiciones complejas tienen significado por su construcción extensionalista, que vincula lenguaje y mundo; esto es, que poseen un valor veritativo y que además están compuestas de elementos básicos que poseen un valor de verdad o falsedad. Tales elementos últimos, no pueden seguir dividiéndose ad infinitum; sostiene entonces, para completar sus argumentos, la Teoría de la imagen pictórica del significado de las proposiciones elementales; la cual en sus líneas más gruesas, afirma que hay una coordinación isomórfica entre dos sistemas o universos, donde cada componente dentro de un universo corresponde a otro del otro universo y viceversa. Si hay correspondencia total entre ambos sistemas, entonces es una imagen verdadera; lo contrario acontece cuando la imagen no es isomórfica.

Segunda Filosofía o “Segundo Wittgenstein”

Se denomina así al conjunto de trabajos desarrollados principalmente a partir de las Investigaciones Filosóficas, donde sostiene que no es posible aceptar la hipótesis de que nuestro lenguaje ordinario en gran parte no tenga significado, y que hay que referirse a él tal como se nos presenta.

Hay aquí un estudio profundo de la vinculación del significado de las palabras con los objetos que estas designan, conectado con el paralelo entre las palabras definibles y los objetos compuestos. Dicho en otros términos, si las palabras son definidas o no, deben su significación a dos instancias del lenguaje: a la parte inorgánica; es decir, al manejo propiamente tal de los 3 signos lingüísticos; y por otra, a la parte orgánica; esto es, a la comprensión de tales signos, a la interpretación del hablante. Para que se dé el significado deben existir previamente objetos no definidos.

Sus estudios se basan principalmente en un análisis de la gramática de las expresiones, y es en este cuerpo de ideas donde utiliza con frecuencia la noción de juego lingüístico.

Juego lingüístico.

Esta noción implica un alejamiento de la idea del lenguaje como cálculo; concepto original de los formalistas y del Primer Wittgenstein. El formalismo no se preocupa por el significado que puedan tener los símbolos matemáticos, si no que concibe el lenguaje matemático como un simple ordenamiento formal, con el cual es posible jugar, pero precisando previamente los puntos de partida, los axiomas y las reglas que permitan la creación de nuevas figuras o teoremas. Y si las reglas se cumplen adecuadamente se evitarían las contradicciones.

El Segundo Wittgenstein, por su parte, abandona la idea de que el lenguaje es portador de significado por la exactitud del mismo; es decir, de una imagen del lenguaje exacto como base del lenguaje en general, en donde todo tipo de lenguaje -incluido el ordinario- es portador de significado sólo en tanto parta de presupuestos tomados de un metalenguaje u otro lenguaje considerando más exacto. Para ello abandona las nociones que previamente le habían servido para defender la idea del lenguaje como cálculo; entre estas, por ejemplo, las que señala en el Tractatus:

  1. Que las palabras son definibles por la existencia de componentes lingüísticos últimos, que serían signos no definidos que posibilitan la definición.
  2. Que el lenguaje es más perfecto en la medida que se aproxima al ideal del lenguaje exacto.

La primera noción, la refuta haciendo referencia a ejemplos, especialmente a la palabra juego; para esto demuestra que no es posible definir las propiedades esenciales de dicho término; esto es, las propiedades que tengan en común todos los juegos o las actividades que nosotros denominamos así. Luego, no hay una definición básica y unitaria que posibilite aplicarlas a los distintos definiens de otros juegos particulares, puesto que las aparentes propiedades universales tales como entretención, creación y otras; no necesariamente se cumplen en los diferentes juegos. El propio Wittgenstein señala al respecto:

“Tenemos tendencia a pensar que tiene que haber algo común, digamos a todos los juegos, y que esa propiedad común es la justificación de que se aplique el término general “juego” a los distintos juegos; ya que los juegos forman una familia, cuyos miembros tienen aire de familia. Algunos de ellos tienen la misma nariz, otros las mismas cejas y otros el mismo modo de andar, y estas semejanzas se superponen. La idea de que un concepto general es una propiedad común de sus casos particulares está conectada con otras ideas primitivas y demasiado simples de la estructura del lenguaje.” (Wittgenstein, 1976; p.45).

“Juego” no tiene pues, ninguna significación unitaria. En todo caso resulta cómodo pensar que todos los juegos deberían tener una propiedad unitaria. El uso del lenguaje cotidiano, en virtud de la interacción social, muestra que éste es diverso, cambiante y que queda abierto a la cognición y a las emociones, a la construcción de nuevas significaciones; después de todo el lenguaje es sólo una porción más de lo real. “Pero es la parte que buscamos, es la parte que necesitamos, es la parte que conocemos” (Gumucio, 1997, p.5) para dar cuenta del mundo. Luego, no podemos atribuirle a este concepto, ninguna nota relevante que sea válida para todos los casos.

Ahora, con respecto a la noción de “juego lingüístico” propiamente tal, el filósofo austriaco señala la relevancia que le asigna a la misma, tal como se puede apreciar ya en las primeras páginas de sus Cuadernos azul y marrón: “En el futuro llamaré su atención una y otra vez sobre lo que denominaré juegos de lenguaje. Son modos de utilizar signos, más sencillos que los modos en que usamos los signos de nuestro altamente complicado lenguaje ordinario”. (Wittgenstein, 1976; p. 44).

Por otra parte, apoyándose en esta noción, Wittgenstein pretende fundamentar la tesis según la cual las palabras tienen un significado que ha sido conferido por los sujetos. Por ello señala más adelante en la misma obra: “Quiero que recuerden ustedes que las palabras tienen los significados que nosotros les hemos dado; y nosotros les damos significados mediante explicaciones”. (Wittgenstein, 1976; p.56).
La cita alude a la relación lenguaje- hablante y expresa que las palabras tienen el significado que el uso les asigna; es decir, que este es público y que se manifiesta mediante las explicaciones de las mismas que nos dan las definiciones, dentro de un determinado medio social y cultural. Luego, los distintos juegos, incluidos los juegos del lenguaje, tienen, pues, en común un determinado uso, un punto de partida social.

Ahora, volvamos a la segunda idea que Wittgenstein abandona: que el lenguaje es tanto mejor cuanto más se aproxime a un lenguaje exacto. Desde esta perspectiva, vemos que dicho planteamiento, implica, entre otras exigencias, que cada palabra debe seguir ciertas reglas básicas y que las reglas tienen que ser establecidas en forma definitiva y categórica.

El Segundo Wittgenstein rechaza tales nociones indicando que, en principio, nada está fijo para siempre en el lenguaje; no hay, según él, ningún objeto que sea el depositario fundamental del significado. La propia noción de “juego lingüístico”, implica una cierta relajación con respecto a las reglas, pero no una total despreocupación, al contrario, según el autor del Tractatus, debemos preocuparnos por precisar lo que es una regla, y la manera como nosotros aprendemos semejante regla y, sobre todo, por lo que entendemos por comprensión correcta de una expresión.

El proceso de aprendizaje de reglas es considerado en el ámbito sociológico-cultural y lingüístico, como reacciones colectivas: “Recuérdese que, en general, nosotros no usamos el lenguaje conforme a reglas estrictas, ni tampoco se nos ha enseñado por medio de reglas estrictas. Por otro lado, nosotros, en nuestras discusiones, comparamos constantemente el lenguaje con un cálculo que se realiza de acuerdo con reglas exactas. Es éste un modo muy unilateral de considerar el lenguaje. De hecho, nosotros usamos muy raramente el lenguaje como tal cálculo. Pues no sólo no pensamos en las reglas de utilización –definiciones, etc.- mientras estamos usando el lenguaje, sino que, cuando se nos pide que indiquemos tales reglas, en la mayoría de los casos, no somos capaces de hacerlo”. (Wittgenstein, 1976; p.54).

Ahora, para aclarar lo que significa comprensión correcta de una expresión y para describir lo que significa comprensión correcta, Wittgenstein nos remite nuevamente al medio socio–cultural, donde está el pilar de los juegos lingüísticos, los cuales, como ya hemos visto, se van configurando plenamente en el uso. Al respecto, resulta muy oportuno el comentario de Von Savigny: “Cual sea el comportamiento de nuestra comprensión correcta, lo decide la reacción de la comunidad lingüística que establece un determinado comportamiento como comprensión correcta. Frente a una determinada situación, vale una determinada conducta como la conducta, de alguien que ha entendido correctamente la expresión; el que hace la expresión en esta situación, crea con ello una situación en la que vale que aquella expresión sea entendida de ésta y no de otra manera. Por esto se ha dicho algo con significado y no porque haya intencionado algo. Sólo se puede intencionar y decir algo cuando existe una comprensión correcta, sancionada por la comunidad lingüística acerca de lo que se dice, un “juego lingüístico”, una “forma de vida”. (Von Savigny, 1974; 73).

