En Chile, como se sabe, se ha escrito mucho sobre la personalidad y la obra científica de Domeyko; seguramente hay más inquietud por este científico que por otros sabios decimonónicos, porque se desempeñó notoriamente en dos ámbitos públicos: la ingeniería en minas y la educación superior, entre otros campos de su interés. Por ello, cuando nos encontramos con los trabajos de sus biógrafos contemporáneos, se observa que éstos enfatizan en las virtudes humanas del sabio polaco, en su personalidad magnánima y en sus rasgos característicos; tales como su condición de sujeto solidario, de hombre modesto, o bien su manifiesto desinterés material; en suma, al idealismo desbordante de su espíritu. Empero, la labor científica por él realizada, si bien también es sintetizada por estos autores, al parecer no logra trasuntar en estas descripciones, un correlato o una fusión adecuada de los conocimientos que el dominaba y de los aspectos de interacción dialéctica entre las ciencias de la tierra, la educación, la sociología, y los diversos aspectos humanistas bullentes en su psiquis. Las notas que siguen, pretenden mostrar un Domeyko más centrado en sus afanes de joven rebelde y más abierto a las distintas expresiones del saber y a la interacción epistémica, propia del ejercicio de su profesión con el proceso de construcción de la ciencia del Chile decimonónico. Así como destacar su notorio énfasis romántico como persona y su notorio desplazamiento entre el saber científico, la literatura, la educación y la búsqueda de la belleza como incentivo del conocimiento.
Domeyko nace el 31 de Julio de 1802, en la ciudad de Missik, Polonia, hijo de Hipólito Domeyko y de Karolina de Ancuta, en el seno de una familia fervientemente religiosa, imbuida de altos valores éticos y morales, los que se impregnan de inmediato, en la educación del joven y que lo acompañarán en su proceder laboral. El dolor espiritual llega pronto al joven Domeyko puesto que pierde a su padre a los 10 años, siendo guiado desde esta edad por un tío paterno quien lo encauza por la senda del estudio y del esfuerzo, como antesalas necesarias del éxito. Así, realiza sus estudios básicos, en su propia casa paterna, mientras que los secundarios los efectúa en el establecimiento educacional de los Hermanos Escolapios, siguiendo la línea católica de la enseñanza de los Tutores en Szezuczyn. Es un colegio de elite, que le proporciona una enseñanza bastante completa para su desarrollo intelectual; proceso que continúa en la Universidad de Vilna, a la cual ingresa en 1817. (1) Una de sus principales inquietudes abarca el área de las Matemáticas y de las Ciencias Naturales, tanto, que en 1822, en esta misma universidad, obtiene el grado académico de licenciado en Ciencias Físicas y Matemáticas. Pero su ansia de saber lo lleva a explorar también en materias tan disímiles a su especialidad como astronomía, botánica, zoología y álgebra; logrando excelentes calificaciones también en estas áreas.
El paso por la universidad, no solo implica para él, un adiestramiento y un perfeccionamiento necesario para su posterior desempeño laboral, sino que también tiene un impacto axiológico y político en su personalidad; ya que no se siente ajeno a las luchas por la liberación de su amada Polonia de las manos de la Rusia Zarista, y por ello participa en un grupo de insurrección. Lo anterior, es el motivo por el cual es encarcelado entre 1821 y 1823; siete años más tarde y luego de las escaramuzas y de la estrecha vigilancia de la policía rusa, la nobleza de sus sentimientos de heroísmo, de amor a la patria y de libertad, lo instan a participar en un levantamiento popular fallido; lo anterior lo induce a partir al exilio; primero a Alemania y luego a Francia. En este último país no desaprovecha el tiempo y se dedica a tomar cursos en la Universidad de La Sorbona, en el Instituto de Francia, en la Escuela de Minas y en el Conservatorio de Artes y Oficios. Así, en 1837, rinde satisfactoriamente sus exámenes de ingeniero en minas. Impregnado de estos conocimientos e imbuido de la amistad de exponentes de las letras y de la poesía polaca de su tiempo, como por ejemplo Adan Mickiewicz, va formando una visión de ciencia de carácter romántico y positivista. A partir de este enfoque imbuido de las nociones de la ciencia romántica de Humboldt y otros autores, muchos de los cuales conoce en Paris, va concibiendo la naturaleza como un todo compacto e integral en el que se entrecruzan los hilos del mundo orgánico y del mundo abiótico; esto es, la visión romántica humboltiana, tendencia que en sus diversas expresiones se percibe además en su vida personal y en su discurso científico.
