Zenobio Saldivia M., UTEM, Stgo., Chile y Maryorie Maya G., U. de Antioquia, Medellín, Colombia.

 
El hombre 

José Celestino Bruno Mutis y Bosio, nació en Cádiz, España, el 6 de abril de 1732. Es hijo de Don Julián Mutis y de Doña Gregoria Bosio.  Su familia fue numerosa pues llegaron a ser ocho hermanos. Durante los primeros años de su vida José Celestino dividía su tiempo entre el juego de pelota y el estudio en instituciones dirigidas por los jesuitas; dichos establecimientos en aquel tiempo, eran junto con los del ejército o los de la marina, uno de los principales medios de difusión de la ciencia en España. Mutis estudió gramática y filosofía en el Colegio Jesuita de San Francisco. Al parecer, su interés por el rigor lógico, su espíritu minucioso y la lectura de los clásicos griegos y latinos, tuvo aquí su génesis. 

Más tarde,  en 1748 inició su carrera de Medicina en la Universidad de Sevilla y casi al mismo tiempo; esto es, en 1749, ingresa al Real Colegio de Cirugía de Cádiz, donde tuvo un primer acercamiento a la medicina y cirugía modernas, apoyadas en la física, la química, la botánica, la anatomía práctica y la enseñanza clínica.[1] En este período, Mutis está siguiendo simultáneamente los estudios de medicina entre 1748-1753 y los de cirugía entre 1749 y 1752. Entre los maestros que le dejan cierta impronta figura Pedro Virgili; quien era uno de los grandes  exponentes de la cirugía española, y quien además, logró fusionar las Facultades de Medicina y Cirugía. Mutis de pronto se ve confuso, pero dentro de su psiquis siente la satisfacción de ser uno de los primeros médicos-cirujanos de España, egresado de la nueva entidad. Su práctica como médico la realiza en el Hospital de Marina de Cádiz. Dicho colegio poseía además un extenso jardín con plantas europeas y exóticas, que les servía como fuente de farmacopea práctica. 

Los estudios de medicina de Mutis en Sevilla, corresponden al estilo de enseñanza tradicional de la época; esto es, centrados en la memorización de textos, en los estudios de anatomía y en  el aprendizaje de la botánica para posteriores aplicaciones medicamentosas. De modo que no es extraño que se apasione por estos estudios, en especial cuando esté asentado ya en la Nueva Granada.  El 17 de marzo de 1753 obtuvo el grado de Bachiller en Artes y Filosofía, lo cual era un requisito indispensable para optar luego por el de medicina. El 5 de julio de 1757, en Madrid, se tituló como médico del Real Proto-Medicato, bajo la tutela del médico Andrés Piquer, la mayor eminencia de la medicina española de esa época.[2] Luego, gracias a las gestiones de su antiguo profesor  Pedro Virgili, es designado  médico de cámara de la Corte. 

Más tarde, ya de regreso en Cádiz, acontece la designación del Nuevo Virrey del Reino de Nueva Granada Don Pedro Messia de la Cerda, en Mayo de 1760 y puesto que éste necesita llevar un médico para confiar su salud y la de su comitiva, Mutis es el elegido. Luego de la alegría del sabio gaditano de retomar el contacto con sus padres y de una espera de poco más de un mes, finalmente parte de Cádiz el 7 de septiembre, junto a la comitiva del Virrey rumbo a Nueva Granada, en el navío la Castilla. Las observaciones y experiencias del viaje las dejó consignadas en su Diario de Observaciones.[3] La nave la Castilla llega a Cartagena de Indias, el 28 de octubre de 1760. Aquí,  muy pronto principió con sus anotaciones y con sus primeras observaciones botánicas y zoológicas, soñando con conocer las especies exóticas de la flora neogranadina y con el deseo de escribir una historia natural de América. Tras una reposada estadía en Cartagena de Indias continuó hacia Santafé de Bogotá; finalmente llega a Santafé de Bogotá el 28 de febrero de 1761. 

Ya en Nueva Granada, y casi a un poco más de un año de su arribo, Mutis solicitó  el permiso del Rey para iniciar una expedición científica. Para ello, pidió una subvención para recolectar y clasificar el material de Nueva Granada que había empezado a recoger, con la idea de enviarlos  al Jardín Botánico del Soto de Migas Calientes y al Gabinete de Historia Natural. Además, pensaba que dicho acopio le sería muy importante para la confección de una Historia Natural Americana, que podría publicarse en Madrid. Así, la petición apoyada con documentos ilustrativos de los beneficios de dos plantas de gran valor económico: la corteza de quina y la canela silvestre, intitulada: “Expedición Científica en la América Septentrional”, más conocido como Las Representaciones (1763-1764), se envió al Rey Carlos III. La respuesta a Las Representaciones, nunca  llegó. O mejor dicho, la Real Cédula y su contenido favorable para la empresa, llegó veinte años después, en virtud de la Real Cédula del 1° de noviembre de 1783;[4] donde el Virrey Antonio Caballero y Góngora estimaba que puesto que ya habían visitado estos extensos lares el alemán Alexander Von Humboldt y su colega francés Aimé Bonpland, resultaba conveniente que el corpus físico de Nueva Granada fuera estudiado por científicos españoles, para no quedar atrás en este tipo de investigaciones. Por ello, “…nombró el primero de abril de 1783 y sin autorización real una comisión científica provisional con el nombre de Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada de la que nombró a Mutis director”.[5] 

En 1772, a los cuarenta años, Mutis fue ordenado sacerdote. Un año más tarde de su ordenación sacerdotal, el virrey Messia de la Cerda había concluido su mandato e invitó a Mutis a regresar a España, pero éste desea continuar en Nueva Granada; ahora con sus tres roles bien internalizados en su persona: médico, naturalista y sacerdote. Para el sabio gaditano, el estudio y la observación de la naturaleza era una forma de apreciar la existencia de Dios y también una manera de continuar la labor divina, en el microcosmos peculiar en el cual él debió desempeñarse. Finalmente, este mismo año, arribó a Nueva Granada el nuevo virrey Manuel de Guirior, quien se llevó muy bien con Mutis. 