Wittgenstein usa también implícitamente la noción de juego lingüístico para precisar las ideas referentes a las interconexiones entre imágenes y experiencias en general, con la expresión de determinados sucesos mentales, por una parte, y por otra, para describir las vinculaciones entre la mente como instancia de retención y depósito de recuerdos de experiencias e imágenes, y la expresión de pensamientos sobre estas últimas. V. gr.: “La falta que tendemos a cometer en todo nuestro razonamiento sobre estas materias es la de pensar que imágenes y experiencias de todo tipo –estrechamente conectada unas con otras en algún sentido, tienen que estar presentes en nuestra mente de modo simultáneo. Si cantamos una melodía que sabemos de memoria o el alfabeto, las notas o las letras parecen estar enganchadas y cada una parece llevar tras ella a la siguiente, como si fuesen una sarta de perlas que está en una caja y al sacar una perla ya sacase también la que sigue”. (Von Savigny, 1974; p.70).

En esta analogía, la noción que nos interesa no está dicha expresamente, pero se aprecia la idea de juego en la conexión de palabras, de cadenas de palabras. Así, la sarta de perlas, representa el universo de palabras que saldrían de nuestra mente como de una caja en la que están guardadas todas las experiencias e imágenes. La analogía le permite entonces criticar la confusión habitual entre lo que es la expresión de un determinado suceso mental y una mera hipótesis sobre el mecanismo o funcionamiento de la mente.

Lo anterior, es únicamente un corte analítico dentro del universo de la reflexión del filósofo austriaco, pero es de esperar que el lector perciba con ello, que Wittgenstein nos ha dejado un mensaje; independientemente de los antagonismos y simpatías que despierta su estilo de reflexión; está indicando un derrotero, un foco de trabajo filosófico que nos recuerda al desaparecido Círculo de Viena, que concebía la filosofía como el resultado del análisis formalizante, o de la aplicación de la lógica para una revisión de los criterios de validez de los métodos y de la supuesta coherencia de la prosa científica. Esto nos debe hacer pensar que dentro de los roles de filosofía contemporánea, no sólo están las tareas éticas, axiológicas y metafísicas, que de ordinario asociamos con la filosofía; sino también, el de analizar los asertos de los discursos científicos y entre estos, no sólo los de las ciencias naturales, sino también el de las ciencias formales como la lingüística y otras. Y en una sociedad globalizada que descansa en la comunicación como punto de soporte relevante en su ordenamiento tecnológico, ello no es una tarea menor. Esta fase del desarrollo tecnológico Wittgenstein no alcanzó a vivirla, pero justamente en este contexto de la primacía de la información, si le hubiera tocado existir, su noción de “juego de lenguaje” habría tenido que considerar nuevas variables del lenguaje: la superposición de conceptos e íconos. Hoy, cuando el sujeto entra al espacio cibernético por ejemplo, a través de la Internet, el usuario siente una nueva dimensión del lenguaje, que alude a la posibilidad que este ofrece en cuanto a desarrollar desde sí mismo una estructura simplificada de entradas y salidas para arribar a nuevos posibles. Uno está consciente que es el mismo lenguaje de símbolos y conceptos que nos ha permitido habérnosla con la realidad; pero éste aparece volcado a fases puramente operativas y calculantes, en virtud de reglas pre-establecidas que conduzcan más fácilmente a lo que el individuo contemporáneo quiere: acceder a la información. Tal vez por este derrotero, hay que re-pensar las ideas de filósofo austriaco; pero ello será motivo de otro análisis debidamente acotado.

Bibliografía

Gellner, Ernest: 1998: “Tractatus sociológico-philosophicus”, en: Cultura, identidad y política, Editorial Gedisa, Madrid.

Gumucio, Rafael: 1997 : “De la ciencia como género literario”, Diario El Mercurio, Stgo., 8 de Junio.

Kranenberg, Joke Klein: 1999. “Las confesiones de Wittgenstein”, Diario El Mercurio, Stgo. , 24-Oct.
Trevijano E., Manuel: 1994. “El círculo de Viena”, en: En torno a la ciencia, Editorial Técnos, Madrid.
Von Savigny, Eike: 1974. Filosofía analítica, Editorial Sur, Bs. Aires.

Wittgenstein, Ludwing: 1974. Cuadernos azul y marrón, Editorial Técnos, Madrid.

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Putraintú, Poemario / Reseña

Putraintú, Poemario. Recopilación de Poesía Putaendina, Selección de Patricia Casas A., Edición de la Ilustre Municipalidad de Putaendo, 2012, 171 pp. Novedosa antología poética centrada en cuatro talentos de las letras de Putaendo que han incursionado ora en la prosa ora en el verso.

Estos poetas son: Marco López Aballay, Carlos Hernández A., Sara Angélica Olguín M. y Maximiliano Morales F.,  quienes presentan sus últimas creaciones poéticas que dan cuenta de fantasías secretas, de miradas muy personales sobre la realidad, la mujer, el amor y el sexo. De Marco López A., llama la atención el lenguaje matizado de pinceladas infantiles, tiernas y alternadas con expresiones cibernéticas. Su poema mejor logrado es “Las Palabras”, (p.13) por lo sintético del mismo para expresar como ellas abren mundos nuevos. De Sara Angélica Olguín M., creemos que  su mejor trabajo ofrecido en esta antología es: “Para ti”, por la secuencia cuidadosa en que el sentir de la amada sigue el presente y el futuro de su amado, sintiendo y sufriendo lo mismo para fusionarse en uno solo en dichas expresiones humanas.

De Carlos Hernández A., su mejor poema parece ser “La Floresta”, pues aquí el autor articula elementos de lo natural con la delicadeza de las mujeres griegas  soñadas que se pasean translúcidas por los bosques para interactuar con lo eléctrico y cibernético del mundo actual. Y de Maximiliano Morales F., su mejor logro poético parece ser: “Oda a cinco sombras”, pues aquí el autor va dando cuenta de la naturaleza intervenida por el hombre, matizada con la  naturaleza dura real, sin humanos, y en ese fondo conceptual va ensamblando los rostros y el universo antropológico de cinco seres humanos levemente despersonalizados.

En otro plano, más allá de lo poético, llama la atención que sea el propio alcalde de Putaendo, el Sr. Guillermo Reyes C., quien realice el prólogo, pues de ordinario las autoridades políticas no entran en estos avatares. Ello habla bien de un fuerte correlato entre poetas y autoridades.

Reseña: Zenobio Saldivia M. // Enero//2015.

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Figuras del Aconcagua 2012 / Reseña

Figuras del Aconcagua. Antología. (Compilación de Azucena Caballero Herrera), Escritores de la SECH San Felipe, 2012; 140 pp.

Sólida, contundente y actualizada antología de la poetisa mencionada, que logra sintetizar armónicamente los trabajos de diecinueve poetas y escritores radicados o vinculados a la región y al valle de Aconcagua. La obra persigue destacar la sensibilidad y la riqueza de los versos y la prosa de los autores seleccionados, y a no dudar luego de una lectura cuidadosa de esta obra, queda claro que la compiladora logra su objetivo.

Los versos de los mismos en el caso de los poetas y los trozos de la prosa de los escritores seleccionados, han sido escogidos por Azucena Caballero con la cuidosa impronta de su trayectoria. Ante la imposibilidad de describir o analizar a todos los trabajos de los exponentes aquí reunidos, mencionemos solamente que a cada uno de ellos la compiladora lo va destacando con palabras precisas que aluden a su estilo y a su trayectoria y luego presenta los poemas o trozos de la prosa del mismo. Así por ejemplo de Ernesto De Blasis dice “nos presenta un conjunto de poemas que abordan el paisaje bucólico y fantasmal, con elementos que intervienen en el viaje; amor, soledad, tristeza…”.

Y a continuación presenta algunos poemas del autor, entre éstos: “Amor perdido”. De Roberto González Short, señala: “escritor y periodista costarricense radicado en Chile…habilidoso comunicador” y luego presenta algunos poemas del autor, entre éstos: “Sereno” y “Gratitud”. De Ricardo Ruiz Lolas, expresa: “Periodista y escritor, en “Exilio del tiempo”, versos que son cantos recreados a partir de múltiples atmósferas que –de una u otra manera- se adhieren a la piel de cada lector. Y luego presenta algunos poemas, del autor, como “El exilio del tiempo”.

De Marco Antonio Juri Ceballos señala: “…habilidoso cuentista que desde su juventud mostró un talento para armar entretenidas historias” y luego adjunta el cuento “Una historia sin gracia”, del autor. De Zenobio Saldivia Maldonado expresa: “…poeta y ensayista, publicó “Lirios de Septiembre” donde aborda la poética con una tendencia hacia el comportamiento de la juventud liceana y una crítica hacia el régimen de gobierno imperante en la época.”

Y luego presenta algunos poemas del autor, entre éstos “Mujer del mediodía” y “Bella Calíope”. De sí misma, de su obra, Azucena Caballero H. reconoce que su poesía busca el silencio y el vacío de las cosas y que las palabras pierden su eficacia cuando se desea comunicar miedos y alegrías. Y a continuación aparecen varios de sus poemas. En uno de ellos titulado “Pensamientos” se lee://Lloro a escondidas//mojando la piel de mis entrañas//buscando los tesoros//que a mi lado permanecen//ocultos, misteriosos//cada día cuando se pone el sol//. De Marco López Aballay, acota: “escritor que desarrolla atmósferas extrañas en donde sus personajes se desenvuelven en el abismo de su existencia” y a continuación presenta “Breve historia del Rock”. Estamos por tanto, ante una bella obra que es equivalente a un muestrario delicado de lo más granado de la poesía y la prosa aconcagüina.