Llegada a Chile
El gobierno de la joven república de Chile, continuando con su política científica tendiente a la contratación de sabios extranjeros, realiza contactos en Europa durante el gobierno del Presidente Prieto; buscando investigadores de elite que pudieran asumir algunas tareas científicas y educacionales. Ello, para contribuir tanto a la formación de una masa crítica y educada que pudiera impulsar la educación nacional por una parte, y por otra, que actuaran como ejes directrices en labores tendientes a un efectivo conocimiento del cuerpo físico del país. En este marco de preocupaciones gubernativas, que ya había principiado con la contratación de Gay en 1830, se le solicita al diplomático radicado en Paris, Carlos Lambert, que busque el profesional más adecuado para enseñar mineralogía y dirigir la Escuela de Minas de La Serena. Lambert habla entonces con Ellie de Beaumont, uno de los más destacados científicos franceses; quien le recomienda que se contacte con Domeyko, uno de sus antiguos y destacados alumnos. Domeyko había terminado sus estudios en la École Nationale de Paris, justamente en 1837, y se encontraba en el ejercicio de la profesión, trabajando para un importante bancario de apellido Kochlin. (2)
El joven investigador, firma en principio un contrato por seis años, para hacer clases en el Colegio de la Serena (química, física y mineralogía); pero la nostalgia y su ardiente deseo de querer participar en la lucha por la liberación de su patria, lo insta a rebajar el tiempo del contrato a cinco años. La motivación principal de Domeyko para venir a Chile obedece a sus ansias de desarrollo profesional, a su amor por la ciencia, pero sobre todo, es el espíritu romántico el que lo insta a la aventura y a viajar a un país del cual se sabía muy poco en la comunidad científica. En su psiquis de profesional joven, por lo tanto, estaba el secreto anhelo de descubrir algo nuevo, algo distinto, algo fantástico que le permitiera mostrar al mundo europeo y a la ciencia universal su capacidad cognitiva y de sistematización de los referentes inorgánicos, que pudiera encontrar en la joven República de Chile.
Así, en 1838 arriba a tierras chilenas, donde de inmediato empieza su labor en el Colegio de la Serena y luego de consolidar la infraestructura necesaria para su labor de ensayes, principia con las actividades académicas, pudiendo al cabo de dos años, mostrar con orgullo el aprendizaje de sus alumnos. Paralelamente a su labor docente, escribe ensayos y artículos sobre los distintos tipos de minerales existentes en el país y se dedica a explorar la zona de Atacama para conocer Huasco, Copiapó y Chañarcillo. Es el momento de las primeras visitas a la zona Norte de Chile, luego vendrán muchas más. Empero, su espíritu inquieto lo lleva también a interesarse en otras áreas de la cultura tales como: educación, metodología, sociología, difusión científica y otros. (3)
Su aporte a las ciencias de la tierra
Como ingeniero en minas, su contribución al desarrollo de la minería es enorme, no sólo porque contribuye a explotar nuevos yacimientos, sino porque también realiza los primeros planos de minas subterráneas, que permitirán una mayor operatividad y más seguridad en las labores de extracción de minerales, justo en un período, en que la minería seguía el ritmo cansino colonial, sin ninguna innovación. Por tanto, la aplicación de los nuevos conocimientos del sabio polaco, principian a quebrar el viejo paradigma de la extracción de minerales y dan paso a técnicas y procedimientos más abierto a las necesidades de un país creciente en su naciente industria minera. Podría decirse que desde Domeyko la mineralogía se cientifiza, y pasa a contar con un acopio bibliográfico actualizado tanto de los conocimientos sobre técnicas cuanto de la realidad del cuerpo físico y mineralógico de las distintas regiones del país. Por esto es, justamente que Domeyko principia publicando textos de estudio, principalmente de geología, mineralogía y otros, amén de continuos artículos que van apareciendo en los Anales de la Universidad de Chile, en los Annales de mines (Francia) y en otras revistas extranjeras. Entre sus libros recordemos: Ensayes de minerales tanto por la via seca como por la via húmeda, publicada en 1844, Elementos de Mineralogía, que ve la luz en 1845, Araucanía y sus habitantes, en 1845. En relación a sus ensayos breves, tengamos presente su Memoria sobre las aguas de Santiago i de sus inmediaciones, aparecida en 1847, o su Ensayo sobre las aguas de Chile, que ve la luz pública en 1871, por mencionar sólo algunos. Y en cuanto a sus artículos, estos son numerosos y por tanto destaquemos sólo algunos de ellos aparecidos en el país, en los Anales de la Universidad de Chile; como los siguientes: “Viage a las Cordilleras de Talca i Chillán”,”Exploración