En marzo de 1808 una gripe  -como la llamaríamos hoy-  lo pone en la antesala de la muerte y le obliga a tomar todos los resguardos para la continuación de su obra científica. Entre tales medidas sugirió dividir las responsabilidades de la expedición botánica: su sobrino Sinforoso Mutis Consuegra quedaría encargado de la parte botánica, Francisco José de Caldas asumiría la conducción de las investigaciones en lo referente a la astronomía y zoología. Y  Salvador Rizo debería hacerse cargo de  las ilustraciones y de la Dirección de la Escuela de Dibujo. El 11 de septiembre de 1808, murió a la edad de 76 años de un ataque de apoplejía,[6]  rodeado del cariño de sus amigos y discípulos.

Sus contactos científicos 

El puerto de Cádiz, durante el Siglo de La Ilustración, era en uno de los lugares más cosmopolitas del Viejo Mundo y un punto obligado  para las transacciones del comercio indiano. Era la puerta de la península hacia las Indias. Y  por ello, era un buen lugar para los contactos científicos de Mutis. En efecto, en los años 1753 y siguientes, de regreso en Cádiz, éste entabló una grata relación profesional con el médico Pedro Fernández de Castilla, con quien comparten tanto sus pacientes como el vivo interés por asistir a las demostraciones anatómicas en el Hospital Real.[7]  Más tarde en esta misma ciudad-puerto, conoció a Jorge Juan, quien influyó notoriamente sobre Mutis. Por ello, cuando Jorge Juan  instauró en 1755 la Asamblea Amistosa Literaria, entidad  donde se reunían destacados científicos, Mutis asistió  a las sesiones donde compartió con científicos tales como: Luis Godin -quien había participado con Jorge Juan en la medición del Meridiano en el Virreynato del Perú-, José Carbonell -Bibliotecario y maestro de idiomas- y Pedro Virgili -Director del Colegio de Cirujanos Navales-, entre otros. Aquí se leían disertaciones de historia, geografía,  física, matemática y otras disciplinas y se discutían nuevos inventos y aplicaciones de la ciencia en medicina, salubridad, agricultura, industria, construcción naval y diversas otras áreas. Esto es mutatis mutandis, el equivalente a las preocupaciones de la  Royal Society, en este mismo período. Mutis asistía también a la Real Academia de Ciencias de Madrid, absorbiendo toda la información astronómica, física y matemática, que le era posible; en especial el conocimiento y aplicaciones de las teorías de Newton y Copérnico. 

También en Madrid, desde 1757, Mutis interactuó con el Director del Jardín Botánico del Soto de Migas Calientes, José Quer y Martínez, fundado por Real Orden de Fernando VI sólo hacía un par de años antes. El jardín tenía una pequeña biblioteca y los herbarios estaban clasificados de acuerdo a los criterios de Joseph Pitón de Tournefort; empero, Mutis no compartía la postura antilinneana de Quer y su nomenclatura para la clasificación de especímenes de la flora. En todo caso, no enganchó nunca con discusiones al respecto y únicamente luego de su arribo al Nuevo Mundo, expresó epistolarmente su desacuerdo con Quer, pero… a Linneo; en donde además, aprovechó de criticar algunos de los tomos de la última obra de  José Quer: Flora española, o historia de las plantas que se crían en España y que constituía la primera historia de las plantas que se daban en España.[8]

Con el sucesor de Quer en el Jardín del Soto de Migas Calientes, Miguel Barnades, que reconocía a Linneo como verdadero maestro, Mutis congenió mucho más y también profundizó un poco más su formación botánica. Miguel Barnades era en la práctica, el difusor de la taxonomía  linneana en España y un connotado botánico que indujo a Mutis a concentrarse en la botánica y que finalmente gatilló en la psiquis de Mutis, para que éste aceptara el puesto de médico para atender al nuevo Virrey de Nueva Granada. Ello con la esperanza de conocer la naturaleza vernácula de dicha posesión de la Corona española.[9] Y una vez en Nueva Granada la relación Mutis-Barnades continuó gratamente por vía epistolar. 

Otro personaje con el que Mutis se relacionó y con quien logró decantar  una gran amistad, fue con Jacobo Gahn, cónsul sueco en Cádiz, quien además era un naturalista autodidacta y aficionado. Gahn actuó también como puente entre Mutis y los intelectuales suecos, contribuyendo así, indirectamente en la retroalimentación de las comunidades científicas  de la época. 

Además de los  autores mencionados que se relacionaban con Mutis, hay que considerar la estrecha y afectuosa relación epistémica y epistolar mantenida entre Mutis y Karl Linneo, durante 17 años (1761-1778). Y con otros sabios europeos a quienes Mutis les envío colecciones, plantas, semillas y bosquejos de flores y plantas que le valieron grandes elogios y su pertenencia a la Academia de Estocolmo y a otras sociedades europeas.[10]

La relación científica y afectiva entre Mutis y Karl Linneo fue muy provechosa para ambos; así por ejemplo, al primero le permitió insertarse en la red de discípulos y conocidos de Linneo, quienes también le enviaban plantas, semillas, informaciones y notas al sabio sueco. Y a su vez, Mutis recibió de Linneo y otros, un reconocimiento internacional que se tradujo en la denominación de algunas plantas con su nombre, como es el caso de la Musita. Pero por sobre todo, lo más importante es que gracias a esta relación, Mutis pudo contar con un referente científico para compartir sus puntos de vista y sentirse participando de una tarea en común; esto es, la inserción de los especímenes desconocidos de Nueva Granada a la ciencia universal. Y para Linneo, esta amistad le significó contar con otro corresponsal más para su red de intelectuales, que desde América lo actualiza con especímenes y notas botánicas. La amistad del sabio gaditano con Linneo,  surgió de una manera casual. Como hemos dicho, Linneo enviaba a sus discípulos a diferentes países como corresponsales e informantes, con el propósito de buscar nuevos especímenes de la flora europea. Entre éstos figuran Logie y Klas Alströmer, quienes visitaron el puerto de Cádiz dentro de su amplio itinerario de herborización por Europa. Es aquí pues donde Mutis los conoció y principió la conexión, y en este contexto, Mutis remitió luego a Linneo algunos ejemplares que había recolectado en los cerros de Paracuellos durante su permanencia en Madrid. Por su parte, Logie y Klas  Alströmer, regalaron a Mutis algunas publicaciones recientes de Linneo: el Sistema Naturae, publicado en 1759 en Estocolmo; la  Philosophia Botanica  (1751) y el  Iter Hispanicum (1758). Tales obras, sumadas al Species Plantarum (1753), también del mismo autor, le serían más tarde de gran ayuda al sabio gaditano. 