Reseña: Zenobio Saldivia M.; Junio del 2014.

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La novelística de Carlos Droguett / Reseña

La Novelística de Carlos Droguett, de Francisco A. Lomelí, Ed. Playor, Madrid, 1983, 202 pp.

Se trata de un excelente trabajo literario analítico y crítico que da cuenta de toda la obra del escritor chileno, Carlos Droguett. Para ello parte de la biografía del novelista mencionado que nace en Santiago, el 12 de Octubre del 1912 y que hoy sabemos que falleció en Berna, Suiza, en 1996; aunque en la fecha de edición del libro que comentamos (1983), Lomelí no podía señalar esto. En relación a los aspectos biográficos sobre Droguett cabe destacar que el autor de la reseña no sólo se basó en estudios bibliográficos al respecto, sino que además conversó personalmente con Droguett en Wabern, Suiza, en septiembre de 1977 (p.16). E incluso logra hacer un  listado de obras inéditas de Droguett.

En relación a la temática general de la obra de Droguett, Lomelí, parte señalando las primeras lecturas que influyeron en el joven Droguett, tales como algunos clásicos griegos, franceses e hispánicos como El Ingenioso Hidalgo Don quijote de la Mancha, entre otros. A continuación el autor trabaja minuciosamente la temática de como ubicar a Droguett en el marco de la cuestión generacional y finalmente decide mostrar como otros autores han ubicado a Droguett en la generación del 38, otros en la del 40, y otros como Goic en la del 42, en relación a los ejes temáticos por ellos observados. Y entre estos ejes temáticos que pretenden incluir la producción literaria de Droguett, se destacan: la agrupación neorrealista, la agrupación neorrealismo populista o la agrupación de un criollismo politizado.

Lomelí destaca también como Carlos Droguett estaba vinculado parcialmente al boom de la literatura hispanoamericana, pero destaca que Droguett se sintió siempre fuera del boom y muy cómodo al respecto. El objetivo central de la obra literaria de Droguett, en su conjunto, según el autor de este texto, es la obsesión por descubrir y dar cuenta de  ciertas vidas marginales para rescatar de estos personajes su angustia y sufrimiento y dejarla de manifiesto en el universo literario.(p.27). En síntesis según Lomelí, toda la novelística de Carlos Droguett lleva implícita un  leiv motif que es la obsesión y el martirio de los personajes como núcleo duro de sus novelas.

Otro de los ejes centrales que atraviesan toda  la producción literaria de Droguett es la dialéctica de la muerte, y por ello rescata muertes reales olvidadas o inventa otras muertes literarias para radiografiar y remecer la violencia de la sociedad contemporánea e impactar así al lector. Por ello Lomelí recuerda la expresión de Droguett en una de sus entrevistas, donde había señalado: “Sólo vemos cómo es la vida cuando alguien querido se nos muere. Esto quiere decir que sólo la muerte nos hace conocer la vida”. (p.35). Empero cabe señalar que no es la muerte natural la que motiva la creatividad de Droguett, sino la muerte violenta, la muerte que remece la estructura social toda. La muerte es su mundo, su campo de trabajo, el manejo maestro de su arte. Por ello no es extraño que Droguett nos haya legado obras tales como: Los asesinados del seguro Obrero, o 60 muertos en la escalera (1953),  El Hombre que había olvidado (1968), o Todas esas muertes (1971), entre otras. Por ello entonces se comprende que en su prosa aparezca el crimen, el grito, el aullido, el estertor, o el último aliento, o la carne rota, o un ángel exterminador.

También el autor de este texto deja de manifiesto la preocupación histórica de Droguett, principalmente por el tema de la Conquista hispana, y por supuesto, este tema, también lo ve y lo explicita Droguett con una prosa que se desplaza entre héroes y sangre. Entre estas obras de Droguett, fuiguran por ejemplo: Supay el cristiano, (1967) 100 gotas de sangre y 200 de sudor (1961) y El hombre que trasladaba las ciudades (1973). Y en estos trabajos el Norte no es simplemente recrear un pasado, sino más bien superar el olvido. Y al parecer, su deseo principal también en este tipo de novelas, es traer a presencia esa masa de hombres anónimos que venían acompañando a estos adelantados hispanos, los soldados sufrientes enfrentados a la vastedad de América.

En síntesis, este texto del Dr. Francisco A. Lomelí, de la U. de California, Sta. Bárbara, EE.UU., nos trae a presencia un trabajo muy completo de la obra de Carlos Droguett, que no siempre fue debidamente entendida ni ampliamente difundida en nuestro país, entre otras razones, porque no supimos comprender al escritor, al chileno que presentó su grito literario y que amaba la soledad.

 

Reseña: Zenobio Saldivia M. / Octubre 2014.

 

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A Experimentaçâo e as TIC no Ensino das Ciencias Exatas. Aspetos Epistemológicos e Didáctico-pedagógicos.

De: Jorge Fonseca e Trindade, Zenobio Saldivia M. y Jerônimo Freire, Natal, Brasil, 2013, Ed. Bubok Publishing. 

El presente libro corresponde a una compilación realizada por los investigadores mencionados durante el año 2013, en Brasil. Finalmente y tras invitar a otros exponentes de de Chile, Brasil y Portugal, expertos en los temas sobre la enseñanza de la ciencia, publicaron este trabajo en la editorial Bubok Publishing (España-Portugal).

El primer capítulo “Epistemología y Enseñanza de las Ciencias: Una Aproximación Crítica”, del profesor Zenobio Saldivia, de la Universidad Tecnológica Metropolitana, aborda de modo crítico, en el marco sociocultural contemporáneo, la articulación entre epistemología, sistemas educacionales y la enseñanza de las ciencias. En este sólido capítulo se realiza una mirada retrospectiva de las diferentes tendencias de la epistemología contemporánea a fin de observar sus planteamientos e implicancias en la enseñanza de las ciencias destacando que lo esencial de la epistemología, como aporte a la enseñanza de las ciencias, es el análisis de los conceptos que permiten la búsqueda de certezas; la identificación y rol de los factores administrativos y curriculares; los nuevos posibles metodológicos y enseñar ciencias cumpliendo diferentes roles, hechos que han influido en profesores, que han sabido crear nuevas formas metodológicas para facilitar el caminar de sus estudiantes por la vía del conocimiento. Finalmente concluye que la epistemología, por su condición de marco teórico, lógico, metodológico y filosófico por antonomasia, brinda la posibilidad de colaboración con los docentes de ciencia para reencantar a los jóvenes con la ciencia. 

El segundo capítulo, desarrollado por el profesor Jorge Fonseca e Trindade del Instituto Politécnico da Guarda de Portugal, cuyo título es “El Valor de la Enseñanza Experimental en Ciencias”,destaca, la postura de Geoffrey West (2011) respecto que los gobiernos de los países necesitan más científicos y menos economistas puesto que los problemas actuales de nuestra sociedad son de carácter científico y tecnológico; de allí la necesidad de enseñar ciencia y promover  en los estudiantes el desarrollo de habilidades y actitudes científicas. La propuesta es que la adquisición de habilidades científicas debe ser un elemento de base en el proceso de enseñanza y aprendizaje a fin de permitir en los estudiantes mayor creatividad y proactividad, interpretando la ciencia como una dualidad proceso-producto donde la educación a través de la investigación se desempeña como medio para el desarrollo del pensamiento científico. Para la comprensión de la ciencia como proceso, el autor revisa planteamientos desde Aristóteles, hasta Descartes, este último considerado junto a Bacon y Galileo Galilei fundadores de la ciencia moderna ya que han contribuido a la estructuración de lo conocido como “método científico”, donde la experimentación se basa en una estrategia racional. 

Respecto del desafío actual de la educación, se expone la necesidad de formar a los estudiantes de modo tal que sean capaces de resolver problemas, analizar información y tomar decisiones; en síntesis, establecer las bases del pensamiento científico a través de una propuesta metodológica de enseñanza – aprendizaje destinada a desarrollar habilidades para la problematización, la elaboración de explicaciones y el intercambio de ideas basadas en fundamentos teóricos y empíricos. 

El tercer capítulo, desarrollado por los profesores Casiano Zeferino de Carvalho Neto del Instituto Galileo Galilei para a Educação, Brasil; José Silvério Edmundo Germano del Instituto Tecnológico de Aeronáutica, Centro Técnico Aeroespacial (CTA) y Jerônimo Freire da Silva de la FaculdadeMaurício de Nassau – Curso de EngenhariaMecânica, bajo el título “La Convergencia de los Medios Analógicos-Digitales y su Contribución en la Educación Científica, Tecnológica y la Enseñanza de la Física”, exponen el contexto educacional de Brasil y, en particular, la falta de profesores de Ciencias y Física dispuestos a participar en programas de formación continua de excelencia. Lo señalado apunta a la necesidad de políticas públicas eficaces destinadas a promover la formación inicial y continua de los profesores que se desempeñan en el área de la Educación Científica y Tecnológica y, en especial en la enseñanza de la Física. Por su parte, la contribución de la convergencia de medios analógico-digitales en educación y, en particular, en los procesos de enseñanza – aprendizaje, se destaca como un elemento fundamental de la formación profesional y la valoración respecto de la preparación del equipamiento y montaje previo a la realización de experimentos en Ciencia y Tecnología. 