de las lagunas de Llanquihue i Pichilaguna. – Volcanes de Osorno i de Calbuco – Cordillera de Nahuelhuapi” (en 1850), “Feldespato de las lavas de los volcanes de Chile”(en 1853), “Descripción de varias especies minerales i de algunos productos metalúrgicos de Chile, analizados en el laboratorio del Instituto de Santiago” (en 1857), “Estudios jeográficos sobre Chile”, “Jeografía, jeología, historia natural e industria minera de América i especialmente de Chile” (en 1859), “Jeolojía. Solevantamiento de la costa de Chile”( en 1860), “Breve instrucción sobre el arte de ensayar y analizar las diversas clases de guano” (en 1868); “Estudio del relieve o configuración esterior del territorio chileno con relación a la naturaleza jeolójica de los terrenos que entran en su composición”, (en 1875). En este contexto, se comprende muy bien que haya sido nombrado Miembro de la Comisión de Minería y que por lo tanto, su aporte a las ciencias de la tierra en el país, vaya de la exploración en terreno, de la descripción teórica y alcance hasta el plano normativo y jurídico, en lo relacionado tanto a pensar y formular las leyes más apropiadas para el desarrollo de la minería en el Chile decimonónico, cuanto en lo referente a sugerencias que se tuvieron presente para la formulación de la ley de defensa de las riquezas forestales, en 1845.
Por tanto, la producción teórica de Domeyko es equivalente a asentar las bases de un marco teórico previo tanto para el desarrollo de la mineralogía con rigor científico en el país, como para iniciar la enseñanza académica de la misma y fomentar el interés y difusión de sus disciplinas más afines. A ello hay que adicionarle las exploraciones in situ por distintos lugares del territorio nacional y sus estudios sobre guanos y aguas minerales del país, así como su constante preocupación por dotar de laboratorios y de vastas colecciones de minerales a los establecimientos donde se enseñe mineralogía o geognosia; como por ejemplo La Escuela de Minas de la Serena y el Instituto Nacional; lugares donde él mismo inició el acopio. Lo anterior, contribuye más tarde al desarrollo de las industrias del salitre y del cobre, que tantos frutos nos han dado como nación. Como resultado de estos estudios, recuérdese que a partir de uno de sus análisis, se pudo deducir más tarde la posibilidad de explotación de cobre en la Mina “El Teniente” de Rancagua, hoy por hoy la más grande mina Subterránea del Mundo.(4)
Sociabilidad y romanticismo
Desde la perspectiva social y de interacción humana en general, Domeyko despertaba simpatías y afinidades en diversos ámbitos sociales, v. gr., en el trato con su alumnos, en sus contactos con los empresarios de la época, o con los exponentes del medio educacional, principalmente los profesores del Instituto Nacional y luego sus colegas de la U. de Chile. En todos los niveles la sencillez y franqueza de Domeyko allanaba cualquier aspereza. Por eso no es extraño que sus alumnos le tuvieran mucha confianza, incluidos los más tímidos, a quienes trataba de igual a igual para que éstos tuviesen una mayor confianza y así participaran plenamente de las actividades teóricas y prácticas del curso; y en cuanto a los egresados, sucedía lo mismo, el propio Domeyko los recomendaba para que éstos realizaran estudios de especialización en Europa. Para ello realizaba gestiones ora con su primo Wladislav Lascowics, para que los tratara como hijos, ora con el gobierno de Chile, para finiquitar los detalles de las becas. A su vez los vecinos de La Serena, también se sienten prendados de su personalidad y afecto, por eso las Sociedades de Beneficencia de La Serena, le rinden un homenaje en 1841, antes de viajar a Santiago. Seguramente esta calidez personal se remonta a los años de su estadía en la Universidad de Vilna, en donde participaba con un grupo de amigos, del movimiento de resistencia a Rusia , que llevaba como lema ” Fraternidad Ciencia y Virtud ” (5) Esta rica sensibilidad es también la base de su marcada tendencia romántica tal como se aprecia tanto al revisar cuidadosamente el derrotero de su vida personal como al leer algunas de sus diagnosis de minerales existentes en el país, o al dar cuenta de las costumbres y de algunas observaciones sociológicas referentes a los araucanos, en su trabajo sobre la realidad social de esta etnia, que aparece en 1845. Para lo cual se interna previamente en la región de la Araucanía y logra un contacto espontáneo y directo para realizar lo que hoy llamaríamos “entrevistas” y obtener la información que dicha obra requería. Y seguramente, aunque nunca se ha planteado el tema, es muy probable que también sus positivos rasgos de personalidad hayan tenido alguna incidencia en la atinada conducción que realiza de la Universidad d e Chile, durante sus años como rector de la misma.