Por tanto, dada la estrecha amistad entre Mutis y Linneo, no resulta extraño que éste último denomine a un género florístico, con el apellido de su colega gaditano: Mutisa. A este respecto, recuérdese algunas variedades de las Mutisa que aparecen en las obras de Linneo, v. gr.: “Syngenesia Poligamia Frustanea. Mutisia.” Gen. pl. 1165. tom. vi. p. 565. I. Mutisia Clematide. Receptáculo desnudo: vilano plumoso: caliz cilindrico, apiñado: corolillas del radio entre ovales y oblongas: y las del disco hundidas en tres partes.”[11] 

Las colecciones remitidas por Mutis a Suecia, incluían referentes disecados, muchas láminas a color y algunas notas. Más tarde, con el material aportado por Mutis,  Linneo publicó  varios trabajos tanto  en su Segunda Mantissa del Systema Natural, como también en el Supplementum. En dichas obras, nuevamente es frecuente observar la referencia a Mutis, tal como lo exige la parsimonia de las diagnosis especializadas sobre especímenes de la flora. 

Por supuesto que otro contacto científico altamente relevante para Mutis fue su encuentro con Alexander Von Humboldt, con quien el sabio gaditano había sido muy generoso, pues lo recibió y acomodó a él y a su acompañante Aimé Bonpland en una casa contigua a la suya y les aportó una amplia información sobre la flora y fauna neogranadina en general, e incluso le mostró y le explicó las notas más relevantes de cientos de sus dibujos ya terminados, que a la fecha de su encuentro con Humboldt ya eran más de 2.000 ilustraciones;[12] también le regaló a este sabio alemán, cientos de láminas de plantas neogranadinas.[13] En rigor, secuelas positivas para Mutis de esta vinculación sólo la recibió  algunos años después, por ejemplo cuando Humboldt publicó su obra Plantas Equinoxiales colectadas en México, en la Isla de Cuba, etc. (1808-1809).

Mutis y su aporte científico

Intentar determinar el aporte de Mutis al desarrollo de la ciencia universal, no resulta una tarea fácil, por la diversidad de aportaciones disciplinarias que nos ha legado y por su participación en diversas disciplinas. Empero, lo que sí esta claro, es que este autor es un típico exponente de los científicos ilustrados que se caracterizaban por dominar amplios espectros del saber científico de su tiempo. Es por tanto, un científico de la Ilustración en América por antonomasia, como Hipólito Unanue en Perú o Miguel Larreynaga en Centroamérica.[14] Su saber cubre la matemática, la medicina, la inmunología, la astronomía, la taxonomía, la botánica, la mineralogía, la historia natural en general y la ecología entre otras disciplinas. A continuación, se presenta una selección de sus aportes cognoscitivos en las disciplinas ya mencionadas, para comprender mejor su mirada y su praxis científica ilustrada.  

Medicina 

Sabemos que Mutis dio su examen para Bachiller en Medicina el 2 de mayo de 1755 y que luego en julio de 1757, se presentó ante el Real Protomedicato, en Madrid, para rendir su examen que lo habilitó como médico cirujano; tal como ya lo hemos indicado con antelación. En rigor, su ejercicio de la medicina profesional se desarrolló en dos mundos: primero en España y luego en Nueva Granada. Así, recordemos que sus primeros trabajos médicos los realizó en el Hospital de Marina de Cádiz y en el Hospital General de Madrid. El primero de ellos  poseía además un extenso jardín con plantas europeas y exóticas, que les servía a Mutis y a los otros médicos, como fuente de farmacopea práctica. Y en relación a la estadía de Mutis en el Hospital de Madrid, sabemos que la alternaba con visitas sistemáticas al Jardín Botánico de Migas Calientes.[15] 

Más tarde en 1782 ya en Nueva Granada, durante la epidemia de viruela, lo encontramos trabajando como médico y difundiendo algunos procedimientos prácticos para paliar las dolencias de los pacientes y para evitar el contagio;[16] y a comienzos de 1783, sugirió formalmente organizar una cruzada para la inoculación de la vacuna contra esta epidemia.[17] Y luego, para enfrentar la lepra elefancíaca, que a la fecha estaba muy extendida en Nueva Granada, solicitó a las autoridades que comisionen a especialistas para determinar el tipo de aceite de palma que se usaba en África para calmar los dolores de esta última enfermedad.[18] Todo lo cual es un hito relevante para el desarrollo de la medicina social en América. Su visión como médico no se agotó simplemente en prevenir las epidemias, sino que fue más allá, y sugirió un vasto plan de modernización de la profesión y un aumento en el control de los que la ejercían. Mutis planteaba la conveniencia de realizar visitas aleatorias a hospitales y cárceles y controlar los títulos extranjeros, dado que en las colonias españolas eran muy escasos los médicos con formación académica y los pacientes simplemente eran atendidos por rivalidados o cirujanos formados en la mera práctica, o por parteras, o por boticarios aficionados o por simples sangradores.[19] En este contexto por tanto, se comprende que se presentaban muchos pseudocientíficos y falsos médicos[20] y de aquí la preocupación de Mutis. 