Respecto de los estudiantes, la interacción con estos medios ofrece variadas oportunidades de aprendizaje; en particular, aquellas destinadas a la generación de conocimiento y el desarrollo de destrezas y habilidades en esta área. Las posibilidades que ofrecen los medios de comunicación digitales tales como simuladores, animadores, gráficos, audiovisuales e hipermedias permiten ampliar y profundizar el conocimiento a través de la creación y el uso sistemático de objetos de aprendizaje digitales. Finalmente, se invita al lector a tener en consideración que las habilidades, capacidades y experiencias efectuadas por los profesores y estudiantes, basadas en la convergencia de los medios de comunicación analógico-digital son motivo de desafíos e investigación en educación. 

El cuarto capítulo, presentado por la profesora María Eugenia Zúñiga González de la Universidad Tecnológica Metropolitana, titulado “Inserción Curricular de las Tic en la Enseñanza de las Ciencias: una visión general”, revisa de modo general la implicancia de las Tecnologías de Información y Comunicación en el ámbito de la educación; el surgimiento de los conceptos Cultura Informática e Informática Educativa destinados a la comprensión, alcance, uso y aprovechamiento de los recursos informáticos como medios de apoyo al proceso docente. En esta perspectiva, se examina la relación didáctica y TIC en los procesos de enseñanza y aprendizaje de las ciencias y la necesidad de formar a los docentes en la creación de materiales curriculares e instrumentos de aplicación y evaluación acorde con los métodos característicos de las ciencias. En particular, se destaca que para los sistemas educativos las TIC brindan la posibilidad de reorganizarse desde el punto de vista de su rol, de sus procesos internos de gestión y de la forma como transmiten, producen y utilizan conocimientos, hecho fundamental para la generación de conocimiento científico-técnico puesto que se vuelve una actividad menos rígida, institucionalizada y auto contenida dentro de los espacios académicos tradicionales. No obstante lo planteado, la autora es enfática en señalar que la implementación de nuevas formas o estilos de educación no es un tema pertinente a las TIC, sino que corresponde a los actores principales de los procesos educativos (estudiantes y docentes), a la organización de las instituciones educativas, las capacidades de su personal directivo y finalmente a las redes de agentes que pueden contribuir a la innovación, a la investigación y al establecimiento de una nueva relación con los procesos de enseñanza y aprendizaje. 

El quinto capítulo, desarrollado por los profesores Carla Morais y João Paiva de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Oporto, Portugal, titulado “El Desarrollo de Competencias Digital y la Visibilidad de las TIC en el Curriculumde Enseñanza de las Ciencias en el Tercer Ciclo de Educación Básica en Portugal”, se inicia con un análisis de los resultados en la prueba PISA respecto de las Ciencias y el Libro Blanco de Física y Química en Portugal, poniendo de manifiesto la falta de motivación de los estudiantes y la baja utilización de software educativo por parte de los profesores. Enseguida, se expone el proceso de reorganización curricular en enseñanza básica en Portugal, cuyo objetivo es el de unificar por temáticas y competencias los diferentes ciclos de enseñanza con el objeto de dar cuerpo a un proyecto curricular flexible para garantizar la articulación entre la consecución de aprendizajes básicos y la diversidad de proyectos curriculares específicos y diferenciados. En dicho contexto se presentan dos documentos orientadores; el “Currículo Nacional de Enseñanza Básica: Competencias Esenciales” y el “Programa de Ciencias Físicas y naturales: Orientaciones Curriculares – 3er ciclo” donde las  TIC son expuestas como un medio de apoyo a las clases de Ciencias, no obstante, se indica que falta mayor profundidad respecto de cómo utilizarlas en términos pedagógicos donde la comprensión de su impacto en el proceso educativo es necesario para identificar, promover y apoyar las buenas prácticas docentes. 

El sexto y último capítulo titulado “La Práctica Educativa y Desarrollo de Contenidos para los Soportes Móviles y Redes Sociales. Una Sinopsis desde Chile del profesor Zenobio Saldivia, de la Universidad Tecnológica Metropolitana, en su condición de historiador de la ciencia, epistemólogo y profesor de epistemología, analiza desde diferentes enfoques la educación y los medios móviles; para ello, revisa la normativa ministerial de Chile y releva temas deficitarios de este tipo de tecnologías desde la filosofía de las ciencias, del humanismo y del ideal de la integración del conocimiento.  En su análisis, el profesor Saldivia destaca los beneficios contemporáneos de las tecnologías, en particular lo referido a la generación de nuevos estímulos neurológicos o bien en actividades de instrucción, simulación, psiquiatría o terapia. Respecto de la situación en Chile, expone una breve cronología de las diferentes iniciativas, a nivel país, que se han implementado para fomentar el uso de las TIC; en particular destaca el Programa de Televisión NOVASUR, la generación de estándares TIC para la formación inicial docente y programas de formación implementados por instituciones de Educación Superior, en especial lo realizado por la Universidad de Playa Ancha, Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad Tecnológica Metropolitana que ha desarrollado un Ambiente Virtual de Interacción Educativa Denominado REKO, que por sus características está siendo utilizado para la dictación de un curso a nivel nacional, en modalidad e-learning, en las dieciséis universidad del Estado denominado “Prevención de Drogas y Proyecto de Vida”. 

Finalmente, realiza un análisis crítico respecto de las amenazas de la utilización de medios móviles y redes sociales, destacando cuatro elementos a considerar: inconsistencia entre contenidos curriculares y políticas educacionales de cada país; difusión de contenidos  no autorizados o erróneos;  ausencia de correlato entre procesos comunicacionales y  asignaturas o requerimientos curriculares y dificultad en la entrega de valores humanistas, laicos y filosóficos. 

Reseña: María Eugenia Zúñiga G.

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Saldivia Maldonado, Zenobio y Valverde Tomé, Fresia: Las Humanidades en la Currícula de las carreras de ingeniería: Una visión hacia Latinoamérica, Universidad Tecnológica Metropolitana  y Unión de Universidades de América Latina (Udual), México, Stgo., 1998; 117 pp. con fotografías.

El texto es el resultado de una investigación premiada por la UDUAL y realizada por los autores en diversas universidades de Chile, Bolivia y Argentina, durante los años 1996 a 1998, y que da cuenta de la percepción de las Humanidades en las  casas de estudios superiores seleccionadas de dichos países: Universidad de Santiago de Chile, Stgo., Chile,  Universidad de La Serena, La Serena, Chile,  Universidad de la Frontera, Temuco, Chile; Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, Sta. Cruz de la Sierra, Bolivia; Universidad de Belgrano, Bs. Aires, Argentina;  y Universidad Nacional de la Plata, La Plata, Argentina. El estudio cubre la realidad docente, administrativo, curricular y el marco axiológico de las mismas en relación a la entrega de asignaturas humanistas en las carreras de las ingenierías. Y se presenta una propuesta que incluye nuevas disciplinas tales como la epistemología, Talleres culturales y artísticos, talleres de creatividad y otros, dentro de una modalidad bimestral.

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En torno a los albores de la ciencia

Saldivia Maldonado, Zenobio: En Torno a los Albores de la Ciencia; Universidad Tecnológica Metropolitana, Stgo.,Chile,  1994.

El texto es un ensayo breve  que se ubica en el ámbito de la historia de la ciencia universal y que focaliza la atención en el desarrollo de las ciencias en los inicios de la civilización occidental; por ello se inicia con las primeras expresiones científicas y técnicas del mundo egipcio, y se continúa con  los adelantos científicos y teóricos de la cultura helénica clásica. Así sucesivamente se van describiendo y explicitando los avances en los campos de la matemática, geometría, filosofía, astronomía, arquitectura, medicina, ingeniería  y otras ramas que alcanzaron relevancia en estos pueblos. La narración se  va alternando con los adelantos técnicos del período. Dichas explicaciones se articulan sobre la base de la hipótesis del autor que sostiene que la tecnología es poder. Y se complementa con un capítulo sobre las características del lenguaje científico.

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Adiós a la época contemporánea

ADIOS A LA ÉPOCA CONTEMPORANEA, es la nueva obra del Dr. Zenobio Saldivia Maldonado, quién a través de su trabajo y su trayectoria, se ha transformado sin duda, en uno de los académicos más prolífero de nuestra Universidad.
El investigador Saldivia, que fue reconocido el año pasado por la Universidad Ada A. Byron, de Chincha, Ica, Perú, con el grado de Doctor Honoris Causa, por su trayectoria y aporte en la epistemología y la historia de las ciencias en Chile y América, es un destacado académico e investigador, figura obligada en distintos seminarios, congresos, paneles, así como profesor honorario en distintas universidades latinoamericanas, entre la que destaca, la  Universidad Continental de Ciencias e Ingeniería del Perú quien también es parte de la referida y nueva producción que hoy estamos presentando.  El Profesor Saldivia, a lo largo de su trayectoria, ha publicado más de 14 libros, y quienes conocemos su incansable labor, sabemos que seguramente,  ya está trabajando en la creación de nuevos aportes al conocimiento.
En esta nueva producción “Adiós a la época contemporánea” el profesor Saldivia se adentra en un tema no menor, poniendo de relieve la controversia existente en torno al hito de división histórica denominado “época contemporánea o “edad contemporánea” y a la necesidad de contar lo más pronto posible con un nuevo corte historiográfico, para incorporara los impactantes sucesos históricos de esta era.
 En esta obra, “su obra más filosófica” según palabras del mismo autor, Saldivia nos señala que actualmente nos encontramos frente a la disyuntiva de continuar alargando peligrosamente la línea continua a la que hemos denominado “época contemporánea” y que tiene su inicio en el hito de la Toma de la Bastilla, en 1879.