Para ilustrar su romanticismo como persona, baste recordar el derrotero de su vida, toda vez que el mismo nos muestra grandes períodos de soledad y dolor: primero queda huérfano de padre a los siete años de edad; luego, el dolor y la humillación en sus años de juventud, al ver a su patria invadida por las tropas del Zar; más tarde, el sufrimiento y dolor en la prisión en Vilna; luego, el fallecimiento de su madre en 1831, sin poder asistirla, por estar como refugiado en Dresde, Alemania. Con razón “para distraer y calmar su dolor, sus amigos, entre ellos el poeta Mickiewicz, lo invitan a viajar por la Suiza sajona, y regresar después de una semana”.(6) Su tarea en Chile, aminora su dolor, pero no abandona tales sentimientos; por eso no es extraño que luego de siete años trabajando en el país, el dolor lo embargue frecuentemente; por ejemplo en Coquimbo, preparando el regreso a Valparaíso y al despedirse de una familia amiga, lo invade la tristeza, el dolor y la soledad: “La despedida de Miguel resultó triste también para mí. La vista de su madre y sus hermanas enternecidas me recordó mi última separación de la familia, hace ya veinticuatro años, y mi alma se apesadumbró en ese instante, aunque esta vez yo no me separaba de nadie y nadie aquí podía echarme de menos ni pasar pena por mí.” (7)
También esta tendencia romántica está presente en Domeyko en el plano de sus sentimientos afectivos, en lo referente a la atracción por el sexo opuesto; v. gr. en cuanto a la idea de mujer y a la noción de belleza de la misma. Así, la percepción de Enriqueta Sotomayor Guzmán, que nos ha dejado en sus notas, es tierna y delicada y el mismo lo expresa en estos términos: “La muchacha con que me caso es joven y hermosa como un ángel, inocente y piadosa; yo mismo no se por que se ha enamorado de mi a primera vista…… Una mujer de quince años, de unos ojos negros e inmensos… De hecho ya estaba enloquecido de amor….. Miles de pensamientos locos distraían mi alma y mi mente se asemejaba a un hormiguero.”(8)
Esta tendencia romántica que cubre a Domeyko como un hálito no se agota en el terreno personal, sino que continúa expresándose en su discurso científico; v. gr, en muchas de sus obras hace alusión a las ideas de belleza de Humboldt, que van asociadas al ideario de unir ciencia y arte. Esto es muy notorio por ejemplo en su obra, aparecida en 1867: Ciencias, literatura i bellas artes, relacion que entre ellas existe; justamente en uno de los parágrafos de la misma se lee: “Por mas que hay hombres de ciencia que crean que todo encanto de imajinacion perjudica a lo exacto i positivo en las investigaciones científicas; i que éstas nada tienen que ver con el sentimiento; por mas que el artista, el poeta, teman que la ciencia fria i calculadora, vengan a entibiar i a disipar sus bellas inspiraciones, tan variadas e infinitas son las formas bajo las cuales se nos presentan lo bello i lo verdadero en la naturaleza, tan inseparables son éstas, que jamas el jenio del hombre logrará separar lo que se halla íntimamente unido o relacionado en las obras i tendencias de los hombres a quines se debe el verdadero progreso del espíritu humano.” (9)
Y el mismo énfasis se aprecia por ejemplo en la prosa de su obra: Araucanía y sus habitantes; v. gr., en una de sus partes dando cuenta de los especimenes de la flora de la región señala: “Aquí abunda el avellano, vistoso y lucido, tanto por el color verde claro de su hermosa hoja, como por la elegancia de sus racimos de fruta matizados en diversos colores: con el se halla asociado el canelo (drimis chilensis), tan simétrico en el desarrollo de sus ramas casi horizontales, tan derecho y tan lustroso en su espesa hoja. En ellos, por los común, y entre sus flexibles troncos se entrelaza la más bella de las enredaderas, tan célebre por su flor encarnada, el copihue….” (10)
Lo propio acontece también en muchos casos de sus descripciones sobre exponentes inanimados; así, por ejemplo en una de sus obras acota: “Rosicler negro. (Stefanit, plata-sulfo-antimonial), de Chañarcillo. Mui hermosas muestras de esta especie rica en plata se han estraído en estos últimos años de la mina Dolores 2ª, de Chañarcillo, en hondura mui considerable; i es de notar que mientras que la plata sulfúrea amorfa o cristalizada se halla por lo comun en las minas de Chañarcillo sentada sentadas sobre masas de rosicler claro (arsenical) i nunca he visto este último sobre la plata sulfúrea, no es raro encontrar el rosicler negro llamado stefanita, cristalizado sobre la plata sulfúrea…” (11)