Botánica y taxonomía 

La formación botánica de Mutis y de historia natural en general, se remonta a sus estudios in situ en el Jardín Botánico del Soto de Migas Calientes, los cuales son complementados luego en Nueva Granada por métodos autodidactos.[21] Aquí en Madrid, Mutis además de su trabajo como médico de la Corte, dirigió la Cátedra de Anatomía del Hospital General, y continuó con sus estudios de botánica, en el Jardín Botánico del Soto de Migas Calientes desde 1757 a a 1760; en esta etapa y para estos avatares contó con el apoyo del botánico Don Miguel de Barnades.[22]  Entre los autores que le sirvieron de modelo explicativo para el estudio de las ciencias de la vida y de las ciencias físicas, Mutis consideró los trabajos de física de Newton, los estudios médicos y botánicos de Boerhaave y las clasificaciones de Linneo.  

Desde el momento de su llegada al Virreinato, Mutis se perfiló claramente como botánico; en efecto, se preocupó por formar un herbario, por encontrar variedades de la quina y por realizar una expedición botánica con apoyo de la Corona Española; por ello, a un poco más de un año de su arribo, como se ha mencionado, Mutis solicitó permiso al Rey para iniciar una expedición científica, en 1763. La que finalmente se inició dos décadas después, como ya adelantáramos. José Celestino Mutis quedó como Director y el presbítero y naturalista  Eloy Valenzuela, fue nombrado 2do director; a su vez, los pintores  Don Joaquín Gutiérrez y Don Pablo Antonio García, quedaron también como miembros de la Expedición; la cual se estableció en La Mariquita hasta su traslado a Santafé de Bogotá, en 1791.[23] El interés de Mutis por la quina y su deseo de encontrar distintas especies de esta planta, continuó en esta etapa y lo instó a designar o comisionar a algunos de sus colaboradores, en especial a fray Diego de García, para determinar en qué sitios se encontraba y qué posibilidades económicas podía ofrecer. Mutis, por su parte, estudió las características y virtudes terapéuticas de diversas variedades de la quina. Y justamente en relación a las quinas, recordemos además que Mutis nos ha legado su ensayo el “El Arcano de la Quina revelado a beneficio de la humanidad” publicado por entregas en el Papel Periódico de Santafé de Bogotá.[24] Más tarde, en 1809, salió a la luz la Historia de los árboles de la quina, editada por su sobrino Sinforoso Mutis, donde se daba cuenta de todas las especies de este referente botánico,[25] tan significativo para la medicina y para el comercio farmacológico de la época. 

El núcleo central del trabajo botánico de Mutis, se nutrió de sus estudios de las obras de Löfling, Linneo, Barnades, Alströmer y Boerhaave entre otros, tal como señaláramos cuando dimos cuenta de los contactos científicos del sabio gaditano. También fueron muy importantes los conocimientos empíricos que le entregaron los campesinos en relación a las plantas de la región y a otros referentes autóctonos y que Mutis supo rescatar. Este criterio de considerar el conocimiento popular, también se observa en este mismo período, en el trabajo taxonómico de Juan Ignacio Molina en el Reyno de Chile, y más tarde también en Claudio Gay, pero ya en el Chile republicano.[26]   

Los estudios botánicos en general y los taxonómicos en especial del sabio gaditano, en su tiempo, estaban descollando como conocimientos importantes pues formaban parte de las denominadas “ciencias útiles”, junto a los estudios de agricultura, contabilidad, comercio, matemática y otros, y en este sentido eran muy relevantes para la población del Nuevo Mundo. Esto, puesto que  a través de un adecuado conocimiento del mundo orgánico de las colonias españolas en América, sumado a una adecuada política científica de la Corona, se podía mejorar la calidad de vida de los habitantes,  al mismo tiempo que se contaba con elementos teóricos para “sanear el medioambiente y acrecentar los bienes materiales necesarios para el bienestar de la sociedad.”[27] 

Y nada más para formarnos una idea de la impresionante cantidad de especímenes florísticos que clasificó y/o estudió este sabio gaditano, recordemos por ejemplo: que nos ha legado un herbario de aproximadamente 20.000 plantas y más de 5.000 ilustraciones de plantas  novogranadinas, un vasto semillero y una amplia colección de maderas y minerales.[28] A lo anterior, hay que adicionarle su cuidadosa diagnosis de centenares de plantas; entre las cuales recordemos por ejemplo, un género de plantas que denomina Barnadesia spinosa que observó en su viaje de Cartagena a Mompox y de la cual él mismo nos ha legado un dibujo.[29] O de la Pentandria, que la describió en estos términos: “Pentandria. Corolla campaniformis tubulata lymbo quinquefido reflexo. Stilus unicus. Stigma obtusum….. nux… orbicularis. Latius in descriptione.”[30] 

Uno de los puntos fuertes de su trabajo taxonómico, como hemos adelantado, corresponde al estudio e identificación de nuevos tipos del género cinchona. En efecto, el propio Mutis dejó de manifiesto en su trabajo “El Arcano de la Quina revelado a beneficio de la humanidad”, que él ha estudiado siete variedades de quinas; también sugiere aquí tener mucho cuidado con los autores que señalan haber descubierto en Nueva Granada supuestas variedades de cinchona no conocidas; ello puesto que él y sus colaboradores habían recorrido el territorio y habían determinado ya casi todas las variedades de este género. Y justamente dentro del universo de las variedades de cinchona que identificó el sabio gaditano, recuérdese que realizó la diagnosis de la quina amarilla: la cinchona cordifolia y le envió un espécimen de esta variedad  a Linneo.[31] 

También identificó y estudió nuevas especies de portulaca, convulvulus, malpigia, solanum, Bijao rosario, Bidens scandes, Sidas, Lotus, Bombax aculeatus, Aristoloquia y Cephaelis;[32] y el veso Viverra mapurito y el Zarcillejo (Chaetogastra canescens) que tiene el mérito de ser la primera planta pintada por los miembros de la Expedición Botánica;[33] entre tantas y tantas otras, que no podemos consignar en un mero capítulo de libro.  