El autor parte de la base de que “El hombre normal, ama su pasado y se siente orgulloso de sus raíces, por eso gusta consignar la historia, es que sin pasado no somos nada”, haciendo luego referencia a la importancia y posible crisis que vive la historiografía en relación a la praxis metodológica y epistemológica en que se basa esta disciplina, esto es, el asentamiento de hitos de periodificación, principalmente en el último que hemos mencionado.
No obstante lo anterior, plantea que la sobrevivencia digna de la disciplina historiográfica  se basa en la aceptación tácita de hitos históricos reconocidos como: antigüedad, edad media, tiempos modernos y época contemporánea;  pero advierte que ello, no implica una conformidad categórica por parte de los historiadores, existiendo las mayores divergencias en torno al hito Edad o Época contemporánea y es precisamente, aquello el punto central del presente libro, afirmando el Dr. Saldivia que “estamos utilizando la categoría histórico-cultural época contemporánea, más allá de su universo significativo” por razones puramente pragmáticas y metodológicas pero sin que se encuentre el espíritu del período mencionado.
El autor compara el excesivo uso y abuso de la voz “edad contemporánea” con un globo exigido al máximo de capacidad de contención de aire, indicando que el concepto no sólo reclama la presión de un período extendido más allá de cualquier otra categoría, sino que también a la vaguedad y reiteración de su uso tanto a nivel cotidiano, comunicacional, como también académico.
El continuum cronológico que aborda la categoría de división edad contemporánea, provoca confusiones y usos errados en el lenguaje, tal como nos llama la atención  el autor, indicando que  los conceptos de “Tiempos Modernos” y “Época Contemporánea”, se utilizan como sinónimos, aun cuando no lo son y se pregunta ¿si ya a fines del siglo XVII, algunos intelectuales se percibían así mismos como “Modernos”, porque nosotros y nuestros avances tecnológicos y sociales, nos seguimos calificando de igual forma trescientos años más tarde?.
Así las cosas, el texto que estamos presentando “Adiós a la Época Contemporánea”, convoca a las distintas áreas del saber a cuidar el uso del lenguaje, especialmente a la historiografía, con la finalidad de establecer criterios más concretos para denominación de los períodos históricos y en especial para encontrar un consenso que permita llegar a una nueva denominación para encerrar y explicar los sucesos de nuestro tiempo.
El profesor Saldivia, claramente expone la inconveniencia de continuar con el uso de la categoría denominada época contemporánea, porque ha su juicio ha sido sobrepasada en sus alcances denotativos; para ilustrar esto, aborda distintos ejemplos y errores frecuentes tanto a nivel académico, filosófico y comunicacional,  así como también plantea los complejos problemas que se sucederán, según el perfil escogido para una nueva denominación, que se avizora pero que no se sabe como se denominará.
¿Cómo debemos llamar a la nueva época?¿“prevalecerá la tendencia a nuclear el devenir en torno a la actividad política o histórico economicista?”, se pregunta el autor dejando extendida  la invitación para alcanzar un acuerdo interdisciplinario que permita el corte de esta era y se pueda así encontrar una nueva tipificación para el presente inmediato.
Para ello sugiere abordar nuevos trabajos epistémicos y encuentros desde las diversas disciplinas para decir Adiós a la época contemporánea; todo lo cual es un trabajo arduo,  pero necesario y que debe ser enfrentado.
Con este fin, y como corolario del trabajo historiográfico de todo este período y pensando ya en inserción del tercer milenio, el autor propone la búsqueda y consolidación de un nuevo concepto categorial para enmarcar los procesos históricos actuales y futuros inmediatos, instando a los historiadores a encontrar y a fundamentar teórica y filosóficamente un nuevo epígrafe para denominar nuestra época actual. Y también invita a esta tarea a los filósofos.
Para finalizar y dada la importancia de la cuestión planteada, en esta nueva expresión del trabajo del Dr. Saldivia,  esperamos que esta propuesta encuentre eco en quienes tienen la tarea no menor, de dilucidar el evidente conflicto expuesto claramente en Adiós a la Época Contemporánea.

Paola Aceituno

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Latorre, Guillermo y Saldivia, Zenobio: Chile y Darwin: La respuesta al evolucionismo desde 1869; Ril Editores, Santiago, 2014.

Los profesores Guillermo Latorre y Zenobio Saldivia M. nos presentan una obra actualizada sobre el problema histórico de la recepción de las ideas evolucionistas de Charles Darwin en Chile. Esta publicación que se inserta en la historia de la ciencia y en la historia de las ideas, viene a ser una revisión necesaria, ya que el anterior trabajo, que abarca esta misma temática, fue editado en 1982  bajo el título de Orígenes del darwinismo en Chile y fue escrito por Bernardo Márquez Bretón; por lo que la vuelta a esta interrogante, más treinta años después, es algo que se torna trascendente dado el impacto que tuvieron los planteamientos del naturalista británico a nivel internacional. En este sentido, estos autores retoman la cuestión del evolucionismo darwiniano, pero desde una perspectiva moderna que incluye estudios recientes en su bibliografía, tanto de especialistas a nivel local como extranjero.

En el primer capítulo se aborda la biografía de Charles Darwin, centrada principalmente en el viaje del naturalista británico en su paso por Chile, en lo que los autores han denominado “Darwin antes de ser Darwin”; en otras palabras, los catedráticos Latorre y Saldivia analizan la figura del científico inglés en su juventud una vez que aborda la fragata Beagle, al mando del capitán Robert Fitz-Roy. Los académicos estudian los primeros años de formación, el viaje alrededor del mundo (especialmente en su travesía por Chile), las exploraciones y observaciones que hizo en el país y su consolidación como científico al publicar su obra Sobre el Origen de las Especies. Y junto con esto, la creación de un nuevo paradigma.

En tanto, en el segundo capítulo, se indaga sobre la respuesta de la comunidad científica nacional ante las ideas evolutivas contenidas en Sobre el Origen de las Especies; distinguiendo los autores tres actitudes que los científicos chilenos y los extranjeros asentados en el país, tuvieron frente a la teoría darwiniana, denominándolos: los detractores, los cautelosos y los seguidores. Los “detractores” fueron aquellos que se opusieron o demostraron algún grado de resquemor frente a los planteamientos del naturalista británico, entre los cuales  están: Rodulfo Philippi, Daniel Barros Grez, J. Vicente Bustillos y Juan José Brunner. Por su parte los “cautelosos” mostraron una actitud neutral o de indiferencia, dentro de los cuales los autores incluyen a: Roberto Maldonado, Alejandro Bertrand y Enrique Concha i Toro. Mientras que los “seguidores” fueron abiertamente partidarios de Darwin, difundiendo sus hipótesis en los medios académicos y escritos; entre éstos figuran: Pedro Candia Salgado, Luis Arrieta Cañas, Alberto Liptay, Federico Johow, Juan Noé, Carlos Silva Figueroa, Otto Bürger, José Pinochet Le Brun y Philippe Germain. De acuerdo a los autores, existiría además una cuarta posición frente a los planteamientos transformistas, en la que estarían involucrados los “polígrafos”, quienes siendo intelectuales con formación humanista fueron partidarios de la ciencia en Chile. Y  en esta categoría se incluirían: José Victorino Lastarria, Diego Barros Arana y Valentín Letelier; los cuales fueron abiertamente partidarios de la evolución de las especies.

El capítulo tercero aborda la respuesta católica al evolucionismo darwinista, tanto en Roma como en el mundo ibérico. Para el caso de la Iglesia Católica Romana, y considerando principalmente los miembros pertenecientes a distintas congregaciones adscritas a esta entidad, los autores analizan los planteamientos de los mismos, en relación a  las ideas del científico inglés. Según  los autores, la actitud central de estos católicos,  independientemente de la curia vaticana, fue intentar armonizar la teoría de la evolución con los postulados cristianos. No obstante, este intento no será bien visto por las altas cúpulas del Vaticano, prohibiendo algunos de los textos escritos por los partidarios de conciliar ambas doctrinas. En general, la postura de la Santa Sede fue de cautela, no habiendo una política definida ante la teoría de la evolución, pero de acuerdo a los autores, la Iglesia tuvo una postura hostil y crítica a esta hipótesis. En el mundo ibérico, por su cuenta, no se registró una postura institucional de los religiosos católicos, existiendo sólo algunos casos en que alguno de ellos se refirió al transformismo en términos críticos; empero, estas menciones son a título personal, destacando por sobre todo el antagonismo hacia las proposiciones efectuadas en Sobre el Origen de las Especies.