Su rol de educador
Por cierto que su rol de educador principia en 1838, durante su desempeño como profesor en el Colegio de La Serena, dejando un modelo de trabajo para los ensayes de minerales y un estilo abierto y directo para el diálogo en el aula. Y luego, ya en Santiago, su tarea educacional se bifurca y se amplía enormemente, ora como profesor del Instituto Nacional, ora como docente de la Universidad de Chile y finalmente como rector de dicha casa de estudios superiores. Su énfasis público por la educación queda de manifiesto en 1842, al publicarse su ensayo: Sobre el modo más conveniente de reformar la instrucción pública en Chile, donde sugiere modificar los planes de estudios vigentes y orientarlos hacia una formación más integral, que sirva tanto al profesional como al científico o al funcionario público; sugiere además la implantación de un mecanismo o entidad supervisora que oriente y encauce uniformemente los esfuerzos de la enseñanza en los distintos establecimientos. E incluso estima conveniente fundar una Escuela Normal de Preceptores. Sin embargo, el aspecto que nos parece mas relevante es su preocupación valórica en la formación educacional. Justamente por esto, Domeyko escribe en dicha memoria lo siguiente: “Un joven debe tomar amor al estudio por la noble ambición de desarrollar sus facultades intelectuales, de elevar su carácter moral. Si desde temprano se infunden en su tierno corazón i en su imaginación viva, miras materiales de interés i de egoismo, se comprime mui pronto i se ahoga su talento, se apagan sus aspiraciones intelectuales i de valde se espera de él que prosiga sus estudios i se perfeccione, luego que empice a ganar plata”. (12) La cita nos indica la notoria preocupación del autor por el mundo axiológico, por los valores, principalmente la generosidad, la nobleza y la admiración por la inteligencia; esto es, casi un correlato con la formación personal de Domeyko, con su idealismo, su filantropía y generosidad. Así, aludiendo casi tácitamente a estos valores, el sabio polaco está apuntando a un marco valórico filosófico que considera la base de cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje. Es el período en que aparecen una serie de artículos en El Semanario de Santiago donde difunde estos planteamientos y postulan la conveniencia de apoyar una reforma educacional. Sus aportes en el campo de la educación continúan luego al crearse la Universidad de Chile, donde asume la tarea de fundar la facultad de ciencias físicas y matemáticas de dicha casa de estudios. Y en 1847, siendo miembro del Consejo Universitario, sugiere la conveniencia de dividir el Instituto Nacional en dos secciones para desempeñar mejor las funciones que tenía asignadas, toda vez que dicha corporación actuaba como establecimiento secundario y como universidad al mismo tiempo. Finalmente su idea es aceptada y puesta en práctica en 1852,(13) con lo cual la Universidad de Chile empieza a trabajar más independiente del Instituto Nacional, orientándose principalmente al campo profesional. Durante su gestión como rector (1867 _ 1883), contribuye a actualizar la biblioteca y a incrementarla con textos de todas las disciplinas, tarea que el sabio polaco percibe como imprescindible para una enseñanza moderna y como un marco mínimo de apoyo a cualquier investigación disciplinaria; fomenta el desarrollo de carreras conducentes a nuevas profesiones, realiza innovaciones administrativas y académicas, y destaca la importancia de las carreras técnicas; estas últimas, a su juicio contribuyen a trabajar directamente con los recursos naturales del país. Dentro del universo de medidas tendientes a mejorar la educación universitaria, cabe destacar que fomenta el desarrollo de las ingenierías, en especial, la civil y la de minas, instando al gobierno para contratar en el extranjero todos los profesores que dichas carreras pudieran requerir, así como también destaca la necesidad de crear becas para que los alumnos más destacados puedan realizar estudios en Europa.( 14)
Ignacio Domeyko, fallece el día 23 de Enero de 1889.