Pero Mutis no solamente se dedicó a recolectar plantas, hierbas y semillas y a realizar diagnosis de las mismas, sino que también realizó diversos estudios sobre la vigilia y el sueño de las plantas. En dicho trabajo va comparando como despiertan y/o como asumen el sueño diversas plantas, tales como las Tiandras, las Exandras y las Commelinas, entre otras, y al respecto va indicando minuciosamente como se van presentando los pétalos, el cáliz, las corolas y otras partes de las flores indicadas, al ojo del observador experimentado.[34] 

Y por supuesto, estudios botánicos tan completos sobre referentes florísticos endógenos o exógenos propios del universo neogranadino, llevaron aparejados estudios sobre la química y la estructura de sus objetos de estudio, como por ejemplo sobre la quina y otros, tal como lo ha señalado Saladino García, entre otros.[35] E incluso también, en tanto la quina era un elemento utilizado como sustancia medicamentosa, Mutis se vio obligado a indicar la preparación de la quina y la proporción de los otros componentes que finalmente van a constituir el remedio propiamente tal; tal como ha quedado de manifiesto en uno de los números del Papel periódico de Santafé de Bogotá.[36] 

Pero si queremos presentar una sinopsis de sus trabajos taxonómicos, hay que tener presente que su esfuerzo de clasificación no se centraba solo en identificar especímenes florísticos, de plantas o de hierbas; sino que también realizó diagnosis de peces, aves, coleópteros y otros referentes. Así, recuérdese que ya de partida, en el viaje de España hacia Colombia, en la nave La Castilla en 1760, venía identificando diversos referentes bióticos. Entre éstos por ejemplo, algunas aves tales como  ciertos tipos de pelícanos (familia Pelicanae), o algunos tipos de gaviotas, del género Laurus; o peces como la barracuda (Sphyraena), o insectos de la familia  Panorpidae, como el Panorpa pelágica o el Pyrophurus noctilucos, por mencionar algunos, tal como han venido destacando Bernal Villegas y Gómez Gutiérrez.[37] Y así continuó Mutis luego en 1761, ya en Nueva Granada, por ejemplo en su viaje por el río Magdalena, donde identificó a decenas de tipos de aves y de peces cuyo hábitat es justamente este río; con razón uno de los documentos de estudio que nos ha legado el sabio gaditano se titula: Catálogo de los pájaros y peces del río Magdalena.[38] En rigor, esta notable preocupación taxonómica ilustrada continuó cuando contó formalmente con su equipo de dibujantes y pintores, al constituirse la Expedición Botánica; a quienes les exigió pintar diversos mamíferos, aves y peces que encontraran a su paso. Y su esfuerzo en este sentido se comprende aún más, cuando observamos que Humboldt describió a un tipo de pez andino -el denominado “pez capitán”- tipificándolo como Eremophilus mutisii (1805),[39] como un manifiesto homenaje a Mutis. También, sabemos que Mutis durante un tiempo se dedicó a estudiar a las hormigas y a las termitas, observando cuidadosamente sus terromonteros y midiendo sus alturas.[40] 

Como corolario de todos estos trabajos sostenidos por más de 25 años, en 1807, envió a las autoridades políticas de la Corona Española su magno trabajo: Flora de Bogotá. Empero, España estaba en una situación política muy difícil y la ciencia no era la prioridad, por tanto, el trabajo quedó arrumbado en los archivos del Jardín de Plantas de Madrid.[41] 

Ecología 

Por supuesto que Mutis ni sus pares estaban conscientes de una ecología como es entendida ahora, toda vez que esta voz fue empleada por primera vez por el zoólogo alemán Ernst Haeckel (1869). Empero, Mutis al igual que otro sabios ilustrados como A. J. Cavanilles o Manuel de Aguirre, que van dejando atrás las concepciones fijistas y estáticas de la tierra,[42] sí percibía a la naturaleza como un universo dinámico que es vulnerado por la acción humana, e intuía claramente la idea central de lo que hoy sabemos que estudia la ecología: el equilibrio y conservación del medio ambiente, y en este sentido, hay que tener presente que Mutis en las notas que escribía a los miembros de su equipo técnico en relación al acopio de quinas, dejaba muy en claro que por ningún motivo debía destruirse totalmente el árbol, sino más bien “…cortar con hacha a una vara de altura de sus raíces: y de este modo queda proporcionado a retoñar, ocupando un lugar útil en el monte para la posteridad.”[43] 

Este tipo de sugerencias era muy frecuente en las cartas y notas de Mutis a su personal. Lo propio realizaba para preservar vastas áreas verdes; v. gr. a este respecto recordemos que Mutis escribió una carta a un funcionario público de su época en  que apuntaba a la conservación de ciertas zonas en Santafe de Bogotá: Justamente el breve ensayo se intituló: “Preservación de las zonas verdes en Bogotá” y aquí principiaba llamando la atención sobre la necesidad de superar la suciedad e inmundicia que afean las calles y contaminan el aire, y clamaba por una urgente limpieza y aseo de las calles por parte de los propios vecinos, para que se aboquen “a la sencilla pensión de barrer el suelo de su respectivo reciento, limpiándolo de los excrementos, basuras y escombros, en que consiste la sanidad y decoro de la capital;”[44]  y luego sugería no cortar la grama y las plantas menudas de Santafé de Bogotá para que dicha tala no afecte al equilibrio entre el corpus físico y la salud de la población.[45] 

Matemática y astronomía 

Otra faceta destacable en Mutis es su pasión por la matemática, la física y la astronomía; en especial cabe destacar que el sabio gaditano, casi recién llegado a Santafé de Bogotá, se enfrascó en una confrontación contra el sistema de enseñanza escolástica de las matemáticas, que se daba en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, donde dictó clases entre 1762-1767. En efecto, como astrónomo, nuestro sabio gaditano, tenía muchos y actualizados conocimientos de las matemáticas de su tiempo; por ello no es extraño que en marzo de 1762, sea Mutis quien inaugure el curso de matemáticas en el Colegio Mayor de Nuestra señora del Rosario. Así, en su discurso inaugural,  enfatizó en la utilidad de esta ciencia como base de la filosofía experimental, destacando que es la utilidad de una ciencia lo que más obliga a cultivarla con algún empeño y justamente a su juicio era la matemática la que más utilidad ha aportado a lo largo de los siglos.[46]  Y luego, en otro momento de su discurso, señalaba que “el camino está ya abierto en nuestros días y son imponderables los aumentos que ha recibido la física por el grande Newton, y sus esclarecidos secuaces Gravesande, Munschenbroek y Nollet, entre otros igualmente acreedores a las mayores alabanzas.”[47] Lo anterior, es claramente una afirmación de principios que deja de manifiesto que en su cátedra, lo que primará será la matemática y física newtoniana.