La respuesta católica en Chile por su parte, se analiza en extenso en el cuarto capítulo, la cual estuvo en la misma línea de las controversias suscitadas en Europa y América Latina. Hay que hacer hincapié, en todo caso, que a fines del Siglo XIX,  el Estado estaba decidido a separar las funciones que otrora asumía la Iglesia, tales como la inscripción de nacimientos y difuntos, el matrimonio y otras; lo anterior como parte del proceso de secularización de las instituciones del Estado, lo que acarreó una serie de polémicas entre los liberales partidarios de la tutela estatal de las instituciones civiles y los conservadores adeptos y defensores de las posturas clericales.[1] En este marco sociopolítico, por tanto, es donde acontecen las reacciones de la Iglesia chilena frente a las ideas evolucionistas de Darwin y en este plano, dichas nociones son consideradas como parte del corpus teórico liberal y anticristiano por parte de los católicos militantes. Por lo que los defensores de la institucionalidad eclesiástica, para defenderse de los ataques de los grupos secularizadores, fundaron la Revista Católica, en la cual se deslizaron las primeras críticas a la teoría de la evolución, tal como lo enfatizan los autores. En esta revista escribieron sacerdotes y seglares defendiendo la fe cristiana y contrariaron los postulados de las tesis del transformismo del científico inglés.

Una de las pocas críticas que podemos hacerle al texto que analizamos, radica en que los autores solo presentan una fecha de inicio de los debates sobre la teoría de la evolución y no hay un cierre temporal claro del mismo. Además, hay una mención breve y no sistemática del darwinismo social y la apropiación por los intelectuales chilenos acerca de este dilema en la época, debido a que el darwinismo social y las prácticas eugenésicas fueron un debate recurrente entre los académicos y estudiosos nacionales.[2]

Lo anterior, por supuesto, no desmerece en absoluto el aporte de estos autores en relación al tema, pues como ya hemos señalado, viene a cubrir un olvido de  los estudiosos de la historia de las ideas en nuestro país. La fortaleza fundamental, de la obra de los profesores Latorre y Saldivia, radica en el hecho de que la recepción de las ideas darwinistas han sido un objeto histórico poco abordado por los estudiosos en Chile. Cabe señalar, que la acogida de la teoría de la evolución en los contextos iberoamericanos ha motivado la investigación y publicación de varios artículos y libros sobre esta materia, quedando el caso chileno rezagado en relación a los países ibéricos y latinoamericanos. Este retraso, es producto de la carencia de indagaciones sobre el tema principalmente desde la historiografía chilena tradicional y desde la historia de la ciencia en Chile; en consecuencia, el texto de estos autores viene a llenar el vacío que estamos comentando.

Patricio Leyton Alvarado

Licenciado en Historia UC, Stgo., Chile.

[1] Serrano, Sol: ¿Qué hacer con Dios en la República?: política y secularización en Chile (1845-1885); Fondo de Cultura Económica, Santiago, 2008.

[2] Véase en Sánchez Delgado, Marcelo, “Eugenesia: Ciencia y Religión. Una aproximación al caso chileno”, en Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Vol. 18 N° 1, pp. 59-83.

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Filosofía chilena

La Tradición Analítica en el Período de la Institucionalización de la Filosofía, de Alex Ibarra Peña, Bravo y Allende Editores, Stgo., 2011., 136 pp.

Se identifican los principales exponentes de la filosofía analítica en Chile y se analizan los contenidos abordados por los mismos, las características de su estilo de pensamiento, la acogida o no de sus ideas en el contexto de los cultores de la filosofía académica en nuestro país. El autor revisa cuidadosamente las razones que sostienen la tesis del retraso de la filosofía analítica en nuestro país, y deja de manifiesto el desconocimiento de la praxis filosófica de los mismos. Se clasifican los cultores de este tipo de filosofía en dos grandes períodos: el clásico, que comprende los trabajos de Papp, Stahl y Rivano, y una corriente contemporánea a partir de la producción filosófica de Skárica, Torreti, Flores, Vallejos, Otero, Quezada, Orellana y otros. Es interesante destacar que el presente texto aglutina una vasta mirada de la praxis filosófica e nuestro país, que no había sido articulada en su conjunto desde los años setenta. Por otro lado, deja muy en claro el perfil de filósofo de la ciencia de Desiderio Papp, que tradicionalmente es considerado solo como un historiador de la ciencia. En este sentido Ibarra hace justicia a la doble tarea asumida por Papp como proyecto de vida. El autor presenta una idea de filosofía analítica que si bien a ratos parece demasiado abarcadora pues aparece asociada a la lógica, a la filosofía de la ciencia y a los estudios del lenguaje, a los análisis del empirismo y a los estudios neopositivistas, entre otros, no cabe duda que logra motivar a los estudiosos de la filosofía para nuevas reflexiones sobre el tema y para insuflar a la filosofía chilena.

Reseña: Zenobio Saldivia

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Una Aproximación al Desarrollo de la Ciencia en Nicaragua, es una contribución a la tarea de investigar y conocer el desenvolvimiento de la ciencia en dicho país centroamericano, y dada a la escasa bibliografía sobre el tema en el campo de la Historia de las Ciencias en América, constituye un hito relevante para los estudios y comprensión de la marcha científica en Nicaragua y en otros países de Centroamérica. La obra aborda las preocupaciones científicas en este territorio, desde el Siglo de La Ilustración, enfatiza en los aportes de los viajeros y exploradores  que recorrieron dicho país durante el Siglo XIX; tanto de aquellos motivados por el paradigma humboldtiano, como de otras  tendencias culturales del período. Además, da cuenta de la labor de algunos ingenieros interesados en las ciencias de la tierra con vistas  al ideario del Canal Transoceánico. Finalmente se explicitan los primeros esbozos de la institucionalización de la ciencia, durante la primera mitad del siglo XX en dicho país.

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Claudio Gay y la ciencia en Chile

Mario Berríos C., y Zenobio Saldivia M.: Claudio Gay y la ciencia en Chile, Bravo y Allende Editores, Stgo., 1995, 102 pp. con bellas  ilustraciones a color. Ensayo académico, que da cuenta de la llegada al país del botánico y naturalista francés  Claudio Gay, durante el Siglo XIX y  presenta un  análisis del despertar científico acaecido en el Chile durante los primeros años de la joven república.

Se enfatiza  en el rol que asume el sabio francés, dentro de los primeros esfuerzos políticos y normativos para  asentar la preocupación científica en Chile y se destacan los avatares del período, para lograr una cierta inserción de nuestro país en la comunidad científica internacional; en virtud, justamente, de la primeras tareas de reconocimiento y de exploración de la flora y fauna  que realiza dicho sabio por el territorio de la República, y la bibliografía especializada que nos ha legado. Hay además, un notorio esfuerzo por dejar de manifiesto las características de la prosa científica del sabio francés  y por recatar la idea de naturaleza dentro de su obra, como parte de una magna tarea epopéyica de los primeros esbozos de una política científica nacional.

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Jean Piaget, su Epistemología y su Obsesión por el Conocimiento, de Zenobio Saldivia Maldonado, Ediciones de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Santiago, 2008. 132 Páginas.

751777?profile=originalEn este trabajo, el Profesor y Magíster en Filosofía de las Ciencias Zenobio Saldivia, analiza la obra y pensamiento del psicólogo suizo Jean Piaget, colocando un especial énfasis en sus ideas sobre la adquisición del conocimiento en los seres humanos y su evolución de estados simples a otros cada vez más complejos, ideas que incorpora en una nueva disciplina que une la epistemología y las ciencias: la epistemología genética.

El profesor Saldivia comienza su obra introduciéndonos en la vida y en el quehacer de Piaget, desde sus primeros trabajos, enfocados en la inteligencia infantil, hasta el período intelectual en el que se interesa por la problemática de la aprehensión cognitiva. Esto sirve para situar al lector en una posición en que pueda apreciar el vasto campo de interés de Piaget, que incluye la psicología evolutiva, la biología, las matemáticas, la filosofía de las ciencias y la epistemología. Así, el autor de esta obra nos devela al investigador suizo como un hombre en una constante búsqueda del saber, pero aun más, de una búsqueda de la construcción y elaboración de este saber, y que a través de toda su vida ha tratado de dar respuesta a preguntas fundamentales, tales como las planteadas por el autor de este libro: “¿Cómo el sujeto alcanza la representación del mundo? ¿Cómo se produce la aprehensión cognitiva? ¿Cómo acontece la evolución cognoscitiva del sujeto? ¿Cómo tenemos la certeza de que conocemos?