A manera de conclusión
Domeyko nos ha dejado un legado que atraviesa la esfera pública, la académica y la profesional, cuya gestión como un todo, contribuye a la institucionalización de las ciencias de la tierra y a la difusión de las ciencias exactas en el país; principalmente por dos tareas básicas que el asume como ejes centrales de su hacer académico y profesional: identificar los lugares geográficos donde existen o puedan hallarse minerales y clasificar los distintos referentes del mundo inorgánico que se encuentran en Chile. Y por otra parte, gracias a su gestión como ingeniero en minas y como profesor, el país logra contar con una institución sólida que entrega los conocimientos de geología, mineralogía y los procedimientos y técnicas modernas de extracción de minerales, acercando así a la educación con el mundo empresarial. Ello es relevante para el desarrollo de la minería y para la formación de cuadros técnicos orientados a la explotación de los recursos mineros. En esta tarea de identificar lugares, regiones geográficas y referentes abióticos, va colaborando además en la gestación de un imaginario colectivo acerca de la riqueza nacional, y en cuanto a los límites geográficos de la república y su expansión a nuevos lugares no considerados tradicionalmente explotables y/o habitables. Y en cuanto a su faceta de educador, ésta se da fusionada con su arista de hombre público, de autor crítico y responsable que es capaz de comentar y criticar los alcances de tal o cual medida, así como de pensar y proponer innovaciones, o de delinear las directrices teóricas para el desarrollo de la educación nacional. Y en especial, el rol más significativo en cuanto a lo anterior, es su esfuerzo por incorporar las disciplinas científicas a la curricula de la educación media. Desde este punto de vista, Domeyko es un claro exponente de la necesidad de la reforma educacional sistemática y periódica, como una forma de adaptación a los requerimientos de los tiempos y de las necesidades sociales y productivas.
Citas y notas __________
1. Cf. Ignacio Domeyko: “Su personalidad y espiritualidad” (parte I), Zdzislav, Ryn http://www.sonami.cl/Boletin/Bol1158/art12.htm
2. Cf. Saldivia, Zenobio: “Ignacio Domeyko: algo más que un ingeniero en minas”, Rev. Creces, Stgo., Sept. 2000; p. 41.
1. Ibidem., p. 44.
2. Cf. “Lo que la ciencia agradece a Domeyko”. El Mercurio, Stgo., 30 de Julio de 2002, http://www.ceo.cl/609/article-13364.html
3. Cf. Ignacio Domeyko: “Su personalidad y espiritualidad” (parte I), op. cit.
4. Quezada, Jaime: Ignacio Domeyko, sabio y gran viajero, Ed. Zig-zag, Stgo., 1993, p.15.
5. Domeyko, Ignacio: Mis viajes T. II, Edic. de la U. de Chile, Stgo., 1978; p. 628.
6. Cf. Ignacio Domeyko: “Su personalidad y espiritualidad” (parte I), Zdzislav, Ryn http://www.sonami.cl/Boletin/Bol1159/art11.htm
7. Domeyko, Ignacio: Ciencias, literatura i bellas artes, relacion que entre ellas existe, Impr. Nacional, Stgo., 1867, p. 7.
8. Domeyko, Ignacio: Araucanía y sus habitantes, Ed. Fco. de Aguirre, Bs. Aires y Stgo., 1997., pp. 25-26. (1ra edic. 1845).
11. Domeyko, I.: Quinto apéndice al reino mineral de Chile i de las repúblicas vecinas, Impr. Nacional, Stgo., 1876; p. 53.
12. Domeyko, Ignacio: Memoria sobre el modo mas conveniente de reformar la instrucción pública en Chile, Stgo., 1842, párrafo 6.
13. Cf. Amunategui, Miguel Luis : Ignacio Domeyko, Ediciones de la U. de Chile, Stgo., 1952, p.106.
14. Ibidem.; pp. 113-115.
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