Y este asentamiento de la matemática y física newtonianas, continuó durante sus próximos años de docencia en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Así en 1764, nuevamente lo encontramos enfatizando en la conveniencia de seguir estos estudios para comprender adecuadamente los efectos naturales y sus causas, pues desarrollar la física para abordar “…cuestiones sin ninguna importancia, como se ha cultivado generalmente por el dilatado espacio de veinte siglos, se mira ya como una tierra ingrata que sólo produce malezas y espinas”[48] y por ello recalcaba que la física experimental que Newton representa, es la que viene haciendo “de día en día mayores progresos, introduciéndose en todas las ciencias y las artes”[49].

Y luego señala que Newton “…enriqueció tanto las matemáticas con sus profundas meditaciones cuanto es fácil de conocer por el nuevo lustre que les dio.”[50] Y así sucesivamente, va dejando de manifiesto el mayor alcance epistémico de la física newtoniana y su mayor rango de utilidad, al mismo tiempo que va mencionando las obras de Newton.  En suma, un claro rayado de cancha para colegas y alumnos. Tales confrontaciones epistémicas y metodológicas en relación a la enseñanza de la física y de la matemática seguirán en los próximos años, pero Mutis, apoyado en la protección de los virreyes Pedro Messia de la Cerda, Manuel Guirior y Manuel Antonio Flores,[51] siguió con sus reformas curriculares para dejar atrás la enseñanza de la filosofía escolástica y asentar la filosofía experimental. 

En astronomía, recuérdese que al erigirse  el Observatorio de Santafé de Bogotá en 1802, Mutis es designado director de la entidad y esto es un reconocimiento cabal al trabajo sistemático del sabio gaditano y también a la importancia que él ha logrado darle a este saber, dentro del modelo de la ciencia ilustrada y utilitarista que Mutis representa.  Ello es la máxima expresión de asentamiento de la disciplina de la astronomía en el Nuevo Reino de Granada y en toda América central y meridional; en especial si tenemos presente que para esta fecha, en muchos otros países de la Corona española, aun falta mucho para que cuenten con una entidad científica de esta naturaleza. 

Mineralogía y metalurgia 

Entre los años 1766 a 1770, Mutis se incorporó a una compañía privada para explorar las minas de plata de San Antonio en la Montuosa Baja, zona cerca a Pamplona. Se trasladó en 1766 en compañía de Pedro Ugarte con quién había hecho sociedad minera.  Esta empresa fracasó debido a su ignorancia metalúrgica. Mientras Clemente Ruiz, un enviado suyo, viajó a Suecia para aprender nuevos conocimientos metalúrgicos.  Entre 1777 y 1782 estuvo en las minas del Sapo, en las proximidades de Ibagué. En ambos intentos fracasó económicamente, aunque introdujo, junto con su socio Juan José D'Elhuyar, el método de amalgamación para la extracción de la plata. En suma, Mutis contribuyó a la modernización de la minería en el Virreinato, tanto en los aspectos de producción, con nuevas técnicas de explotación, como en los de industrialización, con novedosas formas de empresas mineras. 

El trabajo en las minas logró alternarlo con la   recolección de algunos observables botánicos de su interés. A partir de 1770, luego de abandonar las minas, Mutis  regresó a Santafé de Bogotá. Pero cuando asumió la Dirección de la Expedición Botánica, y tras decidir asentar las bases científicas y operativas de la misma en la ciudad de La Mariquita, rodeada  por las montañas del Quindío y próxima al río Magdalena; volvió a realizar tareas de prospección minera. En efecto, el virrey Antonio Caballero y Góngora le solicitó buscar terrenos metalíferos ricos en mercurio, por ello y durante un tiempo Mutis recorrió las regiones del Quindío y obtuvo algunas muestras de sulfuro de mercurio que ofreció a la autoridad política de Nueva Granada. Al parecer, finalmente no se continuó con la fase siguiente de implantación del laboreo, puesto que no se ubicaron las vetas madres.[52] 

Como se ha podido observar, la producción científica de Mutis cubre diversas disciplinas y se desplaza entre la educación superior, la historia natural, las ciencias vinculadas a las ciencias de la vida, la astronomía, la medicina, la matemática y la  técnica, entre tantas otras. Estos campos del saber, en rigor los fue desarrollando en torno a  su praxis centrada en dos ejes temáticos: como el difusor de la ciencia moderna en Nueva Granada y como el principal buscador de lo identitario de la naturaleza neogranadina. 

Hacia una conclusión 

La obra del sabio gaditano, fue un pilar muy significativo para el desarrollo de la ciencia en Nueva Granada primero y más tarde para la joven República de Colombia; en rigor, sus logros científicos específicos actuaron como un puente entre la ciencia Ilustrada y los albores de la ciencia de lo que hoy es Colombia. En esencia, podemos colegir que Mutis cumplió un importante papel en la construcción de la ciencia neogranadina al pensar y articular la Expedición Botánica por una parte y al actuar como difusor del conocimiento ya alcanzado desde esta región de América para insertarlo al corpus científico universal. También actuó como embajador o gestor de redes de intelectuales y de científicos; tanto por tener que buscar, estructurar y orientar a los pintores, dibujantes, botánicos, técnicos y otros científicos miembros de la Expedición Botánica; cuanto por el fluido intercambio de conocimientos, obras y referentes botánicos con los más destacados científicos de su época. 