A través de una copiosa bibliografía, en la que se incluyen textos de Piaget en su idioma original, el autor de este libro continúa su trabajo presentando algunos de los elementos más importantes del corpus teórico de Piaget, partiendo por la disciplina que trasunta la obra del sabio  ginebrino, la epistemología genética. De acuerdo al autor de esta obra, la epistemología genética es una disciplina que: “se propone estudiar la validez de los conocimientos y parte del supuesto de que superará a la epistemología filosófica tradicional”. Así, tal como menciona el profesor Saldivia, una de las principales características de esta epistemología piagetiana es que centra su quehacer en las ciencias, principalmente la biología, las matemáticas, la lógica y la psicología evolutiva, y por lo tanto, intenta distanciarse de la epistemología tradicional o filosófica, basada en la especulación metafísica. Piaget, a través de su crítica a la epistemología filosófica, genera una polémica, que el autor de esta obra analiza con profundidad, ofreciendo una visión de esta problemática a la luz de la historia de la ciencia y la evolución misma de las ideas de Piaget. Por ejemplo, uno de estos puntos es mencionado por el profesor Saldivia de la siguiente forma: “…el fundamento de la disputa radica en el supuesto de que la epistemología genética va a continuar la tarea de la epistemología clásica, pero con un nuevo elemento de análisis (el método experimental)”

El autor de esta obra analiza también los métodos que utiliza la epistemología genética para llevar a cabo su labor explicativa: el método psicogenético o psicogénesis, el método histórico crítico y la colaboración interdisciplinaria. Al referirse al método psicogenético, el profesor Saldivia refiere: “Consiste en analizar la génesis y desarrollo del conocimiento, partiendo de la estructura biológica de un organismo situado desde un estado elemental del desarrollo, hasta alcanzar el punto más alto en el proceso de evolución intelectual, que es el pensamiento abstracto, el pensamiento formal.” De esta manera, se muestra el desarrollo del pensamiento de Piaget que, partiendo de sus estudios de psicología aplicada a la evolución de la inteligencia de los niños, llega a incluir estas ideas a su disciplina epistemológica y a su idea del proceso evolutivo del conocimiento en los sujetos.

En segundo lugar, el método histórico-crítico, que une aspectos del desarrollo de la historia de las ciencias con el análisis de una ciencia en particular, tal como menciona el autor de esta obra: “En el método histórico-crítico, el análisis sobre la génesis de las nociones científicas va siempre aparejado al estudio de la elaboración de las mismas, en el plano de la ontogénesis.” Aquí se descubre otra preocupación gravitante en la obra piagetiana, que es la labor de la ciencia dinámica que se vuelve sobre sí misma, que se cuestiona sus orígenes y el cómo se ha ido construyendo, incluyendo tanto los grandes procesos históricos, como aquellas situaciones particulares y específicas de cada disciplina.

Otro elemento interesante del trabajo de Jean Piaget, y que el autor de esta obra destaca, es su interés por transformar a la epistemología genética en una disciplina interdisciplinaria, es decir, que vincule y se nutra de la labor de investigadores de diversas áreas de la ciencia. Como menciona el profesor Saldivia: “…al fundar Piaget, en Ginebra, el Centre International de Épistémologia Génétique […]  congrega a psicólogos, lógicos, matemáticos, físicos, lingüistas, epistemólogos de las ciencias humanas, estudiosos de la cibernética y otros científicos; vinculados tanto a la investigación del desarrollo del conocimiento individual, como al desenvolvimiento del conocimiento científico” Esto último, de acuerdo al autor de este trabajo, refleja la intención última de Piaget; esto es, generar un espacio en el que puedan incorporarse diversas disciplinas científicas, con el fin de analizar tanto el cómo se ha llegado hasta este punto actual en la gnosis humana, como también hacia donde vamos. 

Junto con esto, el Profesor Saldivia incluye un capítulo dedicado exclusivamente a analizar el pensamiento piagetiano a la luz de la realidad latinoamericana, en el que se analiza qué podría aportar este autor a los estudios de la ciencia  y al desarrollo cognitivo de nuestro continente, dejando de manifiesto la necesidad de profundizar en esta relación. Así, el autor propone algunas líneas investigativas que resultan especialmente sugerentes en el periodo histórico que vivimos, en el que hasta cierto punto hemos dejado de preguntarnos de donde proviene lo que sabemos o creemos saber.

Finalmente, otro de los elementos interesantes de esta obra es que da a conocer el pensamiento y trabajo de piagetiano en un lenguaje claro y fluido, pero que a la vez mantiene la rigurosidad que se requiere al exponer la labor de un pensador como Piaget. El autor une así dos elementos que muchas veces son difíciles de compatibilizar: accesibilidad para un lector no habituado a la magnitud de la obra de Piaget, y la seriedad que un trabajo de estas características conlleva. Se incluye también un glosario con la terminología piagetiana utilizada en esta obra.

En conclusión, se trata de una obra accesible y rigurosa, que da a conocer de forma concisa el pensamiento de Piaget, en cuanto a su inagotable búsqueda del conocer y a su epistemología genética. Proporciona además las bases para comprender la relación entre la epistemología genética y la epistemología tradicional, el concepto piagetiano de interdisciplinariedad y la posibilidad de aplicar las nociones de Piaget en los estudios latinoamericanistas.

Felipe Caro P.

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El Mercurio de Valparaíso, su Rol de Difusión de la Ciencia y Tecnología en el Chile Decimonónico, de Silvia Becerra y Zenobio Saldivia, Bravo y Allende Editores, Santiago, 2010. 216 páginas.

En esta obra, la Periodista Silvia Becerra y el Profesor y Magíster en Filosofía de las Ciencias Zenobio Saldivia, abordan la temática de la divulgación científica durante el siglo XIX en Chile, a través del análisis de un medio informativo del período, El Mercurio de Valparaíso.

Utilizando como fuente las ediciones del siglo XIX de este medio, y una abundante bibliografía complementaria, los  autores comienzan su trabajo introduciendo al lector a los aspectos socioculturales que rodean su fundación,  en el año 1827, poniendo especial énfasis en los desafíos que enfrenta la joven República Chilena, en sus ámbitos económicos, administrativos y técnicos. Con lo anterior, la aparición de este medio periodístico responde, tal como mencionan los autores, a la necesidad de conectar a la población con los cambios que se comienzan a producir en el Siglo del Progreso, y en el que el puerto de Valparaíso, como centro mercantil chileno, funciona y cumple un papel preponderante no sólo en el ámbito del comercio, sino que también en el intercambio de conocimiento.

Con lo anterior, se nos presenta El Mercurio de Valparaíso como una publicación que en sus inicios incorpora, además de las crónicas nacionales e internacionales, una sección dedicada a noticias sobre ciencia y tecnología, aunque de forma muy breve y reducida, donde se privilegian los sucesos extraordinarios y llamativos: “En un principio y sin muchas variaciones a través del tiempo, las noticias científicas y tecnológicas se publicaban en la sección de Variedades; destacando en una primera etapa, las curiosidades de la naturaleza, las anomalías físicas en seres humanos e incipientes artículos relacionados con medicina…”.  

Luego, se analiza la influencia de la corriente del Romanticismo en Chile, desde la década del 30’ hasta el 50’ del decimonono, y como va modificando el tratamiento de la información científica que difunde El Mercurio de Valparaíso. Luego de definir las principales características de este movimiento, los autores identifican dos grandes momentos de cambio. Primero, la llegada al país de especialistas que, inspirados por el movimiento Romántico y contratados por el gobierno chileno para identificar y catalogar las riquezas minerales y naturales del país, van publicando sus noticias y reportes en el Mercurio de Valparaíso. Entre estos científicos se encuentran naturalistas y geólogos como Claudio Gay, Ignacio Domeyko y Rodulfo Amando Philippi, quienes a través de sus informes elevan el nivel de la discusión científica del país, al tiempo que mantienen a la población al tanto de sus descubrimientos: “Una parte importante de las informaciones que ocupan las páginas de El Mercurio de Valparaíso, corresponde a los trabajos de científicos, naturalistas y geólogos que recorren nuestro país […] En este contexto, el diario que nos interesa publica diversas informaciones sobre el estado de avance de tales exploraciones; las mismas generalmente son entregadas al diario por los propios protagonistas”.

En segundo lugar, y unido a lo anterior, El Mercurio de Valparaíso identifica oportunamente la importancia de tales noticias y aumenta significativamente el espacio disponible para su divulgación, nutriéndose además de los reportes sobre avances científicos y técnicos que envían corresponsales en distintos países, como Francia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, sobre temáticas tan diversas como la astronomía, minería, agricultura, medicina,  Los autores destacan esta idea de la siguiente manera: “En la década del treinta del Siglo XIX, las informaciones relacionadas con el área de la ciencia y la tecnología no sólo aparecen en la sección de Variedades, sino que ahora también aparecen bajo los rótulos de Mosaico, Noticias Varias, Miscelánea o Esterior. E incluso también, muchas de ellas, aparecen en las secciones de Crónica o Santiago”.