Por otra parte, creemos que su trabajo en general, muestra dos etapas: La primera de ellas, alude a la consolidación de la ciencia moderna identificada con el paradigma de las tesis copernicanas y newtonianas que le tocó defender y asentar en Nuevagranada. Y la segunda, se identifica claramente con la praxis de una ciencia útil que busca lo vernáculo y lo identitario in situ para asentar lo peculiar novogranadino en la ciencia universal. Ello, en virtud de la Expedición Botánica que pensó, esperó, articuló y puso en marcha; aportando así, un perfil cualitativo y epistémico nuevo de la ciencia en los orígenes de la actual Colombia. Un verdadero pivote para el proceso de construcción de la ciencia no sólo en Colombia, sino para todas las emergentes  comunidades científicas de América.


* Los autores agradecen algunas sugerencias bibliográficas complementarias aportadas por el profesor Patricio Leyton A., de la PUCCH, Stgo., Chile.

[1] Rueda Enciso, José Eduardo. s/f. Mutis José Celestino. Gran Enciclopedia del Círculo de Lectores, Tomo I, Biografías en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografías/mutijose.htm. [Consulta: 06-07-2014] 

[2] Cf. Rueda Enciso, José Eduardo. s/f.: Mutis José Celestino; op. cit. Y también en: Knudsen, Hans-Peter: “Presentación”, en: Bernal V., Jaime y  Gómez G., Alberto: A Impulsos de una Rara Resolución. El Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760-1763; Pontificia Universidad Javeriana y U. del Rosario, Bogotá; 2010; p. 13.

[3] Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis, Historia 16 e Ediciones Quórum, Madrid, 1987; pp.15 y 150.

[4] Cf. Fonnegra, Gabriel: Mutis y la Expedición Botánica, El Áncora editores, Bogotá, 2008; p.153. Los lectores interesados en conocer el detalle de la Real Cédula que designa a Mutis Director de la Expedición y las características administrativas de la misma, pueden consultar por ejemplo: Vezga, Florentino: La Expedición Botánica, Ed. Minerva, Bogotá, Colombia, 1936; pp. 26-28.

[5] Martín, M. Paz; op. cit.; p.56.

[6] Cf. Rueda Enciso, José Eduardo. s/f.: Mutis José Celestino; op. cit.

[7] Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.;  p.13. 

[8] Vd. Quer, José: Flora española, o historia de las plantas que se crían en España (6 vol.) (1762-1784). Impr. de Joaquín Borrachina, Madrid.  

[9] Cf. Del Pino  D., Fermín: “América y el desarrollo de la ciencia española en el Siglo XVIII: Tradición, Innovación y Representaciones a propósito de Francisco Hernández”,  en: La América Española en la Época de las luces; Edic. Cultura Hispánica, Madrid, 1988;  p.135.

[10] Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.;  pp. 40, 46, 57 y 151. 

[11] Linneo, Karl: Sistema de los vegetales. Resumen de Don Antonio Paláv y Verdéra, Segundo catedrático en el Real Jardin Botánico de Madrid, Imprenta Real, Madrid, 1788; p. 507.

[12] Cf. Ibáñez, Pedro M.: Las Crónicas de Bogotá  y sus inmediaciones, Bogotá, 1981; p. 193.

[13] Cf. Ramírez, Alex: “La etnobotánica latinoamericana en la obra de Humboldt”, en: Zea, Leopoldo y Magallón, Mario: El Mundo que encontró Humboldt, Instituto Panamericano de Geografía e Historia,  Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1999; p.93.

[14] Los lectores interesados en conocer en profundidad  los aportes de estos sabios ilustrados, pueden consultar:   García Cáceres, Uriel: La Magia de Unanue, Fondo Edit. del Congreso del Perú, Lima, Perú; 2010. Y Saldivia M., Zenobio: Una Aproximación al Desarrollo de la Ciencia en Nicaragua, Bravo y Allende Editores, Stgo., Chile, 2008.

[15] Cf. Gómez D., Nicolás: “Madrid. Siglo XVIII de Austrias y Borbones”, en: Bernal V., Jaime y  Gómez G., Alberto: A Impulsos de una Rara Resolución. El Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada 1760-1763; op. cit.; p. 32.

[16] Cf. Vezga, Florentino: La Expedición Botánica; op. cit.; p.37.

[17] Martín, M. Paz; op. cit.; pp. 55-56.

[18] Cf. Vezga, Florentino; op. cit.; p.37.

[19]  Cf. Knudsen, Hans-Peter: “Presentación”, en: Bernal V., Jaime y  Gómez G., Alberto: A Impulsos de una Rara Resolución. El Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760-1763; op. cit.; p. 13.

[20] Cf. Peset, José Luis: “José Celestino Mutis y las etapas de la ciencia novogranadina”,  La Ciencia Española en Ultramar, Ateneo de Madrid, Madrid, 1991; p. 180.

[21] Rueda Enciso, José Eduardo. s/f.: Mutis José Celestino; op. cit.

[22] Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; p. 14.

[23] Cf. Ibáñez, Pedro M.: Las Crónicas de Bogotá  y sus inmediaciones; op. cit.; p. 158.

[24] Este trabajo fue publicado por secciones en el Papel Periódico de Santafé de Bogotá (dirigido por Manuel del Socorro Rodríguez) a partir del N°89 del 10 de mayo de 1793, hasta el N°129, del 14 de Febrero de 1794.

[25] Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; pp.11-12.

[26] Al respecto puede consultarse Saldivia, Zenobio: “El abate Juan Ignacio Molina y el saber Ilustrado”, Rev. Creces Vol. 16, N°9, Stgo., Chile, 1998; pp. 42 y ss. Y también del mismo autor en: La Visión de la Naturaleza en tres científicos del siglo XIX en Chile: Gay, Domeyko y Philippi; Ed. U. de Santiago de Chile, Stgo., Chile;  2003; pp. 53 y ss.

[27] Figueroa, Marcelo F.: “Botanizar y herborizar la flora americana. Mutis, Gómez Ortega y el Inventario Ilustrado español del S. XVIII”, en: http://eh.net/XIIICongress/cd/papers/60Figueroa49.pdf [Consulta: 08-05-2014].

[28] Cf. Caldas, Francisco José de: “Nota Biográfica. Artículo necrológico del señor José Celestino Mutis”, Semanario del Nuevo Reino de Granada, Santafé de Bogotá, N°37.

[29] Cf. Bernal V., Jaime y  Gómez G., Alberto: A Impulsos de una Rara Resolución. El Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760-1763; Pontificia Universidad Javeriana y U. del Rosario, Bogotá; 2010; p. 111.

[30] Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; pp. 113-114.

[31] Cf. Vezga, Florentino: La Expedición Botánica; op. cit.; p. 98.

[32] Cf. Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.; pp. 30-36 y 144.

[33] Cf. Vezga, Florentino: La Expedición Botánica; op. cit.; p. 41.

[34] Ibídem.; pp. 120 y ss. Y también en Fonnegra, Gabriel: Mutis y la Expedición Botánica, El Áncora editores, Bogotá, 2008;   p.128 y ss.

[35] Cf. Saladino García, Alberto: Ciencia y Prensa durante la Ilustración latinoamericana; U. Autónoma del Estado de México, México; 1996;  pp. 218 y ss.

[36] Vd. Mutis, José Celestino: “El Arcano de la Quina revelado a beneficio de la humanidad”, Papel periódico de Santafé de Bogotá, 1793.

[37] Cf. Bernal V., Jaime y  Gómez G., Alberto: A Impulsos de una Rara Resolución. El Viaje de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada, 1760-1763; op. cit.; pp. 73 y ss. 

[38] Ibídem.; pp. 151 y ss.

[39] Cf. Mujica, José Iván et al.: “Peces del Valle Medio del Río Magdalena, Colombia”, Rev. Biota Colombiana, U. Nacional de Colombia e Instituto Humboldt, Vol. 7 (1), Bogotá; 2006; p. 24.

[40] Cf. Vezga, Florentino: La expedición Botánica; op. cit; p. 100.

[41] Cf. Núñez Uricolchea, José María: Memoria sobre el sabio Naturalista español Don José Celestino Mutis; op. cit.; p. 75.

[42] Cf. Urtega, Luis: La Tierra esquilmada. Las ideas sobre la conservación de la naturaleza en la cultura española del siglo XVIII, Edic. del Serbal S.A. (Barcelona)  y del Consejo superior de Investigaciones Científicas (Madrid), 1987; pp. 31 y ss.

[43] Mutis, J.C.: Nota Remitida al Comandante de Barina, D. Fernando Mijares, el 25 de abril de 1790; citado más ampliamente por Martín, M. Paz: Celestino Mutis; op. cit.;  pp. 136 y ss.

[44] Fonnegra, Gabriel: Mutis y la Expedición Botánica, El Áncora editores, Bogotá, 2008;   p. 213 y ss.

[45] Ibídem.; p. 216.

[46] Cf. Mutis, José Celestino: “Discurso pronunciado en la apertura del curso de matemáticas en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario”, 13 de marzo de 1762. Citado más ampliamente por Fonnegra, Gabriel; op. cit.; p. 27.

[47] Ibídem.; p.33.

[48] Cf. Mutis, José Celestino: “Elementos de la filosofía natural que contienen los principios de la física demostrados por las matemáticas y confirmados con observaciones y experiencias dispuestos para instruir a la juventud en la doctrina de la filosofía newtoniana en el real Colegio del Rosario de Santa Fé de Bogotá en el Nuevo Reino de Granada” (1764). Citado más ampliamente por Fonnegra, Gabriel; op. cit.; p. 39.

[49] Ibídem.

[50] Ibídem.; p. 47.

[51] Vezga, Florentino; op. cit.; p.86.

[52] Cf. Vezga, Florentino; op. cit.; p.36.

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Zenobio Saldivia Maldonado. Profesor de filosofía (U. de Chile), Mg. en Filosofía de las Cs. (Usach) y Doctor en Pensamiento americano, con mención en Historia de las ciencias, (Usach), Santiago de Chile. Profesor Honorario de la U. Continental, Huancayo, Perú., Miembro Honorario del Colegio de Psicólogos del Perú, Ica Perú. Dr. Honoris Causa U. Ada Byron, Chincha, Ica, Perú. Miembro Honorario de la Universidad Continental de Ciencias y Tecnología, Huancayo, Perú. Profesor titular de la U. Tecnológica Metropolitana, (UTEM), Santiago. Diversos artículos suyos, sobre historia de las ciencias y epistemología, han aparecido en publicaciones de su país y de Argentina, Perú, Uruguay, Nicaragua, Panamá, El Salvador, México, Brasil, España, Costa Rica y EUA. Ha participado en eventos nacionales e internacionales. A la fecha tiene 26 libros publicados; entre los últimos se destacan: Lecturas de Epistemología, Editorial Bravo y Allende, Santiago 2020. El Mercurio de Valparaíso. Su rol de difusión de la Ciencia y la Tecnología en el Chile Decimonónico, (Bravo y Allende Editores, Stgo., 2010). Ensayos de Epistemología , (Compilador) (Bravo y Allende Editores, Stgo., 2012). Ensayos de Filosofía, (Bravo y Allende Editores, e Ilustre Municipalidad de Sta. María, Stgo., 2012), Adiós a la Época Contemporánea, Bravo y Allende editores, Stgo., Chile y U. Continental de Cs,. e Ingeniería, Perú, 2014). Actualmente se desempeña como profesor de Epistemología e Historia de las Cs., en la U. Tecnológica Metropolitana, Stgo., Chile y como Director del Depto. de Hdes. de la misma institución y Director de la Rev. Electrónica Thélos del Depto. de Hdes. de la U. Tecnológica Metropolitana.
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U. Tecnológica Metropolitana. Depto. Humanidades: Padre Miguel de Olivares N° 1620 Santiago, Chile.

Fono: +56-227877424

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