Siguiendo el desarrollo de las ideas en nuestro país, los autores examinan el arribo del pensamiento Positivista de Auguste Compte durante las décadas del 50’ hasta el 80’ del siglo XIX, y su efecto en la prosa y en las noticias científicas de esta publicación. El positivismo penetra en la sociedad chilena y “…rápidamente se percibe el uso de la razón como un medio, como una razón instrumental y como un marco teórico para el fomento de los avances científicos y tecnológicos, para alcanzar así el añorado progreso económico y social”. Y en este marco, El Mercurio de Valparaíso es uno de los primeros medios en promover este progreso, como consecuencia necesaria de los descubrimientos y avances técnicos de la época. Esto, expresado por ejemplo, a través de noticias sobre la aplicación de nuevas técnicas para mejorar la agricultura del país o acerca de la necesidad de crear instituciones de enseñanza especializadas en minería e ingeniería, y aprovechar así nuestras riquezas naturales, al tiempo que se destacan cada vez más las iniciativas nacionales: “Durante el siglo XIX El Mercurio de Valparaíso registra casi todas las noticias relacionadas con inventos generados por chilenos; ello, debido a la importancia que éstos poseen en la segunda mitad de la centuria, respaldando así la idea de progreso”.

Más adelante, en las últimas dos décadas del decimonono, los autores consideran el papel de este medio periodístico en dar cuenta del espíritu de la época, del cambio de siglo, y de todos los avances científicos del momento, poniendo especial énfasis en los cambios que sufren disciplinas como la medicina, la astronomía, la botánica y la aplicación de la tecnología a los nuevos medios de transporte, todo lo cual es desarrollado en distintas notas y reportes de la publicación en cuestión. Concluye esta obra con un capítulo dedicado a dar una visión global sobre la evolución y desarrollo de la idea de ciencia en El Mercurio de Valparaíso.

Así, y a través de esta obra, se descubre que analizar el trabajo de divulgación de la ciencia y tecnología en El Mercurio de Valparaíso, es conocer también el desarrollo científico, técnico, material y cultural del país. Esto, dado que esta publicación muestra, en sus inicios, un reflejo de la insipiente noción que la sociedad chilena tiene de estas ideas; pasando, luego, por periodos en que, influenciada por las corrientes Románticas y Positivistas, se comienza a configurar una gnosis y una episteme científica nacional más clara, y El Mercurio se constituye, cada vez más, como un vínculo no sólo entre el medio periodístico y los expertos, sino que incorpora a gran parte de la sociedad chilena de la época.

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Zenobio Saldivia Maldonado

Utem, Stgo., Chile.

Algunos antecedentes 

La historia de la ciencia en América Latina, tiene ya una larga trayectoria de vida. En efecto, desde los años sesenta del siglo XX, comienzan a observarse trabajos en esta línea en nuestro continente, liderados por exponentes principalmente de México y seguidos por cultores de Perú, Argentina, Colombia, Cuba, Venezuela y más recientemente de Chile, entre otros. Son los tiempos de consolidación de una disciplina historiográfica que hoy tiene cultores en todo el mundo y que cada día se asienta en su marco disciplinar, justamente por el interés que despierta la ciencia como institución social, como fuente de adquisición cognitiva y como base de la investigación disciplinaria.

Por lo anterior, no resulta extraño que el académico e investigador Alberto Saladino García, de México, haya presentado recientemente su nuevo texto relacionado con esta temática. Pero su obra Elementos para una Teoría Latinoamericana sobre Historia de la Ciencia (2015), no es propiamente un texto de Historia de la Ciencia orientado a analizar a tal o cual científico europeo o latinoamericano, o a las eventuales peripecias de alguno de ellos, tras la asombrosa búsqueda del conocimiento en alguna de las numerosas ramas de la ciencia universal. Se trata más bien, de un libro analítico que aborda  la  historiografía  latinoamericana  toda  referida  a  estos temas;  es  en  este

* Comentario analítico a propósito de la reciente obra del Dr. Alberto Saladino García: Elementos para una Teoría latinoamericana sobre Historia de la Ciencia, U. Autónoma del Estado de México, México, 2015.

sentido un texto epistémico, crítico y analítico que revisa el avance adquirido en esta línea de trabajo en nuestras universidades, corporaciones o simplemente como fruto de las expresiones individuales sin compromiso con entidades vinculadas a la educación superior.

Sus principales Tesis

Saladino García en esta obra, da cuenta de la génesis de la historia de la ciencia  en América Latina, presenta un catastro de las obras de esta naturaleza en nuestro medio y destaca a los exponentes y las tendencias que éstos manifiestan en la práctica misma de la disciplina en nuestro continente. Parte con una abundante información sobre la historiografía de la historia de la ciencia universal y de América en particular, para luego dar cuenta de los orígenes  de esta disciplina en América Latina; postula además una tesis novedosa que sostiene que el primer exponente de esta disciplina en el Nuevo Mundo no sería un científico ni un filósofo, sino más bien sería la estudiosa de la Nueva España, Sor Juana Inés de Asbaje y Ramírez, (1651-1695), más conocida simplemente como Sor Juana Inés de la Cruz. Ello principalmente porque en sus textos poco conocidos alude a Atenea como diosa de las ciencias  y porque destaca en su prosa a las diversas mujeres que desde la antigüedad se han interesado en las humanidades y en las ciencias. (pp. 22 y ss.). Enfoque interesante y muy novedoso de Saladino que  le otorga por tanto, la primacía en nuestro continente para estos estudios que aquí comentamos, a una exponente del género femenino del siglo diecisiete. Y que de paso da a entender que en América ya en esta centuria hay una preocupación intelectual por la episteme al mismo tiempo que en Europa se está desarrollando la “Revolución científica”.

Uno de los capítulos del libro en comento que más llama la atención de los especialistas en nuestro medio, es el referente a la elucidación de la función de la historia de la ciencia universal y de la historia de la ciencia en Latinoamérica. En efecto, aquí Alberto Saladino deja de manifiesto que esta disciplina es un complemento de las explicitaciones históricas y políticas sobre los procesos revolucionarios o de cambios sociales o socioculturales en América. Esto es significativo pues de ordinario la historiografía ha seguido el paradigma de la especialización y la división en estancos independientes; en este sentido Saladino trae a presencia esta faceta de la historia de la ciencia que no se cierra de plano a la comprensión dialéctica de la marcha de la ciencia como inserta en el dinamismo político y social, sino que  deja de manifiesto la fuerte vinculación de la episteme con la cultura universal.

También nos recuerda el autor, que la historia de la ciencia, nos permite comprender la evolución y los logros de la ciencia europea y determinar al mismo tiempo, las carencias del proceso de desarrollo científico en los países latinoamericanos. Y por supuesto, enfatiza además en el hecho de que estas aportaciones disciplinarias nos permiten rescatar lo peculiar de la historia de la ciencia en nuestro continente. Es decir -por usar la terminología académica-  nos deja en buen pie para conocer el perfil de esta joven disciplina. (pp.29 y ss).

Y para determinar las distintas tendencias propias de la praxis de la historia de la ciencia en América revisa la copiosa bibliografía existente en nuestro medio y determina finalmente la presencia de varias corrientes. Para ello parte destacando que entre los principales estudiosos de la metodología de la historia de la ciencia en Latinoamérica se ubican Juan José Saldaña (México) y Diana Obregón Torres (Colombia), entre otros. Y da cuenta de sus observaciones en estos tópicos. Luego, entre las tendencias que observa Alberto Saladino para hacer historia de la ciencia en América, destaca los enfoques: marxista, externalista, positivista, ideográfico, y culturalista entre otros. Así por ejemplo, entre los cultores marxistas ubica a Eli de Gortari (México) y a José López Sánchez (Cuba); entre los externalistas ubica a Zenobio Saldivia Maldonado (Chile). Entre los culturalistas identifica a Raúl Hernández Asencio (Perú); entre los partidarios del enfoque ideográfico, coloca a Norma Angélica Rodríguez y a Ignacio Barradas (México), entre tantos y tantos otros; de todos los cuales, va fundamentando adecuadamente por qué razones tales autores participan de dichas tendencias y analiza el impacto que han alcanzado sus obras en sus países. (pp.101 y ss.)

Hacia una conclusión

Este texto: Elementos para una Teoría Latinoamericana sobre Historia de la Ciencia es un claro hito que muestra el estado del arte en la disciplina ya señalada en el título, en relación a nuestros países, y por ello también es en la práctica, una radiografía bibliográfica y teórica imprescindible para los cultores latinoamericanos de la misma. En otro plano, en cierta manera, es la continuación de la mirada holística y analítica sobre Latinoamérica que viene realizando Saladino García en esta etapa de su producción bibliográfica, puesto que ya antes había publicado un texto de similar estructura pero en relación al trabajo de la epistemología: Reivindicar la Memoria. Epistemología y metodología sobre la historia de la filosofía en América Latina (2012).  Y también recordemos que con más antelación había dado a luz su obra: Libros Científicos del Siglo XVIII Latinoamericano (1998), donde da cuenta de la existencia y circulación de libros científicos en nuestro continente durante el Siglo de La Ilustración. Por lo anterior, podemos decir que este autor es uno de los que más ampliamente ha cubierto el desarrollo intelectual latinoamericano relacionado con la historia de la ciencia en sus ámbitos historiográfico, epistémico y bibliográfico. Dicho afán ordenador y clasificador de lo bibliográfico latinoamericano, es de suyo muy poco frecuente y resulta encomiable para ser obra de un solo estudioso. Por tanto, el libro en comento y la tarea que viene asumiendo el autor, es altamente relevante para los jóvenes investigadores interesados en la marcha científica latinoamericana que desde ahora no tendrán que partir de cero para nuevos enfoques holísticos sobre el tema